En esta época es cuando empieza la preocupación por la construcción de nuevos muelles y dársenas y
por la limpieza y mejora del puerto, que planea el capitán de fragata don Agustín Colosía, venido a Santander a tal objeto. El municipio se preocupa por empedrar y construir el desagüe de la villa, su limpieza y embellecimiento,y los particulares construyen las magníficas casas del Muelle que llamaban la atención de propios y extraños, a la vez que van creando una importante industria.»
Un viajero de excepción, Jovellanos, que visita Santander en el verano de 1791, nos ha dejado en sus apuntes una sintética descripción de lo que la ciudad era entonces:
«Bajamos al Muelle- dice-cuyo proyecto se reduce a una dársena que por entre la Catedral y la dársena actual corre hasta la casa de las Atarazanas, con dos entradas: se trata de darle fondo y extender el malecón hasta el horno de cal, con su pequeña dársena para barcos, rampas y martillos.
Sobre el muelle actual hay cinco grandes edificios nuevos: 1.º, Casa de Aduana, edificio magnífico, pero colocado fuera de la línea y que estrecha demasiado la barbacana de la dársena proyectada. 2.º hasta 5.º, casas de particulares, que dan un magnífico aspecto a la villa, ruin por otra parte y destartalada fuera de lo nuevo. Las casas son de Mazo, de su yerno Campo, de Gutiérrez, de la Compañía o gremio de lonjistas o cacateros, uno de los cinco de Madrid, de Collantes, capitán del puerto, etc. Se proyecta una nueva plaza; hacer a espaldas una pequeña alameda; empedrar toda la villa y limpiar por medio de un -cantarillón que se está construyendo y debe desaguar fuera de las dos dársenas. Esto y el incremento del comercio que se conoce ya, está compensado, primero, con la inmensidad del proyecto, para lo cual no puede haber dinero ni fuerzas; segundo, con la resistencia de la ciudad, Consulado y Obispo, opuestos a la obra … »
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