Páginas: 800
Encuadernación: Rústica
ISBN: 9788493210328
Precio: 21,90 €
Sinopsis
La novela continúa con la vida de las y los protagonistas de Los ojos amarillos de los cocodrilos: Joséphine y Zoé se han instalado en un buen barrio de París gracias al éxito de la novela que finalmente ha reivindicado su verdadera autora.
Horténse se ha ido a estudiar moda a Londres y ve frecuentemente a Gary, el hijo de Shirley, quien también ha decidido vivir una temporada en Inglaterra. Philippe y su hijo también se han trasladado a Londres aunque van frecuentemente a París a visitar a Iris, ingresada en una clínica psiquiátrica por hallarse en una profunda depresión.
La madre de Joséphine y de Iris, Henriette, trama una venganza contra su ex marido y su amante, Josiane, quienes por fin han encontrado la felicidad y están extasiados con los poderes casi sobrenaturales de su hijo de meses.
De nuevo, un retablo de las vidas de unos personajes con los que los lectores de todo el mundo podrán sentirse identificados.
Reseña
ATENCIÓN: Antes de nada, quiero advertir a los lectores que esta obra es la continuación de Los ojos amarillos de los cocodrilos, y que por lo tanto, para poder reseñar este libro he tenido spoilear, es decir, revelar detalles importantes sobre el primero mencionado, así que si no habéis leído Los ojos amarillos de los cocodrilos y queréis hacerlo algún día, os recomiendo que no leáis esta reseña.
Hace unos ocho meses que terminé de leer la primera entrega de esta trilogía, Los ojos amarillos de los cocodrilos, y recuerdo la obra con mucho cariño y satisfacción. En esta ocasión le ha tocado el turno a la segunda entrega, El vals lento de las tortugas, la cual sigue en la línea de su antecesor, aunque con altibajos.
Este es un libro difícil de reseñar, ya que me siento como si ya lo hubiese reseñado antes. La novela continúa en el punto donde acabó la anterior, como si en realidad ambas obras fuesen una sola y las hubiesen cortado por la mitad. Los personajes son los mismos, sus vidas son las mismas (aunque con algunos cambios), la “ambientación” del libro es la misma, la temática es la misma. Muy pocas cosas sorprendentes o inesperadas hay en esta obra en comparación con su antecesor, y los pocos elementos innovadores que se incluyen… son un tanto decepcionantes, pero vayamos por partes.
En mis reseñas siempre suelo hacer un resumen del libro al inicio, pero, ¿cómo puedo resumir un libro tan carente de argumento definido? Hagamos memoria: en Los ojos amarillos de los cocodrilos, Joséphine Cortès será abandonada por su marido, el cual pondrá en marcha un negocio junto a su amante: un criadero de cocodrilos que se convertirá en su tumba, pues más tarde será devorado por un cocodrilo… Joséphine tendrá que seguir adelante sola junto a sus dos hijas. Más tarde, Iris, su hermana, aburrida en una vida tediosamente cómoda, le propondrá a Joséphine que escriba una novela, y ambas fingirán de cara al público que la autora es Iris. Joséphine se quedará los beneficios económicos e Iris se quedará la fama. Finalmente, la hija mayor de Joséphine revelará en un programa de televisión que su madre es la verdadera autora del libro. Y así concluye, a grandísimos rasgos, Los ojos amarillos de los cocodrilos.
Pues bien, justo en ese punto comienza El vals lento de las tortugas. Joséphine, gracias al dinero obtenido con las ventas de su exitosa novela, podrá comenzar una vida más cómoda en un nuevo barrio, en un nuevo piso, con nuevos vecinos y nuevos amigos. Mientras tanto, su hermana Iris, humillada públicamente por su propia sobrina, se enfrenta a problemas psicológicos mientras está internada en un centro; pero Iris intentará salir adelante y recuperar su estatus a toda costa. Mientras tanto, Joséphine se verá sorprendida por unos sentimientos que no puede evitar: se ha enamorado de Philippe, el marido de su hermana Iris. Y lo que es peor: su amor es correspondido… A todo esto, habrá que sumarle una serie de asesinatos en los que Joséphine se verá envuelta directamente, y la sospecha de que el asesino sea uno de los vecinos de Joséphine… o quizá no. Y ya no puedo revelar nada más.
"Por desgracia, no se tomarme el amor a la ligera. Me gustaría echarme al cuello de aquel a quien amo, pero tengo tanto miedo de asustarle que ofrezco la cara humildemente para recibir su beso. Le amo a hurtadillas. Cuando levanta sus ojos hacia mí, cuando atrapa mi mirada, me adapto a su estado de ánimo. Me convierto en la enamorada que él quiere que sea. Me enciendo a distancia, me controlo en cuanto se acerca. Usted no sabe nada de eso, usted se cree que soy un ratoncito temeroso, pero si apoyara su mano sobre el amor que hierbe dentro de mí, le produciría quemaduras de tercer grado"
Es evidente que la temática fundamental del libro está en torno a los aspectos cotidianos de las vidas de los personajes, pero en esta segunda entrega, el libro adquiere una nueva temática: el crimen, unas ligeras pinceladas de novela policíaca (y nótese, por favor, que he escrito “ligeras”). El tema de los asesinatos, las investigaciones de la policía, la intriga… me parecieron muy interesantes al principio, pero conforme la obra iba llegando al final, me di cuenta que la historia perdía todo su encanto, que perdía su esencia, ya que el aspecto que más me gustó de Los ojos amarillos de los cocodrilos fue, precisamente, que la historia fuese tan sencilla, tan natural. Una historia que casi podría ser de cualquiera. Pero no ocurre lo mismo en El vals lento de las tortugas, pues, sobre todo hacia el final, la historia se vuelve demasiado surrealista, demasiado poco creíble. Y por si eso no fuese poco, también se vuelve bastante aburrida en ocasiones. El vals lento de las tortugas… El ritmo lento de Katherine Pancol. Desde luego que el título le va muy bien al libro.
Por suerte para mí, los personajes que menos me gustan (Shirley y Mylene básicamente, pues me resultan terriblemente aburridas, sobre todo la primera) casi no han tenido participación en el libro. Gracias Katherine Pancol.
A pesar de todo esto, mi valoración es positiva. Me ha gustado el libro, menos que el anterior, sobre todo de cara al final, pero en general lo he disfrutado. Quiza se deba a que el anterior lo disfruté muchísimo, y tenía muchas ganas de saber cómo avanzaban las vidas de algunos personajes a los que he cogido gran cariño. Es un buen libro para entretenerse de forma amena y sin complicaciones, aunque no es recomentable para todo el mundo.
Voy a dejar la última entrega de la trilogía, Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, para más adelante. Espero que siga más la línea sencilla y minimalista del primero.