Os traigo hoy tres textos brevísimos, de diferentes fechas, escritos por Jesús Quílez, donde desmonta desde la cultura clásica los ataques a la educación pública que sufrimos en la Comunidad de Madrid…
Fac et fecisse nega
“Hazlo… y niega haberlo hecho”. Si se hubiera potenciado la enseñanza de los clásicos y de la oratoria en los centros educativos nuestros dirigentes no podrían manipularnos con las artimañas retóricas baratas que utilizan. La solución “barata” que han encontrado para paliar los problemas provocados por la cultura del pelotazo, los abusos del ladrillo y las corruptelas de políticos y constructores es echar a la calle a más de 3000 trabajadores y convertir en un infierno las condiciones laborales de los profesores dejando a los alumnos sin orientación por parte de sus tutores y sin que los profesores puedan dedicar más tiempo a los que tienen dificultades. ¡Qué fácil! La crisis es una excusa. La Consejería de Educación lleva años desmantelando la educación pública y convirtiendo estos centros en auténticos guetos. Ahora han pensado que había “barra libre”. Pero faltaba el toque de cinismo sardónico que tanto gusta a nuestra presidenta. Quiere que miremos a la calle y veamos que hay gente en paro, que pasa apuros. ¿Es que no lo sabemos? Esos alumnos hijos de esos padres con problemas son con los que nosotros tenemos que tratar, no ella. ¡Nos va a pagar más! ¿De qué dinero? ¿Del que nos ha quitado del sueldo durante estos años? ¿Del que se ha llevado de nuestras pagas extras? ¿Del que no hemos cobrado cuando subían los precios en medio de la euforia económica y nosotros con el sueldo congelado ya desde Aznar veíamos reducirse alarmantemente nuestro poder adquisitivo? Las últimas “perlas” las añade Granados diciendo que “vamos a funcionar mejor con menos medios”.
Los trucos de la presidenta. Hoy: PRAETERITIO
Seguimos con nuestro curso de artimañas retóricas baratas. Ahora Esperanza Aguirre rectifica: Horario de profesor = 37’5 horas semanales (como cualquier funcionario).
18-21 horas lectivas + tareas de tutoría, guardias, reuniones, atención a padres, claustros, evaluaciones, formación permanente, preparación de clases, corrección de exámenes. Muchas veces pasan a ser más de 40 horas. “Sé que hay muchos profesores de Secundaria que superan las 37,5 horas de jornada y que pasan sábados y domingos encerrados corrigiendo exámenes.” (Esperanza Aguirre,en su Twitter). No se vale. El daño ya está hecho. Los romanos lo llamaban “praeteritio”: “No voy a decir que…”, pero ya está dicho. No me pueden acusar porque no digo que lo diga o porque rectifico. También se usa en publicidad. Es muy efectivo porque lo que se queda grabado es la primera parte y con la segunda me protejo contra posibles demandas. No es la primera vez que lo hace. ¡Una crack!. Lucía Figar también. El lunes en la radio: “Dicen que favorecemos la enseñanza privada … es cierto que trabajan más horas y por menos dinero… pero nosotros no beneficiamos a la privada…”
Sigue el festival de trucos baratos. Hoy: INSINUATIO
Este recurso, tan apreciado por algunos oradores romanos sin escrúpulos, es una verdadera “arma de destrucción masiva (de la verdad)”. Cuando no se tienen argumentos para rebatir una opinión o denigrar a alguien se recurre a la “insinuatio”. Dicha artimaña consiste en sembrar una duda sobre la actuación de alguien sugiriendo posibles intereses espúreos.
Así, si alguien ha hecho algo de forma impecable o altruista, puedo decir : “¿No será que está buscando …?”, “¿Qué le van a dar a cambio…?”, “¿Por qué se han dado tanta prisa en…?”. ¿Les suena? Es cierto que va en contra de varios preceptos constitucionales y legales, pero… Una vez más nuestra presidenta y Lucía Figar se lucen con su desparpajo. Si el gobierno o algún partido político apoyan las movilizaciones de los profesores es que “Están pensando en las elecciones”. Si aparece una carta con evidentes errores ortográficos se acusa a un periodista pero, que yo sepa, no se ofrecen pruebas. Si los profesores se rebelan contra injusticias manifiestas es que están politizados.
Como se ve es un arma versátil y barata. Ya los romanos hace unos cuantos siglos nos avisaban de que, si alguien la utiliza, probablemente es que no tiene razón porque aparece como uno de los métodos para ganar al argumento fuerte (el verdadero) con el débil (el falso).
Pero señoras: ¡No abusen! En el buen gusto de los oradores, por trapaceros que sean, está el utilizar recursos variados. ¡Sorpréndanos con otros trucos para que podamos continuar nuestro curso!