Lee 1816, el año sin verano I: las causas.Lee 1816, el año sin verano II: las consecuencias.Lee 1816, el año sin verano III: influencia en la literatura.Ya hemos visto como la pérdida de las cosechas y la subida del precio del grano provocaron escasez, hambrunas y no pocos altercados por toda Europa. En Alemania, Kart Drais, consciente del dinero que costaba alimentar a los animales de tiro y viendo que los caballos estaban siendo sacrificados, ideó una forma de desplazarse sin la ayuda de estos: la draisine o velocípedo, un antepasado de la actual bicicleta. En 1816 estuvo trabajando en su invento y el 12 de junio de 1817 hizo su primera demostración pública recorriendo la distancia que separa Mannheim de Schwietzingen.
Draisine. Foto: SciTechMuseum
Mientras tanto, en Londres, el material volcánico que envolvía los cielos impedía pasar la luz solar, y aquellos rayos que conseguían abrirse paso lo hacían tiñendo los atardeceres de rojos, morados y naranjas sobre una atmósfera enturbiada por el velo de cenizas. Tan espectacular era su colorido que se decía que el cielo exhibía fuego. Muchos sentían miedo y los más supersticiosos pensamientos los hacían alejarse del prodigio. Pero el pintorJoseph Mallord William Turner se quedó tan impresionado que se puso a trabajar sobre ellos, a plasmarlos y a destacar el poder de la naturaleza sobre el ser humano. Durante un tiempo se creyó que las veladuras que Turner mostraba en sus atardeceres se debían a un defecto en la vista del pintor. Ni él mismo supo nunca que aquel aspecto mágico se debía al azufre volcánico de una erupción al otro lado del mundo.Canal de Chichester. Turner, 1828.
En 1816 ya era un reputado pintor romántico, pero estos cielos, que repetiría a lo largo de los años, terminaron de definir su obra e inspiraron un nuevo movimiento pictórico: el impresionismo que quedó seducido por la paleta de colores de Turner. Así el famoso pintor romántico pasó a ser el precursor del impresionismo.Ulises burlando a Polifemo. Turner, 1829.
Cuando el sol lograba incidir sobre los cristales y aerosoles de sulfatos, aparecían imágenes surrealistas, como la luna verde en contraste con el rojo ardiente de la puesta de sol, o un segundo ocaso cuando ya era de noche. No fue hasta mucho tiempo después que algunos historiadores se convencieron de que lo que Turner pintaba eran, realmente, los cielos de un año después de la erupción del Tambora. Pero aún hoy se sigue especulando sobre estas afirmaciones.Iglesia de San Nicolás, Oberndorf. Destruida en 1906.
En 1818 se vivió otro crudo diciembre. En la localidad austriaca de Oberndorf, Josef Mohr, párroco de la Iglesia de San Nicolás se encontró con que el órgano había quedado inutilizado por el frío. Mohr no pensaba quedarse sin música para la misa del gallo, así que sacó un poema que había escrito en el gélido 1816 y se lo llevó al músico Franz Gruber, pidiéndole que el texto pudiera ser interpretado sin órgano, cantado por un coro y con el único acompañamiento de una guitarra. Así lo hizo su amigo y aquella Nochebuena se escuchó por primera vez el villancico más famoso del mundo: Stille Nacht (Noche de Paz).Partitura de Stille Nacht. La original se perdió y esta se ha convertido en la más antigua que se conserva (1820) manuscrita y firmada por Mohr.
Un siglo después, cuando la Gran Guerra estallaba, a los combatientes de ambos bandos se les prometió que estarían de regreso en sus casas antes de Navidad. Pero llegó el 24 de diciembre de 1914 y ellos seguían en las trincheras. Hacía mucho frío y nevaba, lo que les impedía seguir avanzando. De repente, desde los puestos ingleses comenzaron a ver actividad en los alemanes, aparecieron pequeñas luces como velas encendidas y al momento se les oyó cantar. ¿Qué cantaba el enemigo? Los ingleses no tardaron en reconocer el villancico Stille Nacht. Desde su creación y paulatinamente se había convertido en el villancico más famoso del mundo. Y viendo como los alemanes entonaban aquellos canticos, los ingleses hicieron lo propio y comenzaron a cantar Silent Night (Noche de Paz). A la mañana siguiente, día de Navidad, uno de los soldados se atrevió a salir poco a poco de su trinchera y pedir un alto el fuego. De pronto todos se encontraron en tierra de nadie, cantando juntos, regalándose chocolate y cigarrillos y enseñando los retratos de la familia. Incluso pudieron jugar un partido de fútbol. A los altos mandos no les hizo ninguna gracia aquella Tregua de Navidad, como actualmente se la conoce, pues en algunas trincheras duró varios días, incluso en una llegó hasta febrero. Los años siguientes se cuidaron mucho de rotar a los combatientes continuamente para que no se familiarizasen demasiado con el enemigo. Pero lo cierto es que aquella Noche de Paz de 1914 se declaró una tregua no oficial que comenzó con el famoso villancico. En 2011 la Unesco declaraba Noche de Paz como Patrimonio Intangible de la Humanidad.Monumento a la Tregua de Navidad. Foto:FIFA