Revista Libros

15 aplausos: Óscar Molina

Publicado el 26 marzo 2013 por Lilik
15 aplausos: Óscar Molina 
Óscar Molina (Madrid 1962) es fotógrafo y profesor de fotografía. La música forma parte de sus actividades diarias. Desarrolla sus primeros proyectos en la década de los 90, entre los que se destacan Objetos, Caja de acuarelas, Fotografías de un diario o Silencio abierto.
Su trabajo ha sido publicado en libros como El fondo, el monográfico Photovision nº 31, dedicado al proyecto Photolatente o varias publicaciones sobre Fotografías de un diario entre las que se encuentran el nº 26 de la colección Photobolsillo , La imagen latiente, Hallar las siete diferencias, o el volumen 4 de la colección Lo mínimo. Entre sus últimos proyectos publicados se encuentra Petite histoire du temps y Ammonites realizados ambos para el Musée Gassendi en la Reserva Geológica de Haute-Provence. También ha publicado textos sobre la práctica de la fotografía entre los que destacan Para qué fotografiar, entre la intención, el azar y la resonancia o Photolatente, tres historias y un proyecto.
Su obra se encuentra en importantes colecciones públicas como la colección Géneros y tendencias del siglo XXI, colección del IVAM, fondos de fotografía del ARTIUM, colección de fotografía de la Comunidad de Madrid, obra en el Musée Gassend, etc, y en numerosas colecciones privadas.
Desde hace 17 años ha impartido el taller sobre fotografía y creatividad titulado Detrás de la cámara en fundaciones, museos, escuelas y universidades. Desde el año 92 organiza y coordina cursos especializados con fotógrafos de prestigio internacional en la convocatoria anual de los Talleres de Fotografía en Cabo de Gata.
Actualmente vive y trabaja entre Almería y Madrid, España.
1. Tu primer contacto con la fotografía. Fue cuando aún era un niño, tenía unos 10 años. Había visto las fotos que hacía un familiar. Esos papeles con imágenes tan iguales a la realidad me habían dejado prendado de tal forma que no paraba de pedir a mis padres una cámara fotográfica. Y ese fue, junto con un carrete (como se decía entonces) en blanco y negro de doce tomas, el regalo de mi cumpleaños.
Recuerdo que terminé el rollo en un suspiro; mi abuelo junto al chamizo con un fondo de sombras y árboles en otoño. Mi madre sentada en una silla de madera después de tender la colada. La calle larga y vacía de Manuel Ferrero. Los dos peces rojos en la vieja tinaja del jardín. Mi bicicleta; en total doce fotografías. Pero resultó que la película, el revelado, las copias, todo era demasiado caro para la economía familiar. Así que me dijeron que me conformara con la cámara sin película, que mirara por el visor, disparara si quería, y que después les contara las fotos que había tomado. Así que eso fue lo que hice. Después de esas singulares sesiones fotográficas a veces contaba a mis padres o a mis abuelos lo que había hecho, o escribía las fotografías para no olvidarme. Divertido y frustrante a un tiempo. Imágenes que en su viaje de ida y vuelta atravesaban el visor y el objetivo para encontrase tan sólo que atravesaban el visor para encontrase tan sólo con el soporte sensible de mi retina, de mi memoria. A su manera fueron imágenes latentes para siempre. Imágenes que trataba de evocar con palabras. Y así empecé; con esas doce fotografías y luego con una cámara sin película. Por eso creo que mis primeros contactos con la fotografía estuvieron más cerca de las palabras que de las imágenes, o mejor dicho, de imágenes que iban seguidas de palabras.
Pasaron por lo menos diez años hasta que pude costearme la película y hacer fotos de verdad, y casi otros cinco años hasta que decidí convertir la fotografía en mi profesión. Entonces fotografías, palabras y textos confluyeron en proyectos como Fotografías de un diario, Caja de acuarelas o más recientemente Ammonites. Y otros trabajos en los que al contrario que en mis principios, utilizo película pero sin cámara, e invito a otros al encuadre, al tiempo y al espacio del tomar la fotografía, y luego a crear y compartir imágenes, palabras y textos, como ocurre en el proyecto Photolatente.
Sobre de la segunda Edición Bellamatic- Photolatente
2. En qué estás trabajando ahora. Estoy preparando la variación IV del proyecto abierto Caja de acuarelas. Será una edición en forma de caja, como la variación III (http://oscarmolina.com/omesgacuarelasj.html) pero con un contenido y propuesta muy diferentes. Prefiero no contar cómo va a ser hasta que esté publicada, que espero que sea a finales de 2013.
También estoy escribiendo el libro Detrás de la cámara, dedicado al taller que imparto desde hace 15 años. Al curso han asistido más de mil alumnos, y como muchos han preguntado e incluso me han insistido con la idea de un libro dedicado al contenido del mismo, me he decidido por fin a hacerlo. Lo escribo para ellos pero también para aquellos que no son fotógrafos, ya que es un libro que trata sobre el proceso creativo, lo que creo que concierne a todas las personas que quieren desarrollar sus potencialidades creativas, no sólo para hacer mejores fotografías, o pinturas o poemas, también para ser originales en sus trabajos, en lo que hagan y en cómo vivan.
3. Qué trabajos quieres abordar después. Siempre tengo ideas y trabajos pendientes en "bandeja de salida", y como son muchos y dedico mucho tiempo a cada uno, supongo que algunos jamás verán la luz.
Entre los próximos que sí me gustaría publicar se encuentra un libro dedicado a mi colección de "dibujos de laboratorio" y a ciertos textos breves que tratan en general sobre fotografía, pero también sobre música u otras cosas. He hecho la mayoría de estos textos y dibujos en mi laboratorio mientras se lavaban las copias o los negativos, o en los momentos de espera entre imagen e imagen. El proceso químico en la fotografía, al menos como yo lo he practicado, siempre me ha parecido rodeado de jugosos tiempos y espacios de potencialidad creativa.
Hace años realicé un proyecto en la Reserva Geológica de Haute-Provence por invitación del Musée Gassendi, cuyo título es Petite histoire du temps (pequeña historia del tiempo). Miles de fotografías que relacionan o evocan un tiempo fotográfico en el cual participa tanto el autor como el espectador, y que está ligado a otros tiempos,... el geológico, cultural, histórico o incluso el de una apacible tarde de picnic. La idea inicial es un libro como soporte de ese trabajo. Se hizo una exposición y presentación en Francia, pero aun queda por editar el libro.
Como te digo antes, hay otros proyectos, pero trabajo lentamente, me tomo mucho tiempo para la gestación y el desarrollo de cada trabajo... por ejemplo desde hace seis o más años empecé a pensar en un libro con mis únicas fotografías en color hasta ahora, una colección de pequeñas y singulares imágenes en color pero no sé si lo haré alguna vez, quizás un día quién sabe.
4. Qué trabajo de otro fotógrafo te gustaría haber hecho. Ninguno.
Yo creo que soy sólo un autor posible. Cuando descubro un trabajo de otro autor y resueno profundamente con él lo hago desde mi experiencia como uno de los múltiples espectadores que puedo ser, y aparentemente me digo: me gustaría haber hecho este trabajo. Pero es una ilusión del ego, que me parece poco o nada interesante desde un punto de vista de mi creatividad como autor. No hubiera sido posible y no lo será. Y además creo que no se trata de eso.
Lo que sí es deseable es la experiencia intensa de vibración, de unión con ese autor y con su trabajo que tengo delante, sea una fotografía, pintura, poema, música y por supuesto la capacidad de nutrirme de ello, de crecer, de ser mejor. Hablo en los talleres del término "resonancia" para explicar esta experiencia extraordinaria, que no tiene nada que ver con el deseo de querer hacer trabajos que no me corresponde hacer. Desde esa experiencia de escucha y movimiento interior sí creo posible avanzar hacia el autor que soy como única posibilidad.
Me parece que tu pregunta espera no obstante algún nombre, y sí te podría contestar y dar nombres pero desde ese ángulo de un espectador fascinado por muchos trabajos y autores a los que escucho y miro. Desde la perspectiva del espectador que, primero siente y vive la experiencia, y luego dice al autor; ese trabajo está a un nivel de ser, de creatividad, integridad y desarrollo, que no es otro para ti que al que puedes llegar desde tus límites como espectador. Escucha. Y es cuando siento el compromiso de trabajar con una intensidad, la que me es propia desde mis límites como autor. Lo que suele ocurrir es que me doy cuenta de las distancias, o al menos procuro ser consciente de ellas, y siempre tengo la impresión de que me queda mucho trabajo por delante. Pero eso es algo que debe decir mi espectador, el que escucha y presta atención... (los espectadores que soy -capaz de ser-) a mi creador, el que dice (al único creador que soy -capaz de ser-), y no al revés. Esto me parece importante. Tu pregunta habla sobre una trampa muy habitual porque normalmente estos términos se invierten, y el autor no es capaz de callar un momento. El que primero habla al creador que soy es el espectador que soy capaz de ser. Y luego ya hablará también el autor. Yo creo que debe ser así, y si ocurre al revés es una artimaña de algún ego que anda por ahí y que aspira a llegar lejos y rápido, sentirse importante. Esto está en la raíz de muchas trampas o problemas, y explicaría algunos resultados. Por ejemplo fotografías novedosas, raras o espectaculares que son sustituibles por otras, independientemente del nombre de sus autores. Y no me refiero sólo a obras de autores principiantes.
Si te mencionara un nombre sería una respuesta falsa por demasiado estrecha y limitada. Si te enumerase todos o la mayoría de autores (no sólo fotógrafos) que me fascinan, la lista sería demasiado larga. No me interesa aquí decir unos u otros nombres, sino las ideas y las reflexiones. Y luego que cada uno las aplique a su experiencia creativa.
5. Una foto tuya. Sólo en el archivo de fotografías de un diario habrá unas 80.000 tomas, quizás más. Todas son importantes. Y así en los otros proyectos. La mayoría son imprescindibles sobre todo para saber lo que hay que descartar, esa cantidad enorme de tomas que, en principio, no valen, que podemos decir, sólo por el momento o definitivamente, que son disparos fallidos. Son el material descartable. Están en la base y en cierta manera sustentan las que creo que valen, que son muy pocas. Pero si unas sustentan a las otras, entonces todas son necesarias, aunque ese valor no reside en sí en cada una de las fotos, sean buenas o malas, bien o mal compuestas, bonitas o feas,... sino en el texto general entendido en su sentido más simbólico, el que revela un sentido general de todo un trabajo. El problema creativo por tanto no empieza en las fotografías en sí mismas, sino en el descubrimiento o la creación de una estructura en cada trabajo y luego, eso sí, cada fotografía se debe ajustar a esa estructura (y no al revés) y cumplir con todos los preceptos de oficio, ya sean técnicos, plásticos, estéticos,... los que sean necesarios. Teniendo en cuenta esto, y habida cuenta de que ese armazón debe rellenarse finalmente con fotografías (o palabras, o notas musicales, etc..) me interesa más avanzar en mi capacidad de saber descartar que en la de producir o añadir más fotografías, saber reconocer lo que vale y lo que no.
Muchas fotografías aparecen en el archivo cuando surge un nuevo texto y desde ahí, un nuevo proyecto. Muchas veces no me hace falta hacer más fotografías. Están ya en el archivo, pero antes no disponía de las gafas (el texto) para verlas y reconocerlas. Quizás formaban parte de las que creía malas, fallidas, desechables. Eran para mí invisibles. Lo que quiero decir es que muchas veces no necesitamos hacer más fotografías, sino llegar a ideas originales, reconocer los contextos de trabajo que nos son propios y que den un sentido a las fotografías que ya hemos realizado, las que han realizado otros o las que hagamos en el futuro.
Hay varias fotografías que pudiera nombrar para proporcionarte una respuesta más concreta. Quizás alguna de esas primeras doce fotografías. Guardo especial cariño a la imagen de la calle Manuel Ferrero, porque es la primera que hice. O años más tarde, la imagen que vi aparecer por primera vez en mi pequeña cubeta amarilla de revelado, el primer negativo que yo mismo positivé. Otra pudiera ser una fotografía de una niña llorando que, desde la pared de una sala de exposiciones, hace más de 25 años impulsó definitivamente mi decisión de dedicarme a la fotografía. Habría muchas más, pero no vamos a publicar ninguna, quedan evocadas, dejemos a los lectores que se las imaginen...
6. Una foto de otro fotógrafo Me pasa lo mismo que en la pregunta anterior. Lo siento, pero soy un poco reacio a estas preguntas que no guardan una relación equilibrada con el contexto de las posibles respuestas.
Podría aludir a esta o aquella imagen de este o aquel fotógrafo o fotógrafa importante en mi trayectoria, pero sería una respuesta castrada por esa parte de la pregunta que contiene la idea, algo estrecha a mi modo de ver, de "una". No puedo decir "una" fotografía, porque hay muchos niveles en la posible respuesta. Por ejemplo la primera fotografía que recuerdo haber visto en mi vida era una imagen de familia que había hecho mi tío Jesús. En cierta manera ahí empezó todo... todo lo que terminó muy poco tiempo después con ese rollo de doce fotografías. Cuando empezaba a ser un adolescente me encantaban las postales de paisajes con puestas de sol o los claros de luna reflejados en el mar, y ahora, muchos años después, sigo de cerca a un autor que señala puntos con pan de oro en lugares recónditos y silenciosos en plena naturaleza. Entre tanto hubo más fotografías, una fotografía más, y otra, decenas de fotografías muy significativas para mí. Soy incapaz de decir un solo autor, menos aun una sola fotografía. Porque no se trata sólo de fotografías, sino de palabras y música, mucha música, pinturas y objetos, cine y poesía... Las últimas fotografías que he visto estaban colgadas en una sala de exposiciones en Madrid. Hace unas semanas. No ha sido un encuentro trascendente, pero sí el placer de conocer y disfrutar con unas fotografías, algunas de las cuales no conocía.
7. Una exposición que no olvidas. Bueno, voy a contestarte concretamente por una vez a lo que me preguntas. En el año 81 se hizo en Madrid una exposición que se titulaba "Mirrors and windows" (Espejos y ventanas). Entonces yo tenía 19 años, empezaba a estudiar fotografía y dedicaba varias tardes a la semana a visitar exposiciones de pintura, escultura, ir a conciertos o a muestras de arte en general, y por supuesto de fotografía. Fui varias veces a esta exposición que estaba montada en la sala de la Fundación Juan March. Reunía obras de fotógrafos americanos que habían sido realizadas en la década de los 60 y 70, así que era una exposición muy limitada, pero yo estaba empezando y descubrí una dimensión en la fotografía que aun no había ni siquiera intuido. Fue apasionante poder ver por primera vez copias de fotógrafos que desconocía, que luego formaron parte de mis influencias e inspiraciones. Ahí estaban maestros como Gibson, Friedlander, Diane Arbus o Caponigro,... entre otros muchos.
8. Tus tres fotógrafos de cabecera. Mi madre, mi abuelo y mi tía.
Porque son los primeros que me enseñaron fotografías. Esos papeles misteriosos y mágicos. También mi tío Jesús, podemos poner un cuarto fotógrafo. Me gusta recordar esas primeras fotografías que un día me impactaron de no sé qué manera para inocularme definitivamente el veneno de querer ser fotógrafo cuando aun era tan joven. Esas fotografías están ahí, en cajas, pero también en lo profundo de mi recorrido como fotógrafo y como espectador de fotografías. Quizás un día las publicaré, o las usaré de una u otra manera, porque están en el origen de todas las demás.
Supongo que no es la respuesta que buscabas. Quizás imaginabas nombres de reconocidos y famosos fotógrafos. Creo que voy a seguir siendo rebelde en mis respuestas, sobre todo para que la cosa no quede en la mera curiosidad. Habría concluido la respuesta varios renglones más arriba mencionando tres de los muchos fotógrafos que a todos nos han influenciado, o al menos a mí.
9. Tus tres libros para una isla desierta. Es que si es desierta de verdad, lo último que me llevo son libros. Se me ocurren otras cosas más imperativamente necesarias. Y si no es desierta, es decir, si hay comida y guapas nativas, playas soleadas y cálidas aguas, tampoco me llevo libros, ya que es lo menos necesario. Cada vez que hago una mudanza odio tener que transportar tanto libro. En la última, que además es muy reciente, he regalado unos 500 para no tener que cargar con ellos. Con todo y con eso parecía que no había en el mundo cajas suficientes para los que aun quedaban. No quiero llevarme libros a una isla desierta, ni uno. Menos aun tres. Prefiero papel y lápiz para escribir, hacer dibujos o componer breves poemas para mi amada. Eso sí.
10. Un libro clásico y otro contemporáneo español. No sé si ya sería clásico o contemporáneo, pero voy a mencionar un libro que no existe y que debería existir: "Koldo Chamorro", un libro dedicado a la vida y obra de este maestro, que desgraciadamente nos ha dejado. Pudiera ser el suyo de esos libros grandes y densos, como su desconocida obra, que pesan kilos, pero kilos de conocimiento, porque su trabajo es inmenso, y sería un gran legado a las generaciones presentes y futuras de fotógrafos que no han tenido la suerte de conocerle. Esta respuesta pudiera estar a ambos lados de la pregunta, así me evito tener que dar otro título.
11. Un libro clásico y otro contemporáneo internacional. Para seguir en mi línea de respuestas voy a mencionar otro libro que no se llegó a realizar y que habría sido maravilloso; "Journal intime de la fin du millénaire" de Christian Janicot. Este libro me interesa no sólo por su contenido, extraordinario y bello, sino por el proceso en su creación, por su estructura extraordinaria. Su autor aun no ha fallecido, y que la suerte le depare aun muchos años de vida, así que este libro quizás algún día pueda existir. Janicot es autor de otro interesante libro que contiene cientos de guiones de películas que jamás se llegaron a realizar: "l'Anthologie du cinéma invisible".
12. Hay que seguir la pista a... Juanan Requena, un joven fotógrafo que vive en Murcia, aún poco conocido, pero que tiene las bases, el coraje, la sensibilidad y la inteligencia para ser un gran autor. Además es una buena y bella persona. Su página web: http://nodetenerse.com/
13. El panorama fotográfico actual en España es... Recientemente me hicieron una pregunta parecida. Cuál era mi opinión sobre el "sistema de la fotografía". Obviamente la pregunta no se refería al "sistema de zonas" sino a las "zonas del sistema". Voy a ampliar el rango de la pregunta y considerar las zonas de la fotografía actual en general. Así podemos hablar de un panorama más amplio que incluye diferentes cuadrantes de la cuestión, además creo que tu pregunta apunta hacia esta idea. Es una pregunta compleja y en este espacio la respuesta será un esbozo de reflexiones que deberían ser más amplias y densas.
Desde un cuadrante cultural y social hacer fotografías se ha convertido en una actividad tan cotidiana como atarse el cordón de los zapatos, cepillarse los dientes o montar en autobús. Eso no constituye sólo el panorama fotográfico español, sino cierto panorama general y global de la fotografía. No sólo hacer sino además publicar fotografías está al alcance de cientos de millones de personas. En qué medida esto afecta al panorama de la fotografía en un ámbito profesional o de oficio es complejo. Para mi es obvio que hacer fotografías no significa necesariamente ser fotógrafo, aunque esto quizás no esté tan claro para algunos. El dispositivo fotográfico al que se suman ahora las posibilidades de las herramientas digitales diluye aún más la estrecha pero radical línea que diferencia lo creativo y original de lo meramente producido, nuevo o raro. Dicho de otra manera; si desde hace mucho tiempo fue relativamente fácil ejecutar imágenes fotográficas (recordemos el famoso slogan de Kodak "usted apriete el botón, nosotros hacemos el resto" ) ahora hasta los más pequeños, o quienes nunca antes siquiera tocaron una cámara fotográfica o tuvieron más relación con la creatividad que hacer la lista de la compra, pueden conseguir resultonas fotografías que lucen publicadas e inmediatamente aplaudidas en redes sociales. Eso es sólo una parte del panorama de la fotografía: una continua confusión entre la idea de ejecutar imágenes más o menos impactantes, raras, espectaculares o novedosas, y la de interpretar creativa y originalmente el mundo a través de imágenes fotográficas genuinas. Obviamente la balanza se está inclinando hacia el lado fácil: la ejecución de imágenes decorativas del mundo. En ese sentido la fotografía pierde en cuanto a práctica y resultado creativo de calidad, para ganar en un aspecto cuantitativo; cantidad de personas que hacen fotografías, cantidad de fotografías, más fotografías, producto de masas, modo de comunicación masivo, popular y vulgar, cantidad de "me gusta", objeto de jugoso mercado, etc. Pero no todo es negativo en este cuadrante, porque esa explosión popular hacia la fotografía pudiera tener varias caras y significar cosas mejores en el futuro, aunque hoy día ese futuro sea lejano o incierto.
Si miramos desde una zona en el plano de lo individual el panorama es más esperanzador. Nuevas generaciones de autores surgen con la fuerza y la intensidad de la juventud y del compromiso con la fotografía y sus propias visiones personales. Es reconfortante ver cómo esas promesas de fotógrafos (y artistas) se suman a otros de más largas y densas trayectorias que siguen comprometidos y con intensidad sus propios pactos con la calidad. Menciono de nuevo a Juanan Requena entre los jóvenes que empiezan, o a David Jiménez entre los autores de más larga trayectoria, y más en el borde hacia el que progresivamente se dirige la fotografía o al menos algunos fotógrafos, autores muy importantes y consagrados pero aun jóvenes y con una energía creativa extraordinaria, como por ejemplo Javier Codesal. Menciono tres, pero hay otros, por supuesto..., mi lista no sería enorme, pero sí nutrida... están ahí, trabajando, a veces en silencio. Algunos, aun con muchos años de trabajo a sus espaldas todavía no han publicado un solo libro. Pero su obra crece.
Miramos la zona que corresponde al dispositivo concreto de la fotografía y vemos que lo digital se suma a todo lo anterior y que se pretende que lo terminará sustituyendo. Creo que así es, pero la fotografía argéntica seguirá existiendo como proceso antiguo. La casi desaparición de la fotografía argéntica será, es de hecho consecuencia de necesidades, intereses y dinámicas sistémicas y no tanto de un proceso evolutivo de la naturaleza del proceso fotográfico argéntico en sí mismo mirado desde otros cuadrantes, como por ejemplo el del autor de fotografías, o desde cuadrantes donde lo ético o moral aporten alguna justificación. Es decir, dinámicas sistémicas autogestadas que en su aplicación a la fotografía, (lo fotográfico y más) se han impuesto a la evolución de la fotografía y su dispositivo concreto como herramienta de hacer imágenes, afectando a su historia pasada y a la que ya, muy probablemente, no tendrá lugar. No digo que esto sea malo en su totalidad, es sólo una nueva herramienta, pero me parece interesante pensar en cómo desde los cambios en un cuadrante se afectan todos los demás y si esto es definitivamente bueno y cuales son o serán las consecuencias a su vez en cada cuadrante. Se argumenta que ya ha ocurrido de manera similar en momentos históricos anteriores a nuestra época, y se pone como ejemplos la aparición de la imprenta o la misma aparición de la fotografía argéntica como herramienta de ilustración,... etc. sin embargo lo que pongo en duda es la calidad y la naturaleza de las actuales dinámicas sistémicas (capitalismo hacia hipercapitalismo) como causa de evoluciones o colapsos, y de los cambios en las últimas décadas, en comparación con las de otros momentos históricos.
Y llegamos a la zona correspondiente de la fotografía donde veo un panorama más preocupante, y que participa de la crisis general provocada por un desequilibrio en el plano de lo sistémico que afecta directamente a los planos subjetivos de la fotografía. El problema consiste básicamente en cómo los valores sistémicos objetivos tratan de subsistir e imponerse desde premisas que contemplan sólo el crecimiento o la supervivencia dentro de su propio cuadrante, sin contemplar la subsistencia a veces incluso negando o ninguneando la existencia- de los otros cuadrantes: es decir, lo más parecido a la forma de desarrollo de un cáncer, cuyas células se organizan en función a su propio crecimiento, aun poniendo en peligro o eliminando el sistema global que lo contiene; el cuerpo del enfermo. La fotografía, sea entendida como arte, oficio o como práctica aplicada, es afectada, como todo lo demás, y participa de las oportunidades, pero también de los problemas, mirada desde su participación en este cuadrante sistémico. Respecto a las oportunidades la fotografía ha adquirido un valor (básicamente valor de mercado porque participa en ese aspecto del cuadrante como nunca antes lo ha hecho) impensable hace años. Desde el lado de los problemas resulta que precisamente ese (y otros valores sistémicos) valor objetivo se impone sobre los valores subjetivos contenidos en los otros cuadrantes mencionados anteriormente y que tienen que ver con las dimensiones de calidad creativa y artística, ética y moral, eclipsándolas a veces de tal forma que parecieran no importar o existir, u ocupando, en el mejor de los casos, puestos secundarios en una escueta escala de valores. Los agentes fotográficos (galerías, ferias, instituciones, comisarios, gestores culturales) se suman y nutren al problema en tanto en cuanto aceptan, apoyan y provocan desde sus intereses las premisas para justificar ciertas jerarquías de valor desde jerarquías de poder sustentadas en el funcionamiento de este sistema; más poder, más crecimiento horizontal, más mercado, más dinero, más fama, más visibilidad,... parecen ser los valores predominantes que alimentan crecimientos y expansiones horizontales cada vez más carentes de profundidad.
Un ejemplo entre otros muchos posibles- de las consecuencias de esto. Las fotografías de un autor son bonitas, ocurrentes o espectaculares. Dramáticas o comprometidas socialmente. Interesantes. Se justifican con algunos textos teóricos. Se venden bien. Una vez creado el producto se instala en el sistema y comienza un desarrollo horizontal que permite un crecimiento a veces de manera exponencial- en ese cuadrante. Así que no solo se siguen vendiendo bien sino que ahora se venden mucho más caras. Autor, obra o libro entran en el mundo de las listas. Todos contentos. Después de décadas, o de meses (ahora todo va muy rápido) la obra, vista desde otros cuadrantes se encuentra exactamente en la misma línea de desarrollo que en los comienzos; es lo que es y quizás ha avanzado poco o nada en intensidad o profundidad. Sin embargo mirada en el cuadrante sistémico, funciona, y en el ha crecido y ha ido adquiriendo fama e importancia, es decir, ha experimentado un desarrollo traslativo, horizontal. Esto, en principio, no me parece mal del todo, porque es una parte de lo deseable, pero al mismo tiempo puede llevar a ciertos problemas que generan desequilibrio y confusión. Lo que me parece discutible es cuando se trata de equiparar ese desarrollo en el plano sistémico con el supuesto desarrollo inexistente en muchos casos- en otros cuadrantes. Es decir, cuando se confunde o al menos se pretende confundir, lo horizontal con lo vertical. Para ello se coloca a obras y autores a los pedestales de maestro u obra maestra, cuando realmente el desarrollo o dimensión vertical de la obra no ha tenido lugar y por tanto no justifica ese calificativo. No hay que olvidar que ese desarrollo en el plano sistémico es sólo, y como mucho, una cuarta parte de lo deseable y que lo ingenioso tiene su lugar y su valor, pero es algo diferente de lo genial. Desde los valores mencionados en ese cuadrante sistémico se educa y se trata de formar sensibilidades sobre esta falacia, que solo justifica y es justificada por intereses de un sistema que se autoprotege a sí mismo y a intereses individuales o de grupos. Esto no es muy esperanzador, es el humus adecuado a todo tipo de crisis, incluidas la crisis de creatividad como la que actualmente estamos atravesando.
14. Qué sobra y qué falta en la fotografía actual. Sobra estómago. Falta cabeza y un poco más de sexo. Te lo explico en otra entrevista, para no alargarnos demasiado.
15. Qué fotógrafo quieres ser. La respuesta tiene que ver con lo escrito en la cuarta pregunta. No se trata de quién quiero ser sino de quién soy y puedo ser. No puedo ser otro que el que soy. Y eso incluye al fotógrafo. Y quien soy y puedo ser seguramente guarda relación con las cuatro zonas o cuadrantes de la respuesta 13. Ya soy, en potencia, el fotógrafo que quiero ser, pero al mismo tiempo sé que me queda aun mucho trecho por recorrer. Menos mal ¡! Hay un lugar, que no es exterior, al que creo que nos gustaría llegar a todos. Dice José Angel Valente: "Crear es generar un estado de disponibilidad, en el que la primera cosa creada es vacío, un espacio vacío. Pues lo único que el artista acaso crea es el espacio de la creación. Y en el espacio de la creación no hay nada (para que algo pueda ser en él creado). La creación de la nada es el principio absoluto de toda creación".
Trato de caminar hacia ahí. Porque es donde puede surgir mi visión original, la única herramienta personal de creación. A ese espacio le llamo ser yo mismo y creo que es la fuente de lo genuino y auténtico en cada uno de nosotros. Sólo yo puedo hacer ese camino y dirigirme hacia ese lugar,... bueno, puedo dirigirme hacia otros, pero los otros ya están ocupados (como dice esa cita creo que de O. Wilde: "Sé tú mismo. Los demás puestos están ocupados"). Nadie va a ir por mí, son pasos que he de dar yo, o tú para ser tú mismo cada ser humano puede hacer ese camino para crear su auténtico lugar de silencio, es decir, de creación. Ahí encontrará su visión personal y única del mundo. Luego vendrán las fotografías, las palabras, las músicas, las formas de ser. Desde ahí me puedo posicionar.
Pretender ser otro es perder el tiempo y la energía creativa. Ocupar el lugar de otro fotógrafo es copiar, o repetir, falsificar(se). Perder el centro dinámico. Es una impostura. Creo que puedo ser el fotógrafo que soy, pero sobre todo el que voy siendo a cada paso, con mis limitaciones, con mis silencios y mis preguntas, con mis dudas y certezas. En cada una de mis respiraciones. Mi método para dirigirme hacia ahí cada vez tiene menos que ver con decir, y más con escuchar.
www.oscarmolina.com 

Fuente: http://fotoaplauso.org/index.php?num=3&tipo=art

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