La madrugada del 4 de Marzo, unas pataditas me despertaron. También noté que tenía mucha hambre, así que, mientras todos dormían, me fui a la cocina a comerme los dos últimos donuts.
Para no sentirme culpable de haberles dejado sin desayuno, escribí una nota en un papel, en una libreta que encontré. Decía así:
- Hola, son las 5.20 de la mañana, no puedo dormir porque tengo contracciones y mucha hambre. Me he zampado dos bollos. ¡Lo siento, la princesa quería azúcar!
Un rato después, expulsé el tapón mucoso, sin restos de sangre. A las 4 de la tarde, tenía a mi princesa en brazos.
Por casualidad, encontré esta nota hace unos días, en una libreta perdida en un cajón. Me trajo tantos recuerdos…….
Ahora, la nota está colgada en la nevera con un imán. Cada día la veo y mi cara se ilumina con una gran sonrisa.
¡Gracias princesa!