Monarquías ibéricas y Papado entre gestión del sagrado, santidad, prácticas misioneras y evangelización
Roma, 30 noviembre – 2 diciembre 2022
Congreso Internacional promovido por el Instituto de Historia de la Europa Mediterránea ISEM – CNR, en colaboración con la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (EEHAR-CSIC), el Instituto Nacional de Estudios Romanos (INSR), la Pontificia Universidad Lateranense, Red Columnaria/COREDEX y la Universidad de Roma Tre, Departamentos DSU y FILCOSPE, y bajo el patrocinio de la Embajada de España ante la Santa Sede.
Este año 2022 se conmemora el aniversario de dos acontecimientos especialmente significativos para la historia de la Iglesia y, más concretamente, para la historia de las misiones y de las relaciones entre Roma y la Monarquía Católica.
El 12 de marzo de 1622, el papa Gregorio XV canonizaba a Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, a su hermano Francisco Javier, apóstol de las Indias y del Japón, a Teresa de Ávila, reformadora de la orden carmelita, proclamada Doctora de la Iglesia por el papa Pablo VI en 1970, a Felipe Neri, cura florentino y fundador de la Congregación del Oratorio, y a Isidro Labrador, patrón de la ciudad de Madrid, personajes muy diferentes entre sí, pero sin duda emblemáticos en el contexto de una Iglesia post tridentina que dirigía gran parte de su esfuerzo a la promoción y a la difusión de la fe.
El éxito de los Austrias – que vieron legitimada la plena identificación entre sus propios objetivos geopolíticos y la lucha por la defensa de la fe en Europa y en Ultramar a través del explícito reconocimiento del favor divino a la causa de la dinastía – resultó solo aparente: las canonizaciones de 1622 reafirmaron potentemente la centralidad de la Ciudad Eterna – de su curia y de la competición política que en ella se desarrollaba –, es decir, del escenario privilegiado en el que el papel de brazo secular y de referente cultural de la catolicidad desempeñado por la Monarquía, se ‘presentaba’ al mundo y, en consecuencia, se legitimaba. Sin embargo, este refrendo únicamente podía nacer de una ‘concesión’ de la Santa Sede, que mediante la prerrogativa que le era propia de proclamar santidades, se presentaba nuevamente como suprema guía de los fieles en pos de una Iglesia universal.
Y este objetivo va a hacerse explícito pocos meses después y desde el punto de vista jurídico, apoyándose en una labor tan central como la evangelización. En efecto, la vocación carismática y escatológica que constituía el núcleo de las aspiraciones universales compartidas por la Iglesia, la monarquía española y la portuguesa, queda sancionada el 22 de junio de ese mismo año con la emanación por parte del papa Gregorio XV de la bula Inscrutabili divinae, por la que se constituía la Sacra Congregatio de Propaganda Fide. Con su creación se buscaba promover las misiones y al mismo tiempo disminuir la hegemonía ejercida por las monarquías ibéricas en los territorios – de Oriente como de Occidente – en los que se desarrollarían, mediante el ejercicio del derecho de patronato/patronazgo.
El año 1622, por estas razones, representa un momento crucial en el enfrentamiento entre Roma – que mediante las canonizaciones y la fundación de Propaganda Fide buscaba reafirmar y consolidar su propio monopolio sobre lo sagrado – y las monarquías ibéricas que, por otra parte, insidiaban este primado utilizando la carga mesiánica de soberanos llamados a guiar, gobernar y cristianizar diversos territorios.
El encuentro de estudios internacionales 1622. Ser universales en el mundo católico. Monarquías ibéricas y Papado entre gestión del sagrado, santidad, prácticas misioneras y evangelización, insertado en un proceso de largo alcance con la intención de describir históricamente la proyección global de los reinos ibéricos, pretende examinar sobre todo tres elementos que mudaron e interactuaron entre sí a lo largo del tiempo: la inestable jerarquía de los agentes que guiaron los destinos de dichos reinos, los espacios dentro de los cuales se movieron y las formas mediante las que presentaron y se representaron el poder soberano y de las instituciones de gobierno.
La importante presencia española en Roma, la canonización de algunos de los súbditos más representativos del Rey Católico y, a su vez, la subordinación ante el papa son indicadores de la manera con que la monarquía trazaba su línea político-ideológica al inicio de los años 20 del siglo XVII. Si la preeminencia imperial de Carlos V o la guía confesional de Felipe II supusieron dos formas de entender la vocación universalista de la monarquía, 1622 marca simbólicamente el momento en que para guiar al mundo católico es necesario el permiso del papa.
Cuatro de las ponencias tratan específicamente sobre Teresa de Jesús:
- Luciana Lopes dos Santos (Universidade Federal dos Vales do Jequitinhonha e Mucuri), Santa Teresa… .de quien?: acciones y agentes en la canonización teresiana
- Enrique García Hernán (IH-CSIC), Teresa de Jesús y su familia ante el reto de la Reforma del Carmelo
- Larissa de Macedo Raymundo (Universidad de Salamanca), Teresa de Jesus e Ignacio de Loyola: representación y propaganda de sus santidades entre las carmelitas descalzas de Medina del Campo
- Ruggiero Doronzo (Università di Bari), Per un contributo all’iconografia di Santa Teresa d’Avila: le incisioni dell’Archivio Generale dei Carmelitani
Programa completo en este enlace
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