15m, un año después…

Indignados, estado de derecho, corrupción, autogestión, rebelión, dignidad, manifestación, derechos, debate social, precariedad, capitalismo, opresión, recortes, sistema, cambio, lucha, asamblea, democracia, reforma, alternativas, insolvencia, reflexión, activistas… soberanía! Son términos, conceptos, palabras grandilocuentes, que vienen y van estos días por Barcelona! Palabras seguramente llenas de sentido y argumentos, pero que se resumen en una sola: Soberanía! Soberanía de las personas… más que de los pueblos, ciudades, naciones, estados, países, continentes, hemisferios, Tierra, Universo o universos, donde los haya! La célula de todo es la persona y es en ella donde debe sentirse, ejercitarse y defenderse la soberanía!

Sabes que no me gusta echar leña al fuego o recrearme en la desgracia propia o ajena! Los medios de comunicación y los políticos ya lo hacen por mí, cada día, con el cuestionable fin de ayudarme, aunque lo que pretenden es provocarme miedo! Pero es precisamente la soberanía de mi persona, basada en la libertad frente a mi pasado, mis circunstancias pasajeras, mis errores y mis aciertos, lo que me confiere la cualidad y el privilegio de ser una persona singular e irrepetible! Y, como tal, con mis propios derechos y obligaciones ante mí mismo y ante los demás! Y ese es mi derecho inapelable y auténtico de ser, sentir y actuar según mis principios y decidir cómo debe de ser mi vida! Y la fortaleza para lograrlo me la otorga mi corazón, que defiende lo que es suyo -y de nadie más- y que, por cierto, no puede arrebatarme nadie! Mi amor, mi dignidad como persona, mi valor y mi libertad de ser y de sentir lo que siento!

Pero estos días en mi amada Barcelona se está debatiendo, reflexionando y discutiendo sobre todo ese derecho personal y colectivo, a veces menospreciado o ultrajado, que durante demasiados años ha permanecido silenciado, aunque despierto en la conciencia de muchos de nosotros. La gente revindica hoy todo aquello que está en juego y puede llegar a perder en un momento difícil y complicado como el actual, pero en el que no todo vale! Y eso nos indigna, como no podía ser de otra forma! Y nos indigna a todos, unos en silencio, otros gritando y, algunos más, simplemente cambiando día a día un mundo que hay que repararlo, antes de que se pudra del todo! Y hay que cambiarlo a mejor, a más Humano -con mayúsculas-, deshaciéndonos de la ira acumulada, de la confrontación baldía y del engaño colectivo que nos ha llevado hasta donde estamos todos ahora!

Y lo reconozco, me gusta que Barcelona sea un motor del cambio en el mundo entero y que su juventud rebelde sea la semilla del cambio! Y también que algunos maduros ciudadanos -que no podridos- hayamos por fin dicho lo que pensamos y sentimos desde siempre, aunque fuera cada uno en familia o en su rincón silencioso, consigomismo! Y me gusta que los que intentan impedir el ya necesario, paulatino e imparable cambio en el mundo se resistan y se nieguen a aceptarlo, porque quiere decir que este proceso de cambio ya es real y, como tal, sin remedio! Pero, aunque entiendo su inquietud, su miedo a perder y su resistencia al cambio -algo que todos sentimos en algún momento- no soporto cuando por ello utilizan el poder, la extorsión del tipo que sea o, lo que es peor, la indiferencia y la falta de diálogo, como hasta ahora! Porque aún no sé de ninguna fuerza social o política en el poder que haya recibido, escuchado con atención y consensuado algo concreto con los ciudadanos indignados, que ya somos casi todos, de algún modo! ¿Qué miedo tenemos en reconocer los errores y a enmendarlos? Creo en esa resistencia activa, joven de espíritu, rebelde, silenciosa y no violenta que preconizaba Gandhi para mejorar el mundo cuestionando lo instaurado e imperfecto, que invita a la reflexión personal y colectiva! Me gusta que, tras ese cuestionamiento valiente y firme, salgan decisiones viables y duraderas para mejorar este insano, incoherente e insostenible mundo nuestro actual!

Pero yo, aunque cada día más abogo y trabajo por un mundo justo, solidario, consistente y armonioso en todos su ámbitos, esa rebelión ya la comencé hace años, persona a persona, día a día, cuanto pude… y puedo, cada día! Y, poco a poco, voy construyendo mi propio mundo, en el que mis sueños forman ya parte de mi realidad cotidiana, en que la moneda de cambio y de transacción con los demás es el amor y en el que la libertad y la valentía son los únicos garantes de mi felicidad! Un mundo en el que nunca jamás una ideología, religión u organización humana del tipo que sea, puedan supeditar, esclavizar o mostrarse siquiera indiferentes frente a una sola persona de cualquier condición, clase social, cultura, raza, religión o sexo. Porque la soberanía empieza por uno mismo y consiste en defender a capa y espada todo lo que a uno le pertenece y, a la vez, nadie puede quitarte, aunque quisiera! Lo único importante que hay en nuestra vida es lo que llevamos dentro, lo que soñamos y tenemos el valor de sentir y de vivir también por fuera, compartiéndolo con los demás! Y eso solo es posible cuando, al fin, te das cuenta de que emociones, alegrías y penas, luces y sombras, de cada quien son -ni más ni menos- lo que nos une inexorablemente a todos y, a la vez, lo que nos convierte en personas únicas, responsables, tolerantes, soberanas y, por tanto, ya plenas, para dar y recibir el amor que necesitamos para ser felices, como todos merecemos!

Pero doctores tiene la iglesia. Te recomiendo este artículo de opinión y este curioso video que cita este momento histórico que vivimos hoy, un año después de otro recordado 15 de mayo, pasado. Extrae tus propias conclusiones…

“Ojalá el 15-M”, Soledad Gallego-Díaz

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