El inicio
El 23 de diciembre Rangún (la capital de Birmania en ese entonces) sufrió el primer bombardeo de la guerra y al día siguiente, Noche Buena, los japoneses lanzaron otro devastador ataque, sobre todo en el puerto, donde muchos trabajadores indios resultaron masacrados a causa de la potencia de fuego que cayó sobre ellos. El 16 de enero se ocupó Punta Victoria. Mientras tanto en Rangún los británicos estaban alarmadísimos, pues desde Tak y Sittang, ambos puntos en Tailandia, provenían los principales ataques y lo único que se pudo hacer de momento fue enviar a la Brigada 16 Hindú a Kawhareik, la cual estaba bajo las órdenes del general Jones. Mucho más precaria y ridícula era la posición de la Brigada 2 birmana, la cual debía frenar el avance en el sur, en gran parte de la delgada franja al oeste de Tailandia ubicada entre Mergui y Tavoy, de tal modo que se defendiesen los indispensables aeródromos allí ubicados. Eran en total unos 480 km de densa jungla, terreno verdaderamente inhóspito y peligroso para cualquier combatiente. Entonces tenemos que sólo estas dos brigadas debían defender el avance nipón, algo verdaderamente difícil, y hasta absurdo, pues ni siquiera contaban con la logística, eso sin contar la casi inexistente aviación aliada...la única esperanza, o acaso consuelo, lo representaba la Brigada 46 la cual debía llegar unos días después. Otro premio reconfortante lo representaba un obstáculo natural: el río Sittang, aunque el mismo sólo estaba a unos 160 km de Rangún. En los días sucesivos, los británicos sintieron todo el peso de su ineptitud. Avanzando como una ola que todo lo arrasa a su paso, la maquinaria bélica japonesa hizo gala de su máximo apogeo: el 15 de enero cruzó la frontera y sobrepasó o vapuleó cualquier enemigo, así, el 19 tenía Tavoy en sus manos, derrotando a un batallón Gurkha; luego le tocó el turno a los de Mergui, defensores que fueron aislados aunque evacuados entre el 20 y 23 del mismo mes por el mar y en una tensa y lúgubre situación; no mucho después los nipones ya contaban con los aeródromos de Punta Victoria, Tavoy y Mergui. Esto complicó las cosas para los aliados pues ahora el cielo estaba infestado no sólo de bombarderos sino también de cazas Zero.
Los japoneses seguían avanzando ufanos contra Kawkareik, donde la Brigada 16 India los esperaba, aunque al final, temerosa y mal preparada, hubo de retirarse sin más ni menos...pronto los aliados se percataron que si querían sobrevivir debían abandonar las junglas y situarse en las carreteras, las cuales eran aprovechadas para envolver rápidamente a los occidentales y sorprenderlos por la retaguardia, ya que estos últimos no cuidaban de los caminos sino de los poblachos y puntos a lo largo del camino. Por ende los aliados se replegaron hacia la zona Bilin-Kyaikto-Sittang, y resistir en dicho río (el Sittang), para defender la capital a toda costa. La orden era complicada, pero concreta: resistir. Y resistir todo lo que se pudiese. Por lo pronto los aliados, y la Brigada 46 llegada unos días después al combate-además de otras fuerzas-, debían evitar que la División 55 del Ejército 15 japonés avance sobre Moulmein, donde había, para variar, otro importante aeródromo. Así entonces a los aliados sólo les quedó desangrarse hasta que la situación se hizo inviable y se debieron retirar. Sólo de milagro la aviación nipona falló en sus tiros y gran parte de los aliados huyeron por barco...dejando ingente material y 600 soldados atrás.
Por todas partes parecían venir más y más japoneses, y la situación se hacía intolerable. Ni hablar del clima y las inclemencias de las retiradas. Martabán, caía poco después en manos japonesas. En el río Bilin, las tropas aliadas resistieron encarnizadamente como en todos lados, pero una vez más se vieron obligados a replegarse sobre el Sittang, ante el inminente peligro de ser flanqueados. De noche los aliados iniciaron una pequeña retirada hacía el margen del Sittang, desde donde podrían defender la capital. Fueron unos 50 km, sin que en ningún momento el enemigo dejara de pisarles los talones. De hecho los aliados estuvieron a punto de ser aniquilados, y para el 21 de enero su retaguardia estaba, literalmente, a un par de metros de sus perseguidores. Al menos para el 21 a la tarde, los aliados pudieron descansar al llegar al puente del Sittang...allí había casi cuatro batallones, incompletos, y una compañía del Regimiento Duke of Wellington.
Batalla del puente sobre el río Sittang
Pasaron unos días y las tropas aliadas siguieron llegando hasta la tarde del día 25, mientras más y más soldados traspasaban el puente a duras penas, incluyendo las brigadas Hugh-Jones. No mucho después en la noche del 25 al 26 los japoneses empezaron atacar y durísimos combates en la jungla, con un clima húmedo y caluroso, acaecieron iluminando la noche. Los gritos en inglés, japonés y birmano empezaron a cortar el silencio sepulcral de aquel anochecer, aunque más ruidosos eran los sonidos de las armas y los cañones, que se oían con más furor y fiereza tras cada contraataque. Además del puente, en la jungla se luchó sin cuartel, en épicos combates que parecían revivir historias de ciencia ficción. Los esfuerzos dieron resultados, los hasta entonces, invencibles japoneses, fueron detenidos, eso sí, a costa de grandes vidas; por lo demás los aliados llevaban aún la desventaja estando fuertemente agotados. Algo desesperados, desde Rangún, los británicos planeaban que hacer. En la tarde del 26 los combates se detuvieron, pero ya antes durante la lucha incesante, los aliados habían conseguido minar el puente con el fin de demolerlo en caso las cosas resultasen mal.
Así el 27 el combate continuó y para las 4:30 se alertó a los altos mandos que el puente resistiría a lo mucho una hora más, debido a la presión japonesa la cual aumentaba a cada minuto. Finalmente el general de brigada Smyth debe tomar una decisión fatal: destruir el puente y dejar abandonados a dos tercios de una división al otro lado del río donde se hallaban los japoneses, o en todo caso dejar el camino libre a Rangún: esto último por supuesto, no podía permitirse, y Smyth opta por hacerlo. Alrededor de las 5:30, la mayor fuerza japonesa buscó el modo de atravesar el río por otra parte; de todas maneras fue desgarrador para los aliados ver como sus compañeros de la orilla en la que se hallaban los enemigos, se amontonaban y agolpaban como podían en balsas y a nado sobre el río para salvarse. Se perdió el 41% de los efectivos de la División de infantería 7; eso sin contar los cañones, equipos, armas, municiones, medios de transporte y muchas cosas más que resultaban irremplazables. Curioso, pero detrás del Sittang, nunca se combatió, y ahora los aliados estaban enfrentado una vergonzosa retirada.
Rangún en peligro
Ahora Rangún parecía no tener los días, sino las horas contadas; por ende los británicos empezaron a demoler instalaciones, a quemar carburante y aniquilar todo lo que pudiese ser utilizado por el enemigo. Wavell partió entonces hacia Calcuta donde allí lo esperaba el general Alexander quién sustituiría a Hutton en el mando del Ejército Birmano. Éste último estaba aún en Rangún buscando el modo de llevar a cabo una evacuación en el mejor orden posible. Desde los presos y los pacientes de manicomios, hasta la población civil ordinaria y los enfermos. A esto siguieron policías y convictos, animales y hasta algunos bienes. Igualmente se demolieron aquí todas los edificios útiles posibles, y los últimos en abandonar la ciudad marcharon hacia los tres buques que restaban. Por lo demás el último tren de la capital salió el día 7 de marzo a las 7:30 horas. Literalmente la urbe quedó casi desierta. Los últimos aviones de la RAF también marcharon hacia la India. Los únicos refuerzos que alguna vez podía recibir eran algunos abastecimientos por aire, pues en ese entonces no existían carreteras a la India verdaderamente efectivas, sino rutas.
La larga retirada al país de Buda
Los aliados se reagrupaban ahora sobre la línea Prome-Toungoo, mientras llegaba al campo Stilwell, estadounidense encargado de estar al mando de las tropas chinas que ya irrumpían en Birmania. Stilwell por lo menos, se llevaba bien con Alexander. De todos modos esta ayuda duro poco porque al final los hombres Chiang también tuvieron que retirarse.
Una vez más se debió confiar las acciones a la División 17. Así la Brigada 63 se hallaba aún en Prome; la Brigada 16 al este del mismo lugar, y la Brigada 48 cerca de Hmawza, mientras que la Brigada 7 en Tamagank. En tanto los nipones estaban avanzando paulatinamente, y entre el 1 y el 2 de abril, lanzaron un ataque violento contra Prome. Éste último día en la madrugada las Brigadas 48 y 63 se replegaron a otras posiciones pues no podían soportar el peso de fuego ejercido por los japoneses. En medio de un clima desgastante, sin agua suficiente, a km de la India aún y con una agresiva y peligrosa aviación japonesa, los aliados estaban muy desmoralizados. Pronto Toungoo fue tomada como puesto de mando japonés. El plan del general Iida era rodear a los aliados en el sector de Mandalay, mientras que estos últimos se replegaron a una línea de defensa: Minhla-Taungdwingyi-Pynmana-Loi-Kaw. En este último punto se establecería el Ejército 5 chino. En lo sucesivo no ocurrió nada nuevo bajo el sol, pues el 16 de abril los aliados ordenan la destrucción de las instalaciones petrolíferas de Yenangyaung, y como en otros lugares, todo se convirtió en un infierno diurno y nocturno, pero esa era lo mejor que se podía hacer antes que dejarla en manos de los nipones. Otros combatientes chinos de la División 38, estaban defendiéndose y ayudando a los aliados tanto como podían. Lo que es más el Ejército 65 de dicho país ingresó a Birmania en dichas fechas con el fin de frenar y apoyar con respecto al arrollador avance japonés. Los japoneses siguieron presionando hacia el norte, y en los diez días siguientes los aliados lucharon desesperadamente al sur de Mandalay para poder salvar la ciudad. En esos mismos momentos, al este de allí la División 56 Japonesa no perdía tiempo y se movía con dirección a Lashio. Alexander y su alto mando se miraban entre sí pues sabían muy bien que sólo estaban retrasando lo inevitable, y que lo mejor era ir organizando la defensa de la India.
Entonces a través de la carretera rumbo a Shwegyn se preparó todo lo que se pudo reunir, desde agua, pasando por comida hasta gasolina y municiones; claro eso mientras los aliados se desangraban y retrocedían siendo empujados salvajemente por los japoneses. Por sobre todo causaba muchas molestias la fuerza aérea nipona, la cual tenía total ventaja en el cielo. Así las cosas el Burcorps (unidad aliada) hubo de retroceder hasta Kalewa, a un par de kilómetros al sur de la frontera con India, como recordaremos al este del frente. Desde ya la retirada fue dolorosa, como cualquiera que se efectuó en la campaña. Uno de los puntos más difíciles lo representó el cruce del Irawadi, aunque al final se pudo superar. Como un baldazo de agua fría cayó la noticia acerca de la pérdida de Lashio, lo cual cortó la carretera de Birmania. A esto siguió la ocupación parcial de Monywa, y poco después la invasión de la localidad ya era total. Todos los aliados se batían en una cruenta retirada. Uno de los últimos en marcharse fue el general Stilwell, quién permaneció en Shwebo y el 1 de mayo marchó hasta Chindwin a pie, y desde allí a Imphal...Llegó con los pies destrozados el 15 de mayo a Assam. Por fortuna en los últimos días de la campaña empezaron las lluvias y eso empeoró las condiciones para los japoneses, por lo cual el ímpetu de la persecución acabó. Los últimos aliados salieron poco después del 10 de mayo, y tácitamente se puso fin así a una campaña de unos cinco meses y medio que había culminado en una humillante persecución de 1600 km (la retirada más larga en la historia del ejército británico), la cual les costó unos 10036 soldados ingleses más 13463 birmanos. Los chinos tuvieron sólo unos cuantos cientos de bajas, pero de todas maneras la suma total de víctimas aliadas era considerable. Los japoneses por su parte arrojaron unos 4597 bajas. Slim llegó a la India con sus soldados restantes, bastante andrajosos y con enfermedades tropicales. Lo hirió bastante ser recibido de modo indiferente. Ahora Birmania estaba en poder japonés en un 99%, y los nipones se hallaban ad portas de la India.
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