Ser madre no es fácil. Es (para mí) divertido, maravilloso, emocionante; pero también es agotador, física y emocionalmente, es angustioso, un camino lleno de dudas, de miedos, de preocupaciones.
Hay muchas cosas que las madres recién estrenadas no sabemos hacer. Incluso en esta era de la información rápida, seguimos teniendo espacios en blanco con respecto a la maternidad, que vamos llenando con la práctica, mira que esto es un ensayo y error. Pero hay cosas que sabemos por instinto, o por lógica, o porque la leímos de alguna revista o blog o página especializada, cosas en las que el ensayo y error no aplica, porque no se puede.
Por ejemplo, que la leche materna es el mejor alimento para un recién nacido, y que en caso de que esté disponible y al alcance de la madre (aunque suene ilógico para algunos, no todas las madres tienen la leche materna a su alcance) debe administrarse, al menos, hasta los seis meses.
Sabiendo esto, teniéndola a la mano, ¿qué madre no querría darle pecho a su bebé? ¿qué madre no sabe que lo mejor, si se tiene repito, es la leche materna?
Todo el mundo asume que las madres queremos y debemos dar leche materna. Basándonos en la premisa anterior, es comprensible. Ahora, ¿cómo hace una madre que lamentablemente no tuvo leche materna? ¿habrá que estigmatizarla porque prefirió sucumbir a la leche artificial sin mirar hacia atrás antes que permitir que su hijo se mal nutriera y padeciera hambre? Yo creo que no. Tampoco creo que el vínculo que da amamantar se pierda con el biberón. Sino, ¿cómo hacen los padres que alimentan a sus hijos mientras sus esposas trabajan, o porque son el único padre, o porque quisieron dejar que su esposa durmiera un rato? ¿Ellos no crean el mismo vínculo? ¿Y la madre que se extrae la leche para poder ir a trabajar y sólo tiene oportunidad de alimentarlo por las noches, ella no tiene esa fuerte conexión de piel con piel? Hay que ser muy... muy para pensar eso.
Ahora bien, el motivo de este post es hablar de los consejos de maternidad, en especial los consejos sobre la alimentación. Si yo le doy a mi hijo leche materna o leche artificial, tendré una razón. Si le doy la materna, es porque la tengo a disposición, a mi hijo le gusta y es buena para él. Si le doy artificial, es porque es alérgico a mi leche (es decir, a la proteína de la leche, o a la lactosa) porque yo no produje leche, o porque produje tan poca que no podía alimentarlo correctamente.
Cada quien tiene sus posturas con respecto a qué clase de leche debe darse a un recién nacido. Yo voto por darle la que le nutra más, le guste más y lo beneficie más, sobre todo, la que esté más a mano. Y si vas a criticar a alguien por no seguir tus posturas, pues pregunta primero el porqué difiere contigo. Ésa es mi molestia. Que la gente, en cuestiones de maternidad, y sobre todo cuando una es joven, simplemente asume y no pregunta primero y luego "aconseja". Que en realidad consejo no necesito hasta que lo pido, y si no lo pido no me interesa, menos cuando está dado en tono de "yo sé más que tú, así que mejor lo tomas sino quieres quedar como una incompetente".
Nadie podrá cuidar, querer y preocuparse más por mi hijo que yo. A excepción tal vez del padre, pero es una relación ligeramente diferente.
Siendo la maternidad un camino tan difícil, lleno de inseguridades, no necesito que me vengan a abollar más la olla llamándome incompetente, irresponsable, etc. Que una no nace aprendida, que los niños no vienen con manual de instrucciones, y que la relación madre-hij@ es intocable, incorruptible e inolvidable. Para las que amamos a nuestr@s hij@s. Si yo digo que es bueno para mi hijo, y resulta que en realidad si es bueno, no me vengas a joder porque no es lo que tú aplicas. Que la libertad de pensamiento aún existe.