Dicen algunas personas a las que yo respeto que es el momento de que el movimiento 15 de Mayo se vaya a casa. Yo no lo creo. Dicen que el día 22 de Mayo -en su supuesto cenit- hubiese sido el mejor momento. ¿Qué hubiese cambiado? Según Rosa María Artal se está llegando a un “consenso de mínimos light“. ¿Cual es la propuesta alternativa de Rosa? Irse a casa a “reflexionar“. Yo creo que irse a casa no sería a reflexionar, sino a saborear la derrota. ¿Cual sería la imagen del movimiento si ahora mismo se disolviese? Derrota. ¿Qué hubiésemos ganado después de esta gran movilización social? Nada. ¿Es juicioso irse a casa tras la movilización de ayer en Barcelona? Tal cosa no se había visto en años…
El consenso de mínimos al que supuestamente según El País se ha llegado es -un resumen del periodista de algo seguramente más elaborado-:
1. Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana.
2. Lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política.
3. Separación efectiva de los poderes públicos.
4. Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.
Yo sinceramente creo que es un brillante paso. Irse a casa sin nada sería una derrota, una desmoralización que tardará meses (sino años) en cerrarse, un punto más para el “no vais a cambiar nada” que tanto nos enfrentan ante cualquier pelea….
Habrá que irse a casa, pero cuando se obtengan victorias. Una retirada a casa con una ley electoral -por poner un ejemplo- a una circunscripción y con un sistema electoral puro sería un gran avance y supondría un empujón para poder dar en el futuro un paso aún mayor. Conseguir una conquista social sería la forma idónea para volver a casa, con la moral alta y con una ciudadanía dispuesta a movilizarse de nuevo en el futuro. Entonces nos retiraremos a festejar y a reflexionar desde el orgullo del deber cumplido, no desde la derrota (y la más que posible frustración). Un consenso tan juicioso no puede sino ser un gran avance del movimiento.
Una vez llegado al consenso de mínimos habría que trabajar en que todo el mundo conociese las reivindicaciones y exigir el cumplimiento de estos al gobierno. Con propuestas de ley concretas que no permitan el ejecutivo salirse por la tangente se obligaría a legislar la voluntad del pueblo.