15 pueblos que no debes perderte en España

Pueblos pequeños, medianos y grandes. Pueblos de interior o costeros. Pueblos calados de blanco o pueblos coloridos. Pueblos despoblados (la mayoría. Qué pena) o a rebosar (casi siempre en verano). Pueblos, al fin y al cabo. En España tenemos muchos y de todos los tipos. Y son encantadores. No los conozco todos, claro está, pero he conocido los suficientes para saber que está bien invertido el tiempo cuando los visitas. Hoy os daré 15 ejemplos de ello: 15 pueblos que merece mucho la pena conocer en España. ¡Qué suerte de país!

Aínsa

Es imposible no ver la magia en este pueblo empedrado con vistas de impresión. Aínsa es la localidad más popular de la comarca de Sobrarbe y mucha gente sabe ya de sus encantos. Pero a pesar de compartirlo con otros viajeros, Aínsa es un pueblo súper bonito a todas luces. Además, al abrigo de su éxito, tiene opciones de restauración por doquier.

Un lugar muy recomendable que como la zona en la que se encuadra es uno de los sitios que más recomiendo siempre. ¡El Pirineo es una joya a la altura de otros cientos de lugares naturales del mundo!

Ayna

Ayna es el claro ejemplo de que la provincia de Albacete es toda una sorpresa. Un lugar al que volver porque además de una delicia, es siempre una especie de clarividencia ante los prejuicios. Llama la atención porque está en plena sierra, cuando Albacete presume completamente llana. Su orografía y paisaje escarpado, con una gran montaña que le da un toque especial de personalidad, certifican el error.

A ello, hay que sumarle que fue uno de los escenarios de la mítica película ‘Amanece que no es poco’ y que en varios puntos del pueblo le rinden homenaje al film y sus geniales desvaríos. Para redondear, se pueden conocer los alrededores o darse un homenaje a gastronomía manchega.

Santillana del Mar

Otro de los pueblos más bonitos de España es sin duda Santillana del Mar. Situado en Cantabria, no tiene mar pero sí un encanto que salta a la vista. Aunque no es muy grande, se disfruta mucho. Paseando, tranquilamente, tomando algo en su plaza central o recreándonos en sus detalles, como por ejemplo los balcones de madera siempre llenos de coloridas flores.

Peñalba de Santiago

El corazón del Valle del Silencio, en El Bierzo -León-, es un pueblo coqueto, cuidadosamente rehabilitado y con un paisaje único: Peñalba de Santiago. Elegido por los eremitas en el pasado como lugar recóndito e ideal para practicar la fe, hay en la zona varios centros religiosos dignos de una visita y también rutas donde perderse en mitad de naturaleza salvaje. Si quieres calma y paz, pocos lugares habrá como este y sus alrededores, ya que de los de la lista, sigue siendo de los menos visitados, quizás por lo lejano.

Altea

Ideal para el verano, pero precioso para visitar en cualquier época del año, Altea tiene presencia y sabor a Mediterráneo. Paredes blancas, tonos cálidos y características iglesias de la zona de Levante. Me encantó. Aunque sus playas son de piedra, son ideales para refrescarse y sentir por primera vez el verano (si no, cerca, los arenales de Calpe son de arena y también merecen la pena).

Cazorla

Referencia de otra de las zonas naturales más interesantes de España, Cazorla es un pueblo encantador donde perderse. De nuevo, una receta que nunca falla: calles estrechas, fachadas de pulcro blanco, balcones con flores… En sus alrededores, además, disfrutarás de un paisaje típico de olivos. Pero más allá, hay varias rutas para llegar a lugares naturales por los que la vista te agradecerá haber llegado hasta ellos.

Véjer de la Frontera

Un mar de casas blancas que a pie se convierte en un laberinto lleno de encanto. Esta es mi descripción para Véjer de la Frontera, una grata sorpresa a la que años volví años después de conocerla por primera vez. Para disfrutar despacio de los encantos de una localidad con aire tranquilo y muy del sur.

Lastres

Lastres es uno de los pueblos donde descubrí el encanto infinito de la tierra donde nací (Asturias). Un pueblo para contemplar el mar y admirar sus robustos poderes. Un pueblo para comer bien, para respirar puro, para subir cuestas y agradecer a la madre naturaleza sus maravillosos contrastes…

La Alberca

La Alberca es una rareza en los pueblos castellanos y quizás por eso, una maravilla. La arquitectura es sin duda una de las más poderosas razones para acercarte a este pueblo. La madera y las geométricas formas que plasma sobre las fachadas son una joya que no es común en otros pueblos de la zona.

Ello se explica en realidad porque está enclavada en el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, un paraíso natural que también podréis explorar si os trasladáis a la zona. Con todo ello, La Alberca se sitúa a 87 kilómetros de Salamanca.

Navajas

Aunque forma parte de la provincia de Castellón, uno de los hechos que hace único a Navajas es la cantidad de casas señoriales que creó la burguesía valenciana en el pasado, ya que está muy cerca de la ciudad. Ahora aún se pueden ver, imponentes, estos edificios cargados de belleza y detalles. Este toque refinado casa también adecuadamente con que en la plaza del pueblo se encuentre un olmo centenario, símbolo de la unión de la gente que allí habita, sea de la condición que sea.

También son geniales los alrededores, donde se pueden ver varias cascadas producto de la riqueza natural de la zona. No os perdáis cascada del tío Juan o la del ‘salto de la novia’, que en realidad se llama El Brazal, pero recibe ese nombre de una antigua tradición.

Frigiliana

Paseando por las estrechas calles de Frigiliana y disfrutando de las maravillosas vistas que logra al estar situado bastante alto, hasta el más urbanita duda de si vivir allí sería el mejor plan de vida. ¡Qué pueblo tan bonito, qué calles tan arregladas, qué blanco tan pulcro, qué detalles, qué maravilla…!

Situado a 8 kilómetros de Nerja y advirtiendo a lo lejos el Mar Mediterráneo, Frigiliana es sin duda uno de los pueblos más bonitos de España y es imposible no quedarse embobado con él. Recomendadísimo.

Sallent de Gállego

Con esencia de pueblo de montaña, Sallent de Gállego es elegante, tiene casas de arquitectura adaptada al medio y ambiente relajado para un verano alejado de las hordas turísticas de otras zonas. Además lo adornan con flores y hacen aún más encantador el paseo. Pero quizás en sus calles no tenga el encanto de otros de esta lista.

No obstante, no es un problema, ya que su fuerte viene del paisaje en el que se encuadra, quizás el más bonito de los que yo haya conocido en España. Un pueblo de montaña con unas vistas espectaculares que le confieren sin duda la etiqueta de imprescindible si te dejas caer por el pirineo aragonés, en Huesca. Y si sigues mi consejo es necesario que lo visites. Vas a agradecérmelo; lo sé.

Masca

Masca está considerado “un caserío” por sus pequeñas dimensiones, pero es por ello una rareza irresistible. También está en la lista por razones naturales y otra de las estampas más bellas que yo haya podido presenciar. Pero en Masca también tiene mucho encanto pasear por sus “calles”, ya que es tan irregular que cada cosa que descubres es una maravilla. De vistas volcánicas, como la isla en la que se asienta -Tenerife- Masca es una fiesta de grandes rocas, naturaleza, flores y color. Una joya.

Trujillo

Una de las plazas más bonitas de España, varios museos interesantes a buenos precios, monumentos interesantes y varios lugares donde subir y admirar la belleza de los alrededores hacen que esta localidad (se considera ciudad) de cerca de diez mil habitantes se coloque entre lo más interesante que hacer en España, más allá de las urbes. Es ideal para un fin de semana si no vives demasiado lejos, incluso combinándola con Cáceres, ya que además de todo lo que tiene para ver, se come de lujo. ¡España, tan variada y especial!

Arcos de la Frontera

Recuerdo que llegar a Arcos de la Frontera fue un poco odisea, pero en los viajes, uno se da cuenta a veces de que los sitios especiales suelen suponer un esfuerzo extra. Así fue en este caso también. Este pueblo es un laberinto de calles estrechas, fachadas blancas y balcones coloridos, donde llegado el extremo suelen formarse adorables balcones a los alrededores. Lugares ideales para asimilar lo visto y más allá.

Por supuesto, otro de los elementos de su preciosa arquitectura son los arcos, uno de los símbolos del arte musulmán que dejó su personal huella en este lugar. Además, tiene alguna iglesia, como la Basílica Menor de Santa María, para fijarse bien, ya que tiene un exterior precioso.