Escribir una novela es un acto placentero que trae consigo grandes retos desde el principio hasta el final. Muchos creen que todo termina cuando se coloca el punto final, pero lo cierto es que, el trabajo apenas comienza.
Las correcciones en estilo, ortografía, gramática, entre otros aspectos; son algunos de los puntos que deben cuidarse.
Si ya terminaste tu novela y estás en proceso de cambios y correcciones, la autora Olivia Ardey tiene para ti 12 consejos que pueden servirte para hacer un mejor trabajo.
1- Al texto hay que darle como mínimo tres vueltas. Pero, muy importante: saber decir “se acabó”. Si no, puede convertirse en algo eterno.
2- Primera corrección: ortografía, erratas, guiones, frases hechas, muletillas, repeticiones.
Utiliza un corrector ortográfico on line o el que Word lleva de serie.
Pero ¡ojo!, no son absolutamente fiables porque no distinguen, entre
otros, los acentos diacríticos. Nada más infalible que el ojo humano.
Pide ayuda, si es necesario.
3- Las editoriales prefieren un formato
Times New Roman 12 p., páginas numeradas, sangría en primera línea,
espaciado doble o 1’5 (todo ello en FORMATO PÁRRAFO) y guiones largos
(CTRL + ALT + guión del teclado numérico). Esto de los guiones es fácil
arreglarlo con la función REEMPLAZAR.
4- Si ves que tiendes a repetir frases, expresiones o palabras, usa un diccionario de sinónimos.
5- Palabras en las que dudes de si su
significado se ajusta a lo que quieres expresar, te será útil el buscón
on line del diccionario de la RAE.
Y ahora que el texto está correcto (no
desesperes, todo el mundo se equivoca y la perfección absoluta
imposible: siempre, siempre, siempre que releas tu novela, incluso
cuando ya esté publicada, encontrarás algún fallo).
6- Segunda Corrección, vamos a por la historia.
Errores que pueden suceder: equivocarse de nombre en un personaje o
lugar, fallos en las características físicas de los personajes,
equivocaciones en la acción (un personaje sale por una puerta sin
abrirla, entran tres personajes en un lugar y al final de la escena
alguno “se pierde”…), fallos en distancias, errores temporales (es de
día y a mitad de escena está oscuro, transcurre una semana entre una y
otra acción y en el texto dice “tres meses atrás”).
8- Revisar con ojo de lector lo que nos suene incongruente.
Diálogos que no nos convencen, frases en boca de un personaje que
suenan raras, escenas que sobran o pueden unirse, cambiar escenarios,
algún fallo en la estructura, suprimir algún personaje secundario cuya
función no está demasiado definida, párrafos demasiado descriptivos que
se hacen pesados, repetición de ideas. Un consejo útil: ante un texto
cuya redacción no convence, ayuda mucho leerlo en voz alta. Escrito
puede que nos resulte pasable, pero la prueba de oído es infalible.
7- Corregir las dudas de documentación.
Para no emplear tanto tiempo, es mejor subrayar cada duda y realizar
las consultas todas al final (¿se llama así ese lugar?, ¿las distancias
son correctas?, ¿existía el lápiz en esa época?…)
Ya tenemos nuestra novela bien pulida,
vamos a darle el repaso definitivo. Si puede ser, déjala reposar dos
meses en un cajón. Durante ese tiempo, ni pienses en ella y embárcate en
una aventura distinta. Cuando la leas de nuevo, la verás con otros
ojos.
8- Tercera corrección: el borrador.
El texto no se ve igual en pantalla que en papel. Importante imprimirlo
con el formato que le enviaremos al editor (el que he señalado antes).
Si no quieres gastarte dinero en el gusanillo, taládralo y usa una
carpetilla para evitar que se traspapele alguna página.
9- Ármate de bolígrafo rojo y post-it. Señala cualquier fallo que veas, de la primera página a la última. Luego, pasa esas correcciones al ordenador.
Y ya por último, es importante que:
10- No te relajes. Que tu
atención esté al 100% tanto en las primeras páginas como en las últimas.
Yo empiezo la segunda corrección del último capítulo al primero para
que el final no quede descuidado.
11- Antes de enviar el manuscrito a una editorial, pide a algún amigo de confianza que lea tu novela
y sepa aconsejarte mostrándote los fallos que no le convencen.
Importantísimo que sea alguien que te dé una opinión sincera (y tú, como
autor, estés dispuesto a oírla y aceptarla). No sirve de nada que nos
regalen los oídos, las críticas nos ayudan a aprender y mejorar.
Recuerda que ocho ojos ven más que dos.
12- Corregir es también escribir.
A algunos escritores les resulta la parte más pesada de la escritura;
otros, en cambio, disfrutan muchísimo de ella. En cualquier caso, es un
trabajo inevitable. Así que, hay que afróntalo con alegría y muchas
ganas.
Si has llegado hasta aquí, seguro que
piensas que la corrección es cargante y engorrosa.
Cuesta su tiempo,
pero no es difícil. Los editores quieren leer manuscritos en óptimas
condiciones. Y nosotros queremos que el nuestro lo lean, hagamos pues
cuanto esté en nuestra mano para que no lo desestimen al primer golpe de
vista por ese motivo.
Paso final: ve y registra la propiedad intelectual de la novela, que la obra es tuya.
Biografía
Olivia
Ardey nació en Alemania, pero al poco tiempo su familia se trasladó a
Valencia, donde reside con su marido y sus dos hijos. Ha crecido, vive y
trabaja entre libros. Además de cuentos y relatos, varios de ellos
premiados, publicados en diversas antologías (uno de ellos traducido y
publicado en Italia), es autora de las novelas románticas Dama de Tréboles (La Esfera de los Libros, 2009) y Delicias y secretos en Manhattan (Éride Ediciones, 2011). En febrero de 2013 verá la luz su tercera novela, Bésame y vente conmigo, de la mano de Editorial Versátil.