Revista Cultura y Ocio
A mediados del siglo XIX, Solomon Northup, un violinista negro que disfruta de su libertad en Nueva York, es secuestrado y vendido como esclavo en el sur de Estados Unidos, donde trabajará para distintos amos en las plantaciones de Lusiana. Mientras experimenta distintas vejaciones y torturas, jamás se rendirá en su incansable lucha por la libertad.
Estamos ante la película del año, un triunfo cinemtaográfico, un ejemplo de cine con mayúsculas capaz de emocionar, ilustrar, conmover, enseñar humanidad y denunciar a través de la historia de unos personajes con quienes podemos sentirnos identificados. 12 años de esclavitud es la tercera película de Steve McQueen, director inglés formado en el terreno del vídeo-arte que en 2008 nos descubriría al actor Michael Fassbender en la pequeña película Hunger. A finales de 2011 volvió a cautivarnos con Shame, el desgarrador relato contemporáneo protagonizado por unos sobresalientes Carey Mulligan y de nuevo Fassbender, y ahora regresa con su proyecto más ambicioso hasta la fecha, que supone su consagración como uno de los directores jóvenes más brillantes que tener en cuenta.
12 años de esclavitud adapta la autobiografía homónima de Solomon Northop, quien narró las circunstancias de su cautiverio y después pasó a defender el movimiento abolicionista en Estados Unidos en los albores de la Guerra de Secesión. La historia de Northop es uno de los varios testimonios que se conservan de los horrores de la esclavitud en el sur de Estados Unidos, y gracias al trabajo del guionista John Ridley y de McQueen se ha convertido en una película excelente en todos los aspectos. La historia avanza con firmeza, combinando a la perfección el desarrollo de los personajes, en especial de su protagonista y de sus amos, con episodios que narran sin tapujos las atrocidades cometidas contra los esclavos. De este modo, 12 años de esclavitud presenta un valor histórico adicional al mostrar los horrores de este período de la historia reciente con la mayor fidelidad a los testimonios que hoy conservamos (precisamente, este aspecto lo pasaba por alto la reciente Django desencadenado con su enfoque distendido). McQueen opta por un estilo de dirección sereno y visceral, capaz de ofrecer escenas de un realismo y de un dramatismo insólito. A esto hay que sumarle la prodigiosa ambientación, capaz de recrear el funcionamiento de una plantación de algodón con detalle, de mostrar las condiciones infrahumanas en que vivían los esclavos, y de retratar el aura extrañamente mágica de los pantanos de Luisiana, a lo cual hay que sumar la tenue pero acertada banda sonora de Hans Zimmer, otra vez con ecos de Origen.
Un proyecto de estas características requería un reparto entregado, y en 12 años de esclavitud todos sus integrantes están inspirados: desde la debutante Lupita Nyong'o a la breve pero conmovedora participación de Brad Pitt, también productor de la película. Sorprenden las intervenciones de Paul Dano, del siempre cumplidor Paul Giamatti, de un más que convincente Benedict Cumberbatch, de una perturbadora Sarah Paulson, e incluso los breves papeles de Garret Dillahunt (Raising Hope) y de Scoot McNairy (Monsters). Dejamos para el final los halagos para los dos protagonistas de la función, puesto que 12 años de esclavitud supone la confirmación de dos grandes actores: por un lado la de Chiwetel Ejiofor, actor británico que lleva años regalando papeles más que convincentes en películas como Plan oculto, Cinturón rojo o American Gangster, y que aquí da vida al sufrido protagonista, cuya cultura y fuerza de voluntad le ayudarán a sobrevivir las atrocidades que padece como esclavo, esperemos que a partir de ahora pase a la primera línea de actores y podamos verle más a menudo en la pantalla grande; y por otro lado presenciamos la consagración de Michael Fassbender, quien merece todo reconocimiento posible por dar vida al enfermizo, cruel, despiadado pero también humano terrateniente Edwin Epps.
No puedo sino recomendar que acudan a ver en pantalla grande 12 años de esclavitud, pues para mí películas como ésta demuestran cuál es el poder del cine, con historias humanas capaces de sacar a la luz lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Le deseo todo lo mejor en la temporada de premios. No se pierdan una de las películas del año.
Ficha de la película.