Erase una vez una familia de duendes que vivían en un árbol del Patio de los Naranjos. Bebé Duende era muy feliz. Papá Duende tallaba juguetes de madera y Mamá Duende preparaba ricas tostadas con mermelada de naranja.
Un atardecer, Bebé Duende perdió su juguete favorito, un caballo de madera. Buscándolo desde su ventana vio como a una niña le caía el chupete. Sus padres fotografiaban la Giralda y no repararon en ello.
—Mamá esa niña está triste porque no tiene su chupete— Dijo Bebé Duende
—Hijo, estamos en Sevilla, le comprarán otro— respondió Mamá Duende
Pero el duendecillo, que no pudo soportar ver a la niña afligida, fue a por el chupete y se lo entregó de escondidas. Con una gran sonrisa ella le devolvió el chupete y le señaló el caballo de madera, que se escondía tras un arbusto. Desde entonces Bebé Duende intercambia chupetes por juguetes y sonrisas.
Este post apoya la iniciativa el Árbol de los chupetes.
Este post ha sido redactado según el Código de Confianza C0C