Con el frío de Madrid ya en el rostro es un buen momento para ver como está Níger.
Muchas cosas siguen igual (la mayoría): el calor, la gente, la sequedad extrema y ese desorden en el orden tan africano. Aunque parezca lo contrario ha sido muy agradable volver a recordarlo. Negativo: mucho mas tráfico en Niamey (o como mínimo no recordaba que el caos fuese tan denso) y sobre todo la seguridad y la sensación de inseguridad (cosas diferentes).
Río Níger. Febrero 2011
En todas las conversaciones con el personal expatriado la palabra AQMI se repite constantemente. Por defecto o por exceso nadie está contento con las medidas de seguridad. Cada organización ha tomado posiciones diferentes: algunas han rescindido contratos a parte de su personal, otras restringen sus movimientos en el interior del país, casi todas han prohibido que el personal supervise o monitoree los proyectos. La mayor parte del personal está fustrado por el giro de los acontecimientos.
Todos saben que hay una amenaza latente pero nadie se pone de acuerdo a como hacerle frente. En la mayoría de los casos se impone la prudencia. El sábado pasado sin ir más lejos, en una fiesta en casa de un grupo de gente europea empezó a circular un mensaje de alerta que varios coches de Al Quaeda en el Magreb Islámico habían entrado procedente de Mali con destino a Niamey. La alarma quedó en eso y varios días más tarde se analizó que este tipo de falsos rumores se va a incrementar con un efecto pernicioso: que viene el lobo, que viene el lobo....
Con Diallo, antes de la oración de los viernes
Justo antes de irme llegó la noticia que AQMI había liberado a tres rehenes de los 7 que secuestró en el norte del país y que trabajaban para Areva: el togolés, el malgache y la mujer francesa (enferma de cáncer)... todo un mensaje respecto a la nacionalidad y del interés de los terroristas...
En cualquier caso, Níger sigue siendo un gran país y un gran desconocido. Soy un optimista nato y quiero creer que volveré en otras circunstancias, más tranquilas, a disfrutar de una cena con los amigos que he dejado allí, en especial Abdou e Illa. Si las cosas han cambiado en América Latina a mejor... ¿quien no dice que pueda pasar lo mismo en África?