(La magia de los borradores de Blogger. Rescatado del naufragio de aquella tarde en la que el cielo de Madrid, en lugar de dejar caer gotas de agua, nos golpeó cong ranizo. Supongo qu estarií enfadado por lo que estaba viendo desde ahí arriba.)
No me pidas que no llore si el cielo de Madrid
lleva ya varios dias con ganas de llorar.
Si la semana pasada, tras contener las lágrimas,
por la suma de cargas contenidas, sin sentidos increchendo,
estalló en un mar de granizo.
Si la fuerza de sus lágrimas golpeó retrovisores,
abolló capos y arañó más de una espalda.
Si sintió la necesidad de respirar tan profundo
que generó un huracán con cada espiracion.
No me quiero imaginar que se ve a esa altura,
cuando los humanos parecemos pequeñas hormigas.
Si los ojos, solo pueden contener un número determinado de situaciones
y se desbordan por culpa del espacio y su contenido.
No me pidas que deje de mirar al cielo,
si cada vez que bajo mis ojos necesito coger aire para respirar
despues de recibir tantos mensajes y noticias
que me agotan sin poder remediarlo.
Dejame vaciarme como lo ha hecho el cielo esta noche,
déjame limpiarme por dentro y por fuera.
Déjame por una vez. Sin que nadie lo vea.