Existen diversas teorías que pretenden justificar el origen de los juegos de bolos, entendidos como objetos verticales derribados con un proyectil, y de los juegos de bolas, aquellos en los que el lanzador pretende aproximar su proyectil a un punto fijado de antemano:
* Unos justifican su origen egipcio basándose en el descubrimiento de una tumba en Naraga (Egipto), en la que aparecieron nueve objetos de alabastro, en forma de vaso, además de cuatro bolas en pórfido blanco y negro y tres cubos de mármol blanco. El enterramiento correspondería a unos 3000 años antes de Cristo.
* En la antigua Grecia, también encontramos muestras que justifiquen un origen helénico. La famosa escultura del Discóbolo de Mirón refleja con exactitud el lanzamiento de un objeto, y en la Odisea, Homero relata que los pretendientes de Penélope entretenían su espera con variados juegos, entre ellos el juego de los bolos, aunque más bien pueda entenderse que se trataba de juegos de bolas.
* Roma es heredera de la cultura griega y de sus costumbres. Los antiguos romanos practicaban un juego que consistía en arrojar bolas que rodaban por el suelo hasta un destino predeterminado (juego de bolas).
* La caída del Imperio Romano de Occidente por la invasión de los pueblos bárbaros trajo a la península a los visigodos, pueblo que se adaptó con facilidad a las costumbres romanas, haciéndolas suyas aunque aportaron su propia idiosincrasia germánica. Hay constancia escrita de que los visigodos practicaban juegos de bolas y bolos
* La teoría más aceptada es la que sitúa el nacimiento de los juegos de bolos (objeto vertical derribado por un proyectil) en los monasterios de la Europa continental (Alemania), en el siglo IV, como parte de un rito religioso.
La entrada en la península de los juegos de bolos, descendientes de los "Kegel" germánicos, se produce a través de los peregrinos a Santiago de Compostela. El Camino de Santiago facilita los intercambios culturales y estos peregrinos, seguramente junto a las posadas y albergues, practican los juegos de bolos. El paso del tiempo irá transformando las normas de juego y aparecerán las distintas modalidades, propias de cada valle o comarca. Sorprende, no obstante, que en el "Libro de los Juegos", recopilado en tiempos de Alfonso X El Sabio, a fínales del siglo XIII, no aparezca ninguna reseña sobre juegos de bolos.