Brasil, el país más grande de América del Sur, ocupa casi la mitad del continente. Casi todo está en el hemisferio sur, y gran parte es tropical, con vastas extensiones de selva tropical llenas de plantas y vida silvestre exóticas.
La costa atlántica de Brasil, de 7.400 kilómetros, está bordeada de playas de arena dorada y su interior está lleno de recursos minerales. El oro de las minas de Brasil todavía cubre las iglesias de Portugal, la potencia colonial que gobernó Brasil hasta 1822. Esta fuerte influencia portuguesa es evidente en la arquitectura colonial de Brasil, en las artes decorativas como los azulejos de sus iglesias y conventos y en el idioma.
Para los turistas, Brasil es a la vez un paraíso tropical y un apasionante destino cultural con atracciones para todos los gustos, desde idílicas vacaciones en la playa y exploraciones en la jungla hasta museos de arte de clase mundial y los ritmos palpitantes del Carnaval de Río.
Para descubrir los mejores lugares para visitar y cosas para hacer, utilice esta práctica lista de las principales atracciones turísticas de Brasil.
1. Cristo Redentor y Corcovado, Río de Janeiro
Con los brazos extendidos a 28 metros, como para abarcar a toda la humanidad, la colosal estatua Art Deco de Cristo, llamada Cristo Redentor, contempla Río de Janeiro, el Pan de Azúcar y la bahía desde la cima del Corcovado. Desde aquí, posiblemente tengas la mejor vista de la ciudad.
La altura de 709 metros en la que se encuentra forma parte del Parque Nacional de Tijuca, y un ferrocarril sube 3,5 kilómetros hasta la cima, donde una amplia plaza rodea la estatua. Terminada en 1931, la estatua de 30 metros fue obra del escultor polaco-francés Paul Landowski y el ingeniero brasileño Heitor da Silva Costa, y está construida con hormigón armado y esteatita.
El empinado recorrido hasta la estatua en el ferrocarril es parte de la atracción, ya que pasa por un frondoso bosque, hogar de una amplia variedad de aves, mariposas y plantas tropicales.
2. Pan de Azúcar, Río de Janeiro
El emblema fácilmente reconocible de Río de Janeiro, el pico rocoso redondeado del Pan de Azúcar sobresale de un promontorio cubierto de árboles y se eleva 394 metros sobre las playas y la ciudad. Desde la cima hay vistas impresionantes de Río y el puerto, así como una vista impresionante del Cristo Redentor. Esto es absolutamente imprescindible cuando visite la ciudad, pero planee hacerlo en un día despejado y preferiblemente por la mañana.
Parte de la atracción es la emoción de viajar en el teleférico entre Pan de Azúcar y el Morro da Urca, un pico más bajo desde el cual un segundo teleférico conecta con la ciudad.
El primer asentamiento de Río comenzó debajo de estos picos, cerca de la larga playa Praia da Urca y puedes recorrer uno de los tres primeros fuertes allí, el Fuerte São João, con forma de estrella .
3. Cataratas del Iguazú
Las Cataratas del Iguazú son una de las cascadas más espectaculares del mundo. En el punto donde se unen Brasil, Paraguay y Argentina, el río Iguazú cae espectacularmente en un semicírculo de 247 cascadas que caen ruidosamente hacia el desfiladero. Justo encima de las cataratas, el río se reduce a un cuarto de su ancho habitual, lo que hace que la fuerza del agua sea aún más fuerte.
Algunas de las cataratas tienen más de 100 metros de altura y cubren un área tan amplia que nunca las verás todas a la vez, pero el panorama más amplio se obtiene desde el lado brasileño. Pasarelas y una torre te ofrecen diferentes perspectivas, y un puente llega hasta una de las cataratas más grandes, conocida como Garganta do Diabo (Garganta del Diablo).
Puede cruzar al lado argentino para disfrutar de vistas más cercanas desde las pasarelas que se extienden más hacia el centro de las cataratas. Los dos lados ofrecen diferentes perspectivas y vistas, por lo que la mayoría de los turistas planean ver ambos.
Las cataratas están protegidas por el Parque Nacional Iguazú, aclamado por la UNESCO, donde las selvas tropicales subtropicales albergan más de 1000 especies de aves y mamíferos, incluidos ciervos, nutrias, ocelotes y capibaras.
A principios de noviembre de 2023, flujos de agua diez veces superiores a los niveles normales causaron daños importantes a muchas de las pasarelas dentro y alrededor de las cataratas. La más famosa, la Garganta del Diablo, ha reabierto, pero la Garganta del Diablo permanecerá cerrada durante bastante tiempo sin que se haya anunciado una fecha de reapertura al momento de escribir este artículo.
4. Copacabana, Río de Janeiro
Es difícil pensar en Río sin evocar una imagen de Copacabana. Este es el patio de recreo de Río, un popular escape del calor lleno de adoradores del sol, nadadores y niños que construyen castillos de arena. Una variedad aparentemente interminable de cabañas de playa ofrecen alquiler de sillas y sombrillas, refrigerios, bebidas e incluso duchas gratuitas.
La sección más famosa del centro de Río sigue la Avenida Nossa Senhora de Copacabana y está bordeada a lo largo de un lado por cuatro kilómetros de arena blanca y olas rompientes .
La playa está separada de los edificios y del tráfico por un amplio paseo pavimentado con mosaicos blancos y negros en un patrón ondulado que recuerda a las calles de Lisboa, Portugal. A lo largo de este paseo, el famoso Palacio de Copacabana está protegido como monumento nacional. Dentro del lobby de este hotel, puedes imaginar fácilmente ver a la realeza y a los ídolos del cine que se han hospedado aquí.
5. Selvas Amazónicas
A unos 20 kilómetros al sureste de Manaos, las aguas oscuras del Río Negro se encuentran con las aguas claras y fangosas del Río Solimões, fluyendo una al lado de la otra durante unos seis kilómetros antes de mezclarse en el Amazonas. Los viajes en barco desde Manaos te llevan a este punto, llamado Encontro das Aguas, encuentro de las aguas.
Otros viajes en barco te llevan al corazón de las selvas tropicales y a la red de ríos, canales y lagos formados por los tres ríos. En el Río Negro, las Islas Anavilhanas forman un archipiélago con lagos, arroyos y bosques inundados que ofrecen una muestra representativa completa del ecosistema amazónico.
Puedes ver monos, perezosos, loros, tucanes, caimanes, tortugas y otros animales salvajes en un viaje en barco hasta aquí. También cerca de Manaos, el Parque Ecológico Janauari, de 688 hectáreas, tiene varios ecosistemas diferentes que puedes explorar en barco a lo largo de sus estrechos canales.
Aquí todo un lago está cubierto de nenúfares gigantes que sólo se encuentran en la región del Amazonas. Mientras esté en Manaos, asegúrese de ver su famoso Teatro Amazonas, la ópera de estilo renacentista italiano, diseñada para poner a Manaos en el mapa como el gran centro cultural de América del Sur.
6. Carnaval, Río de Janeiro
Pocos espectáculos igualan la extravagancia del Carnaval previo a la Cuaresma de Río en cuanto a color, sonido, acción y exuberancia. No se equivoque, esta no es simplemente otra ruidosa fiesta callejera, sino una obra maestra cuidadosamente escenificada, donde los espectadores pueden ver los desfiles de los bailarines de samba que compiten desde un estadio especialmente diseñado por nada menos que el arquitecto más conocido de Brasil, Oscar Niemeyer.
Llamado Sambódromo, esta larga serie de palcos ofrece asientos en primera fila para una ruta de desfile de 700 metros donde bailarines y músicos de las escuelas de samba competidoras se pavonean en una deslumbrante explosión de trajes brillantes.
Si las escenas de multitudes le resultan menos atractivas que las celebraciones más espontáneas (que son igualmente desenfrenadas y coloridas), también encontrará carnavales en Salvador, Bahía, Recife y otras ciudades brasileñas.
7. La arquitectura modernista de Brasilia
La nueva ciudad de Brasilia, Brasilia, fue excavada en la naturaleza y terminada en menos de tres años para reemplazar a Río de Janeiro como capital del país en 1960. El ambicioso plan de Lúcio Costa y Oscar Niemeyer se convirtió en una obra maestra de planificación urbana y arquitectura de vanguardia. , y sigue siendo hoy una de las pocas ciudades del mundo que representa un plan completo y un concepto arquitectónico único.
Sin la mezcla normal de distritos residenciales y comerciales, toda la sección gubernamental se compone de importantes monumentos arquitectónicos, que son las principales atracciones turísticas de la ciudad. Algunos de los más llamativos rodean la Praça dos Tràs Poderes: el palacio presidencial, la corte suprema y los dos edificios del congreso marcadamente contrastantes, además del Museo Histórico de Brasilia y el Panteão da Liberdade (Panteón de la Libertad), diseñado por Oscar Niemeyer.
El edificio más conocido de ese arquitecto en la ciudad es la circular Catedral Metropolitana Nossa Senhora Aparecida, cuyas columnas curvas de hormigón se elevan para sostener un techo de vidrio. Otra de las obras emblemáticas de Niemeyer es el Palacio dos Arcos, rodeado de hermosos jardines diseñados por el arquitecto paisajista brasileño Roberto Burle Marx, quien trabajó con Niemeyer en varios proyectos en todo Brasil.
El Memorial dos Povos Indígenas (Museo de los Pueblos Indígenas) redondo sigue el modelo de una casa redonda tradicional Yąnomamö. Pero muchos consideran que la mejor obra de Niemeyer es el Monumento JK, un monumento al presidente Juscelino Kubitschek, fundador de Brasilia. Brasilia ha sido nombrada ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
8.Jericoacoara
Si alguna vez has soñado con un pueblo junto a la playa donde todas las calles son de arena y con buenos restaurantes, hoteles decentes y algún que otro burro deambulando, Jericoacoara es el lugar para ti. Jeri, como se la conoce comúnmente, está ubicada dentro de los límites del espectacular Parque Nacional Jericoacoara, el acceso es solo a través de una enorme extensión de enormes dunas de arena en un vehículo 4×4 o, para los más aventureros, en la parte trasera de un buggy de playa.
Cada noche, la ciudad cobra vida cuando los vendedores ambulantes se instalan en la arena y la banda comienza a tocar. Tome un bocado en uno de los pequeños puestos de barbacoa y disfrute de la puesta de sol mientras se hunde en la extensión del Océano Atlántico, o mejor aún, consiga un asiento en el patio de la azotea. Más tarde, pasee por las calles peatonales de arena y disfrute de una cena con los pies en la arena. Después de la cena, visite una de las muchas boutiques que ofrecen una variedad de ropa de playa y de resort.
Las playas azotadas por el viento se extienden a lo largo de cientos de kilómetros al norte y al sur de Jeri y esto atrae a entusiastas de los deportes de viento de todo el mundo. Muchos consideran que Jeri es el mejor lugar del mundo para practicar kitesurf y, como resultado, atrae a un grupo diverso de participantes de todo el mundo.
Para experimentar las dunas o explorar lagunas de agua dulce, donde puedes instalarte en un restaurante junto a la playa e ir a nadar, alquilar un buggy por el día e ir de excursión. También puedes bajar hacia Guiru o más adelante hasta Tatajuba para ver o disfrutar más del kitesurf. Es un viaje divertido que implica cruzar un río en una pequeña barcaza plana.
Puedes volar directamente a Jericoacoara. Como alternativa, puedes volar a Fortaleza y alquilar un coche y un conductor para que te lleven por la costa, lo que supone un viaje de aproximadamente cinco horas. La mejor opción es hacer una parada por una noche o dos en el camino en algunas de las otras ciudades costeras como Cumbuco o Guajiru, ambas áreas populares para practicar kitesurf.
9.Ipanema
Más allá de las playas de Copacabana, las gloriosas arenas blancas se funden con las igualmente famosas playas de Ipanema. El mismo diseño ondulado del amplio paseo marítimo de Copacabana continúa aquí, separando la arena de la línea de hoteles, restaurantes, cafés, galerías de arte y cines que hacen de esta una zona social popular durante todo el año.
Más adelante, más allá del canal Jardim de Alá, que desagua la laguna Rodrigo de Freitas, se encuentran las playas de Leblon. Con más lugareños y menos turistas, estas playas son las favoritas de las familias. El domingo es especialmente concurrido, con un mercado de antigüedades en la Praça de Quentaland y la Feira de Artesanato de Ipanema, lleno de música, arte, artesanías y comida callejera.
Las olas en Ipanema y Leblon pueden ser muy fuertes e impredecibles, así que tenga cuidado donde nada. Sigue a los lugareños y mantente fuera del agua donde no veas a otros nadando. Si lo que buscas es surf, dirígete al tramo entre Copacabana e Ipanema, donde los surfistas pasan el rato.
10. El Pelourinho de Salvador
La Cidade Alta (Ciudad Alta) de la antigua capital colonial de Brasil ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su excepcional colección de edificios coloniales de los siglos XVII y XVIII, el mejor conjunto de su tipo en América del Sur.
Llamado Pelourinho, este casco antiguo es donde encontrarás las iglesias y monasterios más bellos de Salvador, construidos en una época en la que Brasil era la fuente de las riquezas de Portugal y el abundante oro se prodigaba en los edificios religiosos de la colonia.
La iglesia más fina y opulenta de la ciudad es São Francisco, construida a principios del siglo XVIII y repleta de intrincadas tallas cubiertas de oro. En el coro y el claustro se pueden ver excelentes ejemplos de paneles de azulejos portugueses, llamados azulejos.
Esta fue la iglesia del convento, y junto a ella se encuentra la iglesia de la Tercera Orden Franciscana. Es imposible pasar por alto la fachada desenfrenadamente tallada, cubierta de estatuas y una intrincada decoración. El interior es igual de ornamentado y supera incluso el barroco portugués en su opulento detalle.
11. Ouro Preto
La riqueza del estado brasileño de Minas Gerais en sus días de gloria del período colonial es fácil de imaginar desde los interiores de las iglesias de su antigua capital, Ouro Preto. Paredes enteras están bañadas en oro que fluyó, junto con diamantes, de las minas que rodeaban la ciudad en los siglos XVII y XVIII.
Ouro Preto, que desciende en cascada por las laderas de un valle empinado y está rodeada de montañas, es una joya de ciudad colonial, pero sus calles estrechas y empinadas y su entorno montañoso (por muy cautivadores que sean para los turistas hoy en día) no satisfacían las necesidades de una capital provincial en crecimiento. El gobierno se trasladó a la recién construida capital de Belo Horizonte, dejando a Ouro Preto en su cápsula del tiempo.
Las iglesias barrocas y rococó del siglo XVII de São Francisco de Assis y Matriz de Nossa Senhora do Pilar son los mejores ejemplos, pero toda la ciudad es tan rica en arquitectura colonial que Ouro Preto ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las calles empinadas, tan empinadas en algunos lugares que se convierten en escaleras, están bordeadas por elegantes mansiones coloniales, y las iglesias blancas coronan sus colinas con campanarios barrocos.
12. Museo del Mañana (Museo del Mañana)
La arquitectura futurista del Museo del Mañana de Río de Janeiro da una pista sobre su contenido. Las exhibiciones que invitan a la reflexión invitan a los visitantes a pensar en cómo podría ser el mundo en el futuro, explorando escenarios de cómo nuestro planeta podría cambiar en el próximo medio siglo.
Al examinar estos tiempos de rápidos cambios en la sociedad, la tecnología y el mundo físico, el museo incita a los espectadores a considerar varios caminos hacia el futuro y cómo cada uno se abre en función de las decisiones que se toman cada día como individuos y como sociedad.
Este llamativo museo de ciencias con vista al paseo marítimo fue diseñado por el arquitecto y artista español Santiago Calatrava.
Dirección: Praça Mauá 1, Centro, Río de Janeiro, Brasil
13. Parque Ibirapuera, São Paulo
El parque más visitado de Sudamérica, el Parque Ibirapuera, es un vasto espacio verde diseñado por el arquitecto paisajista brasileño Roberto Burle Marx, con edificios diseñados por Oscar Niemeyer. El parque es un escaparate de la arquitectura moderna y un centro de la cultura brasileña.
Entre sus monumentos, jardines, parques infantiles, senderos y lagos se encuentran museos y espacios para espectáculos que incluyen el Auditório Ibirapuera de Oscar Niemeyer , una de las mejores salas de conciertos de São Paulo. Un pabellón japonés con esculturas, ropa y artesanías tradicionales está ubicado en jardines de rocas con un estanque para peces.
El Museu da Aeronáutica e do Folclore , el Museo de Aeronáutica y Arte Popular, presenta miles de ejemplos de artes populares y exhibiciones sobre culturas tradicionales de todo Brasil. La planta inferior está dedicada al equipamiento aeronáutico y aeromodelismo. Un museo independiente, el gran Museu Afro-Brasil, presenta la cultura y la historia de los afrobrasileños y sus contribuciones.
Dirección: Avenida Pedro Álvares Cabral, São Paulo
14. Museo Oscar Niemeyer, Curitiba
Al allanar el camino para las formas de edificios poco convencionales creadas por arquitectos futuristas posteriores como Frank Gehry y Santiago Calatrava, Oscar Niemeyer dejó su Brasil natal con un tesoro de sus edificios más emblemáticos. Uno de ellos fue construido como Museo Nuevo, terminado en 2002, cuando Niemeyer tenía 95 años, y rebautizado en homenaje a él en 2003.
Equilibrada sobre un enorme pilar de 60 pies, la galería está formada por un par de arcos unidos que se asemejan a la forma del ojo humano, de ahí su nombre popular, Museu do Olho – Museo del Ojo. El acceso a esta estructura elevada se realiza mediante una serie de rampas curvas. Dentro del ojo, la galería de 2000 pies cuadrados se centra en la arquitectura, el diseño y las artes visuales, y muestra muchas de las obras de Niemeyer.
Niemeyer añadió posteriormente una galería rectangular en el terreno para exhibir exposiciones temporales de obras de artistas brasileños contemporáneos. Además de visitarlo durante el horario diurno, intente ver el Museo Oscar Niemeyer al anochecer, cuando está espectacularmente iluminado.
Dirección: Rua Marechal Hermes 999, Curitiba
15. Jardín Botánico de Curitiba
El Jardín Botánico de Curitiba, que refleja el estilo de los jardines de los palacios franceses de los siglos XVII y XVIII , se inauguró en 1991. Los parterres formales están delimitados por setos bajos esculpidos, en un diseño geométrico inspirado en la bandera de la ciudad. El paisaje está animado por fuentes, cascadas y estanques, y en el parque que rodea los jardines hay bosques de árboles nativos, con senderos para caminar.
El punto focal de los jardines botánicos es el invernadero principal, un invernadero de estilo Art Nouveau hecho de vidrio y metal blanco, que recuerda al Crystal Palace del Londres victoriano. Su forma inusual incluye tres cúpulas que se fusionan en una base rectangular. En su interior se encuentran plantas originarias de la región.
Incluso la hierba del Jardín de Plantas Nativas de Curitiba es una variedad nativa y sus flores son especialmente atractivas para las mariposas y otros polinizadores. El Jardín de los Sentidos (Jardim das Sensações) es un sendero de 200 yardas a través de un túnel de glicinas, donde se eligen más de 70 especies de plantas por su fragancia o atractivo táctil. Se invita a los visitantes a intentar caminar con los ojos vendados para apreciar plenamente el jardín utilizando sus otros sentidos.
Detrás del invernadero principal se encuentra el Espacio Cultural Frans Krajcberg, que exhibe más de 100 grandes esculturas creadas a partir de restos de árboles que fueron quemados o talados ilegalmente, llamando la atención del público sobre la destrucción de los bosques nativos de Brasil.
16. Porto de Galinhas y playas de Pernambuco
Las aguas cristalinas, las altas palmeras y las amplias extensiones de arena plateada son sólo algunas de las razones por las que Porto de Galinhas es citado con frecuencia como la mejor playa de Brasil. Para un país con más de 7.000 kilómetros de costa atlántica, gran parte de ellas playas de arena, eso es mucho decir.
La ciudad que se extiende a lo largo de la playa es tranquila, colorida y tiene la combinación perfecta de diversión de ciudad costera antigua y boutiques elegantes. Sus hoteles y complejos turísticos se encuentran cerca del terreno en lugar de elevarse en bloques de gran altura.
Las Jangadas, pintorescos veleros, lo llevarán a piscinas en lo alto de los arrecifes donde brillantes peces tropicales nadan alrededor de sus pies en aguas que les llegan hasta los tobillos. También puedes tomar un bote hasta una laguna donde nadan pequeños caballitos de mar, y bucear para explorar impresionantes arrecifes de coral o naufragios, hacer kayak en las lagunas y el estuario, o comprar una elegante cometa en un quiosco de la playa para volar con la brisa constante. La cercana Maracaipe es popular entre los surfistas.
Porto de Galinhas es sólo una de las hermosas playas de la costa de 187 kilómetros de Pernambuco. Más cerca de Recife, Olinda, del siglo XVII, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y tiene vistas a una playa popular. Las principales playas de Recife son Praia da Boa Viagem, São José da Coroa Grande y Carne De Vaca.
17. Museos de Arte de Sao Paulo
São Paulo posee algunas de las mejores colecciones de bellas artes de América Latina, y los edificios en los que se encuentran también son hitos arquitectónicos. El Museu de Arte, MASP, muestra la colección de arte occidental más completa del continente, con obras representativas de artistas desde el Renacimiento hasta maestros modernos.
Hay 73 esculturas de bronce de Degas y obras de Renoir, Manet, Van Gogh, Matisse, Picasso y Miró. Desde sus inicios, el museo se ha concentrado en obras de artistas de mediados y finales del siglo XX, y el edificio diseñado por la arquitecta Lina Bo Bardi es un hito modernista.
Oscar Niemeyer diseñó el Pavilhão da Bienal de Artes en el Parque de Ibirapuera, sede del Museu de Arte Contemporânea. Más de 8.000 obras de arte, una de las colecciones de artistas occidentales del siglo XX más grandes de América Latina, incluye a Picasso, Chagall, Kandinsky, Miró y Modigliani, junto con importantes pintores brasileños.
Ubicado sobre jardines formales inspirados en Versalles, el Museu do Ipiranga alberga pinturas y artes decorativas.
Para otro tipo de arte, no te pierdas Batman’s Alley, una galería al aire libre de arte callejero de artistas locales e internacionales. Está en el bohemio barrio de Vila Madalena, donde también encontrará galerías de arte que muestran las obras de artistas y artesanos brasileños reconocidos y en ascenso.
18. Belo Horizonte
La capital del estado de Minas Gerais le dio sus primeros encargos al destacado arquitecto brasileño Oscar Niemeyer y, hoy en día, estos primeros edificios de Niemeyer atraen a turistas y fanáticos de la arquitectura modernista a la ciudad.
Su primera obra importante, que inmediatamente lo distinguió de los arquitectos convencionales, fue la iglesia de curva parabólica de São Francisco de Assis, junto a un lago en el barrio de Pampulha. En la ladera encima, y conectado por jardines diseñados por el arquitecto paisajista Roberto Burle Marx, se encuentra el antiguo edificio del casino de Niemeyer, ahora un museo de arte.
Con vistas a la gran Praça da Liberdade en el centro de la ciudad se encuentra el sinuoso edificio de apartamentos, Edificio Niemeyer, una de sus primeras obras más famosas. Las limpias líneas geométricas de su posterior Palácio das Artes marcan el borde del Parque Municipal, que alberga el Centro de Artesanía de Minas Gerais que presenta obras de artesanos contemporáneos.
La posmoderna Rainha da Sucata, la reina de la chatarra, es otro edificio emblemático de Belo Horizonte, éste obra de Éolo Maia y Sylvio Podestá. Actualmente alberga el museo de mineralogía.
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