Por fin el día amaneció despejado y podríamos ir al parque con los nuevos patines que nos dejaron los reyes magos en la salita de casa la otra mañana. No iríamos al parque de casi siempre ya que allí patinar era algo más complicado, iríamos al parque grande, con mucho espacio, carriles, ¡incluso patos habían en una gran fuente!
Una vez listos, mamá terminó de ayudar al pequeñín con el nudo de su patín y se lanzaron como locos a hacer carreras por las pistas, mientras en el banco un señor con un sombrero oscuro le decía adiós con la mano a los niños.
Después del buen rato haciendo ejercicio tocaba merendar, ¡y qué mejor que la bonita cafetería en medio del gran parque! Decidimos nos lanzamos aún con los patines puestos a coger sitio en la terraza para tomar un chocolate caliente. Pero al llegar peque vio que a un señor que ya marchaba se le quedaba su maleta en uno de los asientos:
- ¡Mira mamá, el señor se olvida de su maleta! Voy a alcanzársela antes de que desaparezca y vengo a por el chocolate.
Y así lo hizo. El más pequeño de los hermanos supo que esa maleta debía ser devuelta a su dueño y no lo dudó ni un instante, hizo su entrega y continuó el resto de la tarde feliz entre juegos, risas y deporte.
Y esta semana por sorpresa tenemos la aportación de A. Pensaba darle un retoque pero he decidido dejarlo tal cual lo ha escrito e ir mejorando cada semana si sigue animada a escribir.
Había una vez una familia. La familia Rotnan era una familia que se iba de vacaciones a París. El vuelo salia a las cuatro y media. Ya en el aeropuerto el más pequeño, David, quería ir al baño,pero el avión estaba apunto de salir .Y en París los niños, David y Carla, no sabían a dónde iban, preguntaron una y otra vez pero sus padres no se lo dijeron . Después de media hora llegaron a …¡DISNEY LAND PARIS! los niños se volvieron locos .Habían literas…etc.
Deshicieron las maletas y se pusieron a explorar el hotel. Al día siguiente se fueron al parque de Disney, habia de todo, hasta un taller de hacer nudos.
La madre llevaba los sombreros en la mochila. ¡Ah y por cierto! los Rotnan se iban a quedar cuatro días. Al tercer día vieron un desfile donde salían las princesas y campanilla era la favorita de Carla . Por desgracia ya se tenían que ir de París. Ya en casa los niños recuerdan los mejores momentos de su viaje y en la cena se lo dicen a sus padres y al final de la cena acaban viendo todas las fotos.
Y para sorpresa mía llegó a tiempo la aportación de G!! Juro que lo he leído un par de veces y me meo de risa. Tampoco se ha retocado, es su idea original:
Había una vez en Navidad un niño al que le regalaron un sombrero, una maleta y zapatos. Cuando fue al parque se le desataron los zapatos y se los ató con un nudo. Después fue al colegio con su maleta nueva que le gustó mucho y la llevaba con él a todos sitios hasta que cumplió 15 años. La tiró a la basura pero al cumplir 29 se arrepintió de lo que hizo. De repente alguien le tocó a la puerta y le preguntó: ¿Tú eres Juan?, ¿Sí,por qué? Respondió el niño. Esto es tuyo, le dijo el señor, y era la maleta que había tirado. Se puso muy contento y colorín colorado este cuento se ha acabado.