El instinto de conservación:La identificación de las trampas, las jaulas y los cebos envenenados
La alegría es la sangre de la vida
La alegría es la clase de sentimiento que experimenta una mujer cuandopone unas palabras por escrito así sin más o cuando consigue reproducir unasnotas a la primera. Qué emoción tan grande. Parece increíble. Es la clase de sentimientoque experimenta una mujer cuando descubre que está embarazada ydesea estarlo. Es la clase de alegría que siente cuando ve disfrutar a las personasque ama. Es la clase de alegría que siente cuando ha hecho algo que la perseguía,que la obsesionaba, que era peligroso, que la había obligado a esforzarse y a mejorarpara poder alcanzar el éxito... tal vez con gracia o tal vez sin ella, pero loimportante es que consiguió crear un algo, a un alguien, el arte, la batalla, elmomento; su vida. Éste es el estado natural e instintivo de la mujer.
Imaginemos por tanto que bajamos por el camino
La alegría salvajeque éstas simbolizan hubiera podido quemarse en el fuego del desuso, en elfuego de la devaluación del propio trabajo Hubiera podido quemarse en las llamasdel silencio que nosotras mismas nos imponemos.Demasiadas mujeres hicieron una terrible promesa muchos años antes decomprender que no hubieran tenido que hacerla. De jóvenes estuvieron hambrientasde estímulo y apoyo básico, se llenaron de tristeza y resignación, abandonaronlas plumas, cerraron sus palabras, apagaron sus cantos, enrollaron sus obras artísticas y juraron no volver a tocarlas jamás. Una mujer en semejante situación ha entrado inadvertidamente en el horno junto con su vida hecha a mano. Y su vida se convierte en ceniza.
La vida de la mujer puede consumirse en el fuego del odio a su propia personapues los complejos son capaces de morder con mucha fuerza y, por lo menosdurante algún tiempo, atemorizarla hasta el extremo de alejarla de la tarea ode la vida que más le interesa. Se pueden dedicar muchos años a no ir, no moverse,no aprender, no descubrir, no obtener, no tomar, no convertirse en algo.La visión que una mujer tiene de su propia vida también se puede consumiren las llamas de los celos de otra persona o de la clara intención destructivade otra persona. La familia, los mentores, los maestros y los amigos no tendríanque ser destructivos cuando sienten envidia, pero algunos lo son sin la menorduda, tanto de manera sutil como de manera no tan sutil. Ninguna mujer puedepermitirse el lujo de dejar que su vida creativa penda de un hilo mientras ella sirvea una relación amorosa, un familiar, un maestro o un amigo antagónico.
Dividida en dos
"Las 90 gotas de agua traspasan la piedra".