Leer una historia de terror no es tarea sencilla, ni mucho
menos. Quienes saben deleitarse con la exquisitez de la lectura tienen claro
que este género literario guarda muchos misterios e infinidad de zonas
sombrías. Adentrarse en novelas o cuentos de miedo requiere de cierta osadía y
disposición, entre otras cosas porque tu imaginación despierta voraz y crea mil fantasías a tu alrededor. Por ello es recomendable tener una lista de consejos para no
sufrir consecuencias nefastas. Así que toma nota para que tu viaje a libros oscuros en la noche no termine mal.
1.
Visitantes
no deseados: Si tienes una ventana cerca, ciérrala
inmediatamente y baja la persiana o corre las cortinas. Existen ciertos intrusos malditos que aman
fisgonear a sus víctimas en la noche. Lo mejor es evitar sus ojos habitualmente
rojos e ignorar sus rasguños contra el cristal.
2.
Sombras
en movimiento: Intentar leer terror en la oscuridad, ayudados
tan solo por pequeñas fuentes de luz es muy osado y destacable, pero nuestra
imaginación traviesa gusta de crear sombras aquí y allá. La inquietud se
apoderará de ti, así que lo mejor es tener una buena lámpara que espante esos
espectros que divisamos con el rabillo del ojo una que otra vez.
3.
Libros
entrometidos: Que un ejemplar te cuente su historia está
bien, pero si en una página en blanco empieza a formularte preguntas, mejor
calla o déjalo de lado. Podría acabar
engulléndote y transportándote a pasados escabrosos. Salvo que tengas un
colmillo de basilisco con veneno en él, lo mejor es evitar este tipo de tomos.
4.
Mascotas
tenebrosas: Si tienes un perro juguetón o un tierno gato en casa, lo
mejor sería no tenerlo en la habitación cuando estés leyendo. Dicen que pueden
percibir presencias extrañas y no querrás que la paranoia te domine cuando
empiecen a actuar de modo peculiar. Además, si la mascota es un felino, el Gato
Negro de Poe podría jugarte malas pasadas.
5.
Música
como escudo: Si eres de esos lectores que puede leer con
música de fondo, no dudes en colocar alguna melodía que te acompañe. El
silencio absoluto durante una lectura de horror tiende a ser quebrado por
crujidos misteriosos y sonidos indescifrables, lo cual sin duda hará que tu
corazón palpite enloquecido en más de una ocasión.
6.
Armarios
intrigantes: Si estás cerca de un clóset, lo mejor es que
procures ignorarlo olímpicamente. Hay ciertos roperos que disfrutan haciéndote creer que contienen algo extraordinario.
Y créeme, en las historias de terror los armarios no te llevan a bonitos mundos
como Narnia. La curiosidad mata. Algunos roperos, también.
7.
Hogar, dulce
hogar: Si los seres de ultratumba deciden divertirse contigo, son
pocos los lugares que puedan resguardarte de sus actos. Sin embargo, es
preferible leer historias de terror en la comodidad de tu casa y no en
viviendas ajenas. No querrás ser el amigo desafortunado que se encuentre en una
historia similar a La Caída De La Casa Usher. Lee en tu habitación, donde al
menos sabrás adónde ir cuando quieras escapar de las palabras macabras.
8.
Espejito,
espejito: Cuando la noche ha llegado y tú estás absorto en la
lectura nocturna, lo último que querrás hacer es fijarte en un espejo. Estos
objetos misteriosos bien podrían formar mensajes aterradores en su superficie o
servir como puente para conectar dimensiones que no son recomendables para un
humano. Lee con la mayor tranquilidad que puedas, pero no te atrevas a buscar
tu reflejo en el espejo, pues podrías llevarte una desagradable sorpresa.
9.
Fiesta
en las calles: Por hechizante que sea la historia que estés
leyendo, será imposible que no escuches una que otra vez los sonidos
maravillosos que provienen de la calle. Risas alegres, música encantadora,
voces hermosas…Todo pinta bien, incitándote a echar un vistazo rápido. Pero ten
cuidado, porque brujas y demonios saben cómo
jugar con tu imaginación. Cuando lees, todo es posible, y allá afuera no todo es lo que parece.
10. Ejemplares hambrientos: Si un
libro tiene colmillos y gruñe amenazadoramente, uno pensaría que se debe tener cuidado, ¿no?
Bueno, pues decir eso se queda corto. Mejor alistas correa o cinturón con el
cual atar tu monstruoso amigo de páginas feroces. Sí, yo sé que es gracioso ver
a un mago de 13 años huyendo de su cruel libro peligroso, pero las cosas
cambian cuando eso le sucede a uno y no se recuerda que unas caricias al lomo
permiten solucionar el problema. Los libros que muerden son de temer, lo creas o no.
11.
Una
manta cálida: Podrás sentirte en el mismísimo infierno, con
un calor abrasador e insoportable, pero es preferible cubrirse con una manta mientras
lees. ¿Por qué? Bueno, se dice que los espíritus y las almas perdidas producen
corrientes de aire frío que ponen los pelos de punta, así que mejor no
sentir esos vientos sobrenaturales.
Obviamente, eso no te salvará de la visita siniestra, pero eso es asunto tuyo.
12. Alimentos horripilantes: No
olvides que a ciertos personajes por ahí les gusta alimentarse ya sea de tu
sangre o de tu miedo. Así que intenta ponerlos a dieta. Si estás leyendo a Anne
Rice o Bram Stoker, no es aconsejable que exhibas con descaro tu cuello
apetitoso, no sea que los personajes salgan de los libros para visitarte. Si
lees a Stephen King, bueno, lo lamento mucho. Tu terror se servirá en bandeja
de plata para que It, Eso, se dé un festín. Procura al menos disfrazar
tus miedos, o en el peor de los casos, no mostrarle todos los que tienen. Será
mejor que te acabe rápidamente.
13. Lector
Audaz: Esto es sin duda lo más importante. No importa qué tan
realista y terrorífica sea la historia que estás leyendo. Tener entre tus manos un objeto capaz de
llevarte a mundos tan magníficos es algo excepcional. Un privilegio que no se
puede desaprovechar. Y aunque el miedo pueda invadirte en ciertas lecturas, recuerda
que siempre puedes moldear tu imaginación como mejor te parezca. Tú, como
lector, tienes el poder de vivir cada historia del modo que desees. Entonces
deja volar la fantasía, ármate de valor y embárcate en una historia de terror.