El 12 de octubre se produce, año tras año, un desfile donde se muestran nuestras “fuerzas de paz”. Eso sí, mayoritariamente vestidos de verde, en apoyo (supongo) de la lucha por la defensa de la enseñanza pública.
Más allá del coste de tamaña exhibición de armas para mostrar el carácter pacífico, supone un factor de muestra de algunos de los valores que tant@s plantean como fundamentales, frente, por ejemplo, a aquellos que sólo plantean exhibir sus derechos ciudadanos. No son las fuerzas armadas, sino las desarmadas, las que parecen suponer un peligro, y de ahí que siga hablándose de “radicales” para referirse a aquell@s que intentan defender los derechos de tod@s y plantean demandas de mayor justicia social, mientras que no son radicales los que año tras año engordan unos presupuestos de defensa indecentes, en nombre de una supuesta “defensa” frente a las múltiples amenazas, reales o ficticias, que parecen ser mucho más peligrosas que la pobreza o la injusticia, que, evidentemente, no suponen peligro alguno para la integridad de la ¿patria? ¿común?.
Como muestra J.R. Mora, esta tarde, en todo el mundo, nos toca a las “fuerzas desarmadas” exhibir nuestro poderío, cambiando las armas, aviones, tanques y demás parafernalias “pacifistas” por nuestras muy violentas voces, manos, cacerolas y silbatos… Ojalá el “desfile” esté lleno hoy. No acudirán las autoridades, civiles ni militares, ni los altos ejecutivos de las grandes empresas, ni los dirigentes de los partidos políticos que “nos representan”, y ni siquiera la más alta magistratura del Estado, nuestro querido rey Juanqui, que prefiere pedirnos que nos ajustemos el cinturón antes que mostrarse como lo que dice ser: “rey de TOD@S los españoles” ¿De todos?
Al príncipe Felipín le dieron la invitación para que acudiera. ¿Aparecerá para demostrar que él también será en el futuro “rey de TOD@S los españoles”, o preferirá seguir siendo, como su padre, alguien que mira más por sus intereses, monárquicos y económicos, personales, que por el bienestar y dignidad de aquéllos que por definición son sus súbditos?
Con todo, la verdad es que me importa una mierda el rey y su heredero. Quién de verdad me importa eres tú, esa persona anónima que, junto conmigo y otros muchos nosotros, demostraremos que somos más, que tenemos más dignidad, y que seguiremos luchando para defender nuestros derechos. Mostrémonos, que hoy es un gran día para ello. Nos vemos en la calle. Allí te espero.