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Publicado el 23 junio 2013 por Norasteele @Norasteelelr
 Ya había pasado una semana, la más larga de toda su vida. Su hermana Lav cada día llegaba más feliz de las prácticas pero se había olvidado de preguntarle a su compañera Aubrey si era familia de Kate. Bajo la opinión de Gin realmente es que su hermana no quería meterse en ese tipo de berenjenales no obstante, de hoy no pasaba. Era otro lunes, un lunes nuevo e iba a empezar una buena semana.
Se incorporó un poco de la cama y se sentó apoyándose en el cúmulo de cojines que se arremolinaban en la zona superior de ella, no tenía hambre pero ya se había planteado empezar un buen lunes y para ello necesitaba fuerzas. Se levantó lentamente, primero una pierna luego otra y cuando ya se encontraba sentada decidió terminar, le costó horrores ya que llevaba un fin de semana tranquilito, sin salir de allí. Enseguida le recordó a su padre encerrado en el despacho. Su padre, hace unos días le pareció verlo en un supermercado pero que las hubiese abandonado después del golpe hizo que le repudiase. Se dirigió a su armario y lo abrió, no le costó mucho decidir que ponerse unos pantalones vaqueros, una blusa turquesa y unos zapatos cerrados negros de tacón. Pretendía salir por la tarde o más que sea intentar llamar la atención de alguien.
La puerta de su casa se abrió bruscamente, lo suficiente para escucharla desde su habitación así que se asomó desde lo alto de la escalera para investigar quien podría haber sido tal vez Lav estuviese de mal humor. No, no era Lav, era él, Carl, su padre no sabía como reaccionar en ese momento solo observaba como su hermana apareció corriendo dándole un enorme abrazo a Carl mientras, Gin seguía sin inmutarse.
- Hola Lav -su padre le respondió devolviéndole su abrazo- Gin
- H..Ho..Hola.
- ¿No me habéis echado de menos?
- Sí papá -la dulce voz de Lav tranquilizaba la tensión entre Gin y su padre
- Yo me voy ya a trabajar, hoy tengo que estar antes.
Gin no dijo más nada, bajó las escaleras lo más rápido posible y salió por la puerta que aún seguía abierta. A los pocos minutos escuchó unos pasos siguiéndola apresuradamente.
- Eh, Gin, espera
- ¿Qué?
- ¿PERO A TI QUÉ TE PASA? Aparece papá tras una semana y larga y lo primero que haces es largarte ni un ¿dónde has estado?
- ¿Tú se lo has preguntado no?
- No... -la cara de Lav fue enrojeciéndose poco a poco.
- Mejor, ¿por qué no le preguntas la razón por la que se largó?
- No le voy a preguntar eso.
- Pues yo tampoco, pero tengo otra pregunta para él.
- ¿Cuál?
- Ya te la diré cuando estemos en casa
No dejó que su hermana respondiese, la mandó a callar cerrándole la boca haciendo que el resto del camino fuese eterno para las dos. En el desvío Lav fue a la derecha para ir a las prácticas mientras Gin siguió recto camino de su oficina, en este recorrido intentó responder a la pregunta principal “¿por qué los días que pretendo estar de buen humor empiezan mal?” La aparición de su padre le había desencajado moralmente, lo suficiente para olvidarse de otros problemas tenía que hablar con Ian, lo necesitaba.Entra en la oficina y se dirige rápidamente a su despacho, es más temprano de lo habitual pero necesita hacer un par de investigaciones antes de que llegue nadie y empiece su horario laboral.
- ¡Qué lentitud joder!
El ordenador tardaba entre 10 y 15 minutos para cargarse pero nada más terminar de hacerlo Gin abrió el buscador e introdujo la frase latina que aparecía en la carta que enviaron hace semanas a su ordenador “Alea iacta est”. A lo largo de la semana anterior había visto y escuchado esa frase alrededor de 115 veces, si nunca había aparecido esa frase no entendía la razón por la cual aparecía ahora en cada muro vacío y se escuchaba en la boca de tantas personas. Lo primero que mira es una página de traducción latina “la suerte está echada” ahora entiende el significado completo del escrito. Iba a cerrar el navegador cuando se fijó en una de las páginas que le daban a elegir “grupo alea iacta est” el nombre no le llamaba mucho la atención era la palabra <<grupo>> que aparecía escondido en el resumen del contenido de la página y sin dudarlo accede a ella. Era una página negra que contenía en el centro un cuadro blanco que pedía usuario y contraseña para acceder a todas las funciones de esa página, obviamente desconocía la clave pero cada vez la página se le tornaba más misteriosa y mayores eran sus ganas de entrar en ella.
- Hola Ginger -la voz de Logan la hizo sobresaltar en su silla, estaba de pie apoyado en el marco de la puerta vestía unos vaqueros y una camisa blanca con un dibujo de algún deportista que Gin no supo reconocer y unas playeras blancas- ¿qué pronto tú aquí no?
- Sí, discutí con mi familia y salí muy pronto de mi casa -la vista de Logan se fijaba en el ordenador no obstante no preguntaba acerca de ello y Gin decidió cerrarlo lo más rápido posible
- Ajá
- ¿Y tú qué haces tan pronto aquí?
- Yo llego pronto todos los días para hacer revisión a los ordeandores antes de que los use nadie, el tuyo iba a revisarlo ahora pero creo que ya lo has hecho tú.
- Verás Logan...
- No me hacen falta explicaciones a mí y tampoco quiero meterte en problemas así que dejémoslo en un no ha ocurrido nunca y nunca ocurrirá, ahora levántate de ahí, habrá que borrar todos los datos que hayas dejado y hacerle revisión a los programas que debas utilizar
Ginger no dijo ni una palabra más, Logan sabía suficiente de ella para poder meterla en algún embrollo y no lo había hecho así que lo mejor era respetar sus decisiones y evitar los quejidos sin valor.
- ¿Por qué nunca me has metido en algún lío? Sabes la carta que recibí y sabes lo que he hecho hoy, tienes pruebas suficientes y solo te has dedicado a borrarlas.
- Ya tienes suficientes líos, ¿no es verdad?
- Sí
- Pues ya está.
- Pero...
- Pero ¿qué? No necesitas más problemas y menos con Jeff, con él si que tienes demasiados, lo sabemos tú, él y yo inclusive.
- ¿Qué problemas hay con él?
- Ginger ahí no me meto yo, es cosa de ustedes creo yo y no me pienso meter más, tengo suficiente con su versión.

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