Revista Cultura y Ocio
Vetusta Blues. -“1200 euros”
1200 euros, contantes y sonantes. Ya sabemos el coste de veinticuatro años de régimen en Oviedo. Mil doscientos bonitos euros de cada ovetense. Piensen en todo lo que harían con ellos. Piensen en el porqué de este pago, debido a Gabino de Lorenzo y sus satélites (esos que aún asoman su alta cerviz como si nada hubiera sucedido en esta ciudad en dos décadas y media). No deja de resultar glorioso, invicto y súmenle todos los adjetivos despampanantes que deseen que los ovetenses vayamos a pagar los desmanes de un grupo de poder -léase régimen- mientras ellos se van de rositas.
Pues sí, Oviedo consiguió acercarse a Estados Unidos. Ni en Hollywood se pagan fincas como la Villa Magdalena de nuestros dolores. Ni en Nueva York tenían un complejo como el Asturcón para sus caballos. La ciudad de los palacios, decían. La ciudad de los marrones y de la ruina es la que nos encontramos a nuestro alrededor.
Y aún hay la suma desfachatez de enmarronar a Antonio Masip en todo este asunto. 1200 euros de nada para pagar la política cultural de un alcalde que consiguió acabar con la música en directo en la ciudad en 2004, que abonó millones de euros a un trasunto de “Operación Triunfo” durante años mientras negaba a un festival pionero como el Oviedo Múltiple el pan y la sal. No vamos a hablar del fútbol y de su infausto concejal de (supuesta) cultura, hoy atrincherado en la Junta del Principado, de la laca y de las dietas de viajes inexistentes, tampoco...
Tantas y tantas que el asco supera cualquier análisis. ¿Cómo pudieron? No se preocupen que siempre habrá algunos paniaguados que los justifiquen, quienes por un puñado de euros intentarían convencernos de que no, que estos 1200 euros no son nada. Ahora que contemplamos tanta ruina en Oviedo, en el abandonado Cristo, en la plaza de toros que se cae, en los chalets de la Vega, en tantos y tantos lugares a los cuales podríamos destinar 1200 euros... Pero, no, hay que pagar los desmanes de un régimen que pretende sorprendernos con escándalos ajenos y que sólo nos maravilla con nuevos marrones para que la ciudad no deje de retroceder.
Y todavía saldrán, vendiendo su gestión, hablándonos de un mundo maravilloso. Han tenido veinticuatro años para mostrar cómo era su gestión. Ahora, al desnudo, la vemos. Y nos produce dolor y vergüenza. 1200 euros, que pagan esos pringados ovetenses. Que pagamos los pobrecitos ovetenses. Asco, rabia. No se les vuelva a ocurrir asomar su altiva faz, eso sería lo último que podríamos soportar después de haberles abonado 1200 euros por sus desmanes, por sus presunciones, por su gran gestión de lo nuestro. 1200 euros de ná.MANOLO D. ABADPublicado en el diario "El Comercio" el miércoles 18 de mayo de 2016