Revista Educación

1.500 días

Por Siempreenmedio @Siempreblog
1.500 días

-"¡Cómo pasa el tiempo", me escribió ayer en redes una buena amiga al ver la foto de Las golfiantas en su cuarto cumpleaños.

Mi reacción inmediata fue responderle "no lo sabes tú bien". Y lo hice. Luego me quedé pensando que no. Que estos cuatro años han sido tan intensos que su transcurrir ha sido potente en todos y cada uno de los momentos, incluso a la hora de dormir, a la que llegas muchas veces antes que ellas, derrengada, torcida, absolutamente despeinada... Ni tiempo para ninguno de esos planes de lectura, que se quedan en la mesilla de noche, cogiendo polvo, viviendo una vida de historias encerradas bajo la tapa.

Tampoco hay tiempo para perder el tiempo -no sabes, Carlospu, cómo me sumaría a tu plan ahora mismo, dime que lo vas a hacer como sea, para tener luego una referencia por la que guiarme algún día de mi vida, cuando estas estudien en Massachusetts o por ahí cerca-.

Sin embargo, a pesar de esta queja general de cansancio eterno, viví ayer un momento de esos congelados, en medio del rebotallo de infantes saltando en el castillo hinchable: vi sus caras y pensé que qué suerte la mía y la suya; son niñas felices, sanas, alegres... Porque esto sí es suerte. Nacer en el lugar acertado.

Celia y Vera cumplieron ayer cuatro años, casi 1.500 días. Visto así, cuando aún recuerdo especialmente su cuarto día de vida, aún en el hospital, sí pienso que el tiempo ha volado. El tiempo siempre vuela cuando vemos las situaciones en la distancia y a toro pasado y se ralentiza cuando se vive el día a día. Y cada día que pasa es un día marcado a fuego.

Al final, mi única certeza en todo este tiempo es que se puede vivir así, con estas sensaciones de cansancio, prisa, agobios, estrés..., que no sobrevivir, aunque con frecuencia hablemos de que hemos sobrevivido al paso de los años. De no hacerlo, probablemente, es que no estaríamos vivas. Y eso, es obvio, no es mejor.


Volver a la Portada de Logo Paperblog