Los chicos ya estaban de vacaciones y Ana estaba de baja por su embarazo. Tenía la suerte de trabajar en una empresa estupenda que tenía y a las seis meses de gestación le habían dado la baja para que se cuidades.
Así que cuando terminaron de desayunar se fueron los tres a hacer la compra. Como iban por el barrio fueron dando un paseo. Primero pararon en la farmacia, para comprar ácido fólico. Después fueron a la carnicería, donde compraron carne picada para hacer albóndigas.
La siguiente parada fue la panadería. Ana y Pedro entraron para comprar el pan y unas trenzas para merendar. Juan quiso esperarles fuera y se sentó en un banco al que acababan de echarle una mano de pintura. Cuando Ana lo vio, dejó las bolsas en el suelo y se apresuró a decirle que se levantase.
El pobre Juan, todavía no sabía leer y se llevó un disgusto cuando se dio cuenta de que había que tirar sus pantalones favoritos.