13-m

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha asegurado que el mensaje de móvil que sirvió para cercar la sede del PP tras los atentados del 11-M, el 13 de marzo de 2004, en plena jornada de reflexión, se “gestó” en su facultad, por parte de un “grupo de gente” que estuvo pensando cómo generar esa movilización.

El Sr. Iglesias, además de ser líder espiritual de una nueva formación política, presume de pertenecer a la Universidad en cuyo seno se gestó un movimiento de dudosa legalidad. El día de reflexión no se puede hacer propaganda política, y, pese a la nefasta gestión del 11 M llevada a cabo por el gobierno de Aznar, éste tenía tanto el derecho al respeto la jornada de referencia, como el deber de asumir la responsabilidad política en las urnas, como así sucedió. El ruido, el barullo, el desorden, la falta de respeto por las normas establecidas no contribuye a la madurez de la democracia y tampoco parece que sea una forma de ejercer la libertad. ¿Qué hubiese sucedido en el caso de haber invertido los papeles de los partidos, es decir, si Podemos o IU fuesen quienes sufriesen el acoso “espontáneo” de una ciudadanía hastiada?. A buen seguro faltaría tiempo para reclamar los derechos que parecieron no asistir al expresidente Aznar y resto de dirigentes populares, al margen del acierto o error en su gestión de gobierno; precisamente para eso hay elecciones, para que los ciudadanos depositen su confianza en unos o manifiesten libremente su rechazo a otros. Me sorprende que el Sr. Iglesias, por tanto, se sienta orgulloso de pertenecer a una Universidad en la cual se gestó una presión antidemocrática, de dudosa legalidad, y en todo caso, difícilmente admisible, sobre un gobierno saliente contra el que cabía perfectamente la crítica, a través del legítimo derecho al voto.