-Mamá, me aburro.
-Coge un libro.
-Ya he leído dos.
-Haz un dibujo.
-No me apetece. Quiero salir a la calle.
-Cariño, está lloviendo y se está haciendo de noche.
-Mamá, me aburro.
-Vamos a ver que encontramos.
Ambas se dirigen a la cocina. Sobre la encimera hay un bote de mermelada vacío. Se trata de un tarro hexagonal, suficientemente alto y ancho para la idea que se le había ocurrido a la madre.
-Cariño, ¿sabes que podemos hacer con este bote y con la lluvia?
-Claro, poner el frasco en la ventana y que se llene con el agua de la lluvia.
-¿Y si le añadimos la luna que aparece entre algunas nubes?
-No sé, je donne ma langue au chat.
-Ponte el tarro en los ojos, la parte abierta mirando hacia ti, y el fondo dirigido hacia la luna, ¿qué ves?
-¡Muchas lunas!
-¡Acabamos de hacer un caleidoscopio!