Erase un gato despistado de nombre Soccus. Llevaba siempre un sombrero de color marrón y una maleta en la que no faltaba una escudilla, un libro y una pajarita. Su esposa, Scarlata, no sabía si era despistado porque sí, o se hacía el sueco porque no le interesaba lo que le decía.
Una mañana le pedía que fuera a buscar atún al mercado, y Soccus aparecía por la tarde con un tarro de mermelada. Otro día, le decía que fuera a por el periódico, y él venía con un tren de juguete.
Scarlata, desesperada, intentó de todo. Escribía el recado en un papel… Lo perdía. Llamaba por teléfono para recordarle lo que tenía que hacer… Lo tenía desconectado. Iba con él… A la vuelta de la esquina, lo perdía de vista.
Decidió que la única manera era hacerle un nudo en el rabo. ¿Creéis que consiguió que no se olvidara?
ó