Hace un mes y 3 días que recordé lo que era perder por amar. Y hay de ti viejita que te extraño como nunca pensé.
Le escribiría a Dios un correo para recordarle sus deberes y su piedad, al ángel San Gabriel le tuitearía unas cincos veces al día para que me deje escucharte de nuevo; y a una paloma blanca le pediría prestado el crédito con la más alta tasa de interés para que te lleve un beso de mi parte.
Una y mil cosas haría por uno de tus abrazos incómodos. Por uno de tus regaños y por una de tus sonrisas. Brindaría en este momento por las muchas victorias vividas, por las faldas acomodadas de la escuela, por las muchas noticias mañaneras en Radio María que escuchábamos juntas, por uno de tus huevos fritos, por el pollo en salsa, por los macarrones que nunca nadie sabrá preparar como vos, por las piscinadas en la ropa americana. ¡Por las largas caminadas en San José! Aplaudiría por uno de tus reveses a la gente tonta, a los inadecuados y a los polos.
Ruego a Dios todos los días por cambiar el olor de estas calles por el tuyo, ¡perfume de mujer, gardenia mía! Te he escrito muchas y mil cartas más te escribiré. Pero esta es por un te extraño y un te quiero ver.