He jugado más Among Us y, a su vez, he tenido algo más de fortuna, pues me he encontrado con interesantes grupos de personas, aunque no he podido jugar tanto con estas personas. Sin embargo han habido buenos juegos. He ganado partidas como Impostor, también las he perdido, pero siempre juegos serios, bien pensados, y por ende también divertidos, no como en otras ocasiones cuando uno se encuentra con imbéciles que hacen las cosas a tontas y a locas. También he ganado y perdido como Crewmate, de hecho hubo una victoria memorable. Todo partió cuando quedaban siete vivos y una muerte en particular generaba polémica: un amarillo versus un café que se culpaban mutuamente de un asesinato. Como éramos siete no votamos porque existe esa regla no escrita de "we skip on seven", así que continuamos con el siguiente round, en el cual, por esas cosas del azar, terminé andando con un morado y con el amarillo en disputa. Estuvimos los tres juntos y juntos fuimos a la sala de electricidad a arreglar la luz, pues los impostores la habían apagado. Llegamos a la sala y habían dos muertos. Reportamos. Curiosamente, el café dijo que era un doble asesinato, es decir cuando los impostores asesinan juntos, e intentó echarle la culpa al amarillo. Yo y el morado defendíamos al amarillo, porque era imposible que haya cometido uno de los dos asesinatos, por lo que era obvio que en el round anterior, el de la polémica, no era el asesino sino que el café. Había gente que defendía al café, y un par de indecisos. Votamos y tanto el amarillo como el café quedaban empatados a dos, por lo que ninguno fue expulsado. Esto claramente significaba que íbamos a perder, pues éramos cinco y a los impostores les bastaba sólo con un asesinato más para ganar. No sé qué pasó pero los impostores no mataron a nadie y yo alcancé a pulsar el botón de emergencia. Comencé con un enérgico "what are you doing!", para explicarles mejor el porqué el café era el puto asesino, y por fin lo expulsamos. Quedamos cuatro. Nadie moría, pero era obvio que el asesino intentaba separarnos y toda la cosa. Al final concluimos que el cyan era el otro asesino, pues con el morado y el amarillo confiábamos mutuamente y era obvio que, en los votos anteriores (el del empate y el del desempate: cuando fue a dos, el morado había dejado en blanco, cuando fue tres dos en contra del café, el morado se decidió a apoyarnos: era obvio que el cyan seguía intentando cuadrarse con el café), el cyan se había echado al agua. Lo expulsamos y ganamos. Fue una buena partida, una buena victoria. Dos lobbies me han invitado a unirme a sus discords, lo cual me parece bien. Aún no he hecho nada, ni siquiera tengo discord, pero quizás lo haga, el único asunto es que tendría que hablar y dudo que mi capacidad de hablar inglés sea medianamente decente (en el juego la cosa es escrita, como un chat, pero con discord de por medio se hace más fácil presentar pruebas y toda la cosa). Pero quizás lo haga, uno no siempre se encuentra con personas divertidas que, además, se tomen el juego en serio.
He llegado a la conclusión de que debo escribir estas entradas durante el día. Siempre me digo que lo haré en la noche antes de dormir, pero a esa hora es cuando Poki, Rae, CORPSE y la pandilla se juntan a jugar, y prefiero verlos a ellos que cualquier otra cosa. Ayer fue divertidísimo, y dejé de verlo justo antes de que a Poki le diera uno de esos ataques de risa memorables, me habría ido a dormir feliz, ja, ja. Por otra parte, debo volver a leer, supongo que debo hacerme un horario que no sea de noche, aunque de noche está más fresco. Además durante el día siempre tengo sueño y justo en la noche, cuando debo dormir, es cuando el sueño se me va (aunque tampoco es que tenga un subidón de energía). Ya veremos.
En todo caso (y al final me relajé y estoy escribiendo ya entre las 20 y las 21: Rae y Poli y CORPSE no juegan hoy) quería hablar, así rápidamente, de Fraction, un cómic de Shintaro Kago, o como le dicen, maestro del ero guro, que en palabras simples, es una mezcla de gore con erotismo, ya sea en términos puramente visuales, ya sea en términos argumentales o ya sea en ambos casos y en todos los casos posibles. Fraction cuenta dos historias paralelas que, como es de esperar, llegan a unirse en un punto más adelante: primero, un muchacho que trabaja en un restaurante y sus compañeras de trabajo se interesan en el caso de un asesino en serie que descuartiza a sus víctimas, tanto se interesan que no saben que se están metiendo en la boca del lobo. La otra historia corresponde al mismo Shintaro Kago en una crisis creativa, pues ya no sabe qué hacer, quiere que lo dejen de encasillar en eso de "maestro del ero guro", quiere reinventarse y crear algo nuevo e inesperado, por lo que comienza a pensar en historias posibles y, sobre todo, reflexionar en torno al lenguaje del cómic. Y ya no puedo revelar mucho más, salvo decir lo siguiente o el siguiente par de cosas: visualmente Shintaro Kago es un maestro, en efecto. Pero lo mejor de esta obra es ese componente de meta-reflexión sobre los límites y posibilidades del lenguaje del cómic. Si alguna vez pensaron que escribir o dibujar un cómic era hacer cuadros y llenarlos con edificios o personajes, van a tener que pensar un poquito más: Kago me abrió los ojos en muchos aspectos, el tipo realmente domina el lenguaje del cómic, y todo parte de la siguiente base: a diferencia del cine, el cómic no es imagen en movimiento, sin embargo, sus dibujos, que en estricto rigor son imágenes móviles, dan una ilusión diferente de movimiento. Por ejemplo, si vemos una fotografía de un tipo con la boca abierta y los brazos abiertos, pensamos que seguramente está exponiendo algo que lo apasiona porque la fotografía fue capturada en un instante de esa disertación; en cambio, la misma imagen en el cómic nos produce la misma sensación, que un personaje está hablando de algo que le apasiona, sin embargo, ¿por qué pensamos eso, si sabemos que esa imagen se dibujó de la nada y que no fue extraída de la realidad? No sé si me explico bien, pero a veces, en el cómic, la imagen de una persona con la boca abierta y los brazos abiertos no necesariamente significa que está diciendo algo o que se está moviendo, pero Shintaro Kago ya les hará ver los alcances de esa ilusión de la manera en que él sabe hacerlo. Lo mismo corre para los cuadros de diálogo. ¿De dónde vienen? ¿De la boca del personaje que habla? ¿Seguros, seguras? Ahí lo dejo. Lean Fraction, les encantará y sorprenderá.
Y antes de irme, supongo que no hace mal hablar un poco de Shintaro Kago en general, pues en su momento aproveché de leer varios de sus cómics. Para empezar, no soy de vomitar ni nada por el estilo en lo que se refiere a libros, cómics o películas. Pero leyendo algunas obras de Shintaro Kago he sentido verdaderas ganas de vomitar. Muchas de sus imágenes son verdaderamente repugnantes (en el buen sentido, supongo, je, je). Muchas de sus historias son excusas para, en cierta forma, las dos cosas que hace en Fraction: fraccionar el cuerpo humano a gusto, metiendo erotismo y sexo de por medio, y reflexionando o experimentando con los límites y posibilidades del lenguaje del cómic, de las dos o tres o más dimensiones de una viñeta. No miren a huevo a Shintaro Kago por destacar por sus imágenes grotescas y sexualmente explícitas, pues su propuesta comiquera es más compleja de lo que aparenta, y realmente te hace pensar y apreciar mucho más este arte a veces tan denostado, pero que, y esto es algo que no necesita decirse entre quienes saben, alcanza cotas de calidad y belleza artística más veces de las que cualquiera podría imaginar. Yo pienso que los cómics de Enki Bilal son auténticas obras maestras del arte en general, canalizado a través del cómic, pero supongo que eso es otra cosa. Por mientras, vayan a leer a Shintaro Kago, y por si son impresionables, háganlo con el estómago vacío.