Hoy es jornada de reflexión y por ello me voy a permitir el lujo de hacer varias en voz alta y letra clara.
La jornada electoral de mañana domingo va a significar una victoria atronadora del PP. ¿Por qué? Por una razón muy evidente: el voto rebelde o el no-voto que representa el movimiento #15M apenas va a hacer mella en el partido de la derecha (lo del patinazo de Intereconomía entrevistando al pijo es pura anécdota).
Anoche me acerqué en la Puerta del Sol para celebrar la llegada de la jornada de reflexión y estábamos todo tipo de personas, jóvenes y menos jóvenes, de todos los aspectos, tribus y extracciones sociales, gentes con rastas codo con codo con señores encorbatados acompañados de sus señoras, jeborros, rockeros, pijos y también perroflautas (¿Por qué no?), familias enteras con la abuela y con carritos de bebe. Fue muy emocionante palpar la Historia... Pero no creo que ninguno de ellos fuera el votante clásico del PP. Ya se sabe que el electorado pepero es fiel y acude a las urnas al paso de la oca y cantando aquello de "¡prietas las filas, recias marciales nuestras escuadras va...!". Además hay un tipo de español muy extendido que regala el voto solo porque una candidata se viste de chulapa o lanza una frase ingeniosa (por muy hueca que sea), aunque le quiten las guarderías, la educación pública, le vendan el agua del Canal de Isabel II o le hagan esperar seis meses para una radrografía. Son los españoles radicalmente antagónicos a estos otros acaban de despertar un largo sueño (larguísimo) y han acampado en la puerta del Sol.
Por ello, si Esperanza Aguirre logró en los anteriores comicios el 50 por ciento de los votos válidos, en esta ocasión puede alcanzar (salvo sorpresa), el 60 por ciento de los votos válidos.
Izquierda Unida tampoco creo que capitalice el descontento que los convocantes del #15M quiere teledirigir hacia los "partidos minoritarios". Tendrá una subida, probablemente, pero no muy significativa. IU tiene pendiente una catarsis para liberarse de esa tendencia autodestructiva que padece.
La debacle será la del PSOE, lo cual será muy sano para la democracia porque una regeneración le hara mucho bien.
Hasta aquí podríamos decir que el mecanismo puesto en marca por el movmiento de los Indignados supone un paso atrás, puesto que electoralmente vencerán aquellos que representan el neoliberalismo que ha causado la crisis, que representa al capital, que desregula los mercados, que vende el Estado a pedazos y que celebra los pelotazos y corrupción mientras hace reverencias a la Iglesia.
Pero este paso atrás debe servir solo para tomar impulso, el regalo que se hace al PP de ayuntamientos y Comunidades Autónomas no debe ser más que un repliegue estratégico para ganar la siguiente batallas: las elecciones generales próximas.
Si el voto de protesta nulo o blanco es significativo, los partidos que dicen representar a las izquierdas deberán escuchar el clamor de la calle y dar su brazo a torcer en el punto que considero clave: la reforma electoral para que haya listas abiertas (le mejor forma de eliminar a los corruptos) y un sistema electoral de proporción directa y real entre votos y representatividad (que todos los votos valgan lo mismo). en la medida en que se infle la cesta de las reclamaciones, el movimiento se debilitará y disgregará.
El #15M deberá seguir luchando para que todos los partidos incluyan estas propuestas en sus programas electorales en 2012. La próxima legislatura ha de ser la de la refundación de la democracia, con una reforma electoral y también constitucional si es preciso.Los indignados deben volcarse en ello desde el próximo lunes: apretar a los partidos políticos para que se lo fijen como objetivo prioritario. Y aquel que no lo acepte, que sea señalado y se recomiende su boicot completo. Bien es cierto que pueden prometer y luego no cumplir (recuerdo que el PSOE prometió en 2004 dotar a la Agencia Efe de un estatuto y no lo ha cumplido) pero el movimiento está en marcha y una segunda avalancha los haría trizas. No nos engañemos, ha de ser el PSOE el que institucionalmente impulse esa reforma, entre otras razones porque es el que más tiene que perder si ignora el clamor popular, y tampoco se verá muy prjudicado ya que la reforma nunca dañará a una verdadera izquierda.