ENRIQUE SÁNCHEZ LUBIÁN - ESBOZOS PARA UNA CRÓNICA NEGRA DE ANTAÑO (XII)
Uno de los disparos alcanzó al mozo Eusebio Páramo Montalvo. Tenía 25 años, era panadero y estaba solteroSecuencia grafica de los incidentes registrados en Cuevas del Valle tras la supresión de una capea en 1912
(Ilustración, semanario «Las Ocurrencias» ´
ENRIQUE SÁNCHEZ LUBIÁN - @eslubian Toledo24/04/2017 21:22h - Actualizado: 24/04/2017 21:25h.
El abogado Juan de la Cierva y Peñafiel (1864-1938) fue uno de aquellos políticos de la monarquía de Alfonso XIII que tejió una compleja red caciquil para sobrevivir en diferentes gobiernos durante más de media vida, ostentando los ministerios de Instrucción Pública y Bellas Artes, Gobernación, Guerra, Hacienda y Fomento, algunos de ellos en varias ocasiones.
En 1908, siendo titular de la cartera de Gobernación, promovió una polémica orden que trajo de cabeza a muchos gobernadores civiles y alcaldes: prohibir los encierros y capeas en aquellos pueblos donde no hubiese recintos adecuados para su celebración.
Aún reconociendo el arraigo que tales prácticas tenían en muchas localidades, tan drástica decisión se argumentaba como medida para evitar desgracias personales.Juan de la Cierva y Peñafiel, ministro de la Gobernación quien en 1908 prohibió las capeas y encierros en aquellos municipios donde no hubiese recintos adecuados para su celebración (Foto, Kaulak)
El cumplimiento de la disposición, en la que también figuraba que aquellos ayuntamientos que no tuvieran satisfechas todas sus obligaciones no podrían destinar fondos municipales ni a la construcción de plazas de toros ni espectáculos taurinos, fue casi imposible. En la prensa de la época hay numerosas noticias sobre incidentes y desgracias registradas por no hacer caso a esta orden ministerial o por exceso de celo en su seguimiento.
En agosto de 1908, desde las páginas de «El País», se censuraba la pasividad del gobernador civil de Toledo, Ricardo L. Parreño, por haber permitido la celebración de una capea en Villarrubia de Santiago, en una plaza formada con maderas mal atadas y carros sin seguridades para el público, donde dos mozos terminaron moribundos tras ser corneados y un toro manso fue objeto de todo tipo de tropelías.
«El Día de Madrid», en 1911, alababa al gobernador Fernando Boccherini por la enérgica labor que estaba realizando en la provincia para mantener la prohibición de las capeas, destacándose que en una sola tarde había impuesto en la localidad de Almorox veintiséis multas de 50 pesetas, pagando con pena de cárcel algunos sancionados insolventes.
Unos años después, los alcaldes de Mocejón y Esquivias también sufrieron un correctivo de 500 pesetas por permitir la celebración de encierros sin la preceptiva autorización gubernativa.
Tradicional encierro en la calle Arroyada a principios del pasado siglo XX (Foto, Ayuntamiento de Bargas. Archivo Municipal)
El reguero de incidentes se repetía por toda España, llegándose a casos extremos como el vivido en un pueblo cercano a la provincia de Toledo,Cuevas del Valle, en Ávila, donde un sacerdote fue apuñalado durante un motín provocado por la supresión de una capea tras ser cogido gravemente uno de los mozos participantes. Los incidentes se saldaron con la muerte de un niño de trece años, al que un navajazo le atravesó la pleura, numerosos heridos -el clérigo lo fue por intentar mediar en la trifulca- y quince detenidos, entre ellos el propio alcalde.
Imagen de las típicas novilladas en Bargas en los años cincuenta (Foto, Ayuntamiento de Bargas. Archivo Municipal)
En septiembre de 1916 el pueblo de Bargas se sumó, lamentablemente, a este cúmulo de desgracias. Para el día 25 se había programado una novillada, motivo por el que numerosos vecinos no acudieron a sus trabajos, llegando también a la localidad bastantes forasteros. A las nueve de la mañana el alcalde, Victoriano Quirós, hizo público un bando anunciando la suspensión del festejo, toda vez que los toros se habían desmandado durante las labores previas de encierro, quedando desperdigados en el campo y no había animales disponibles para celebrar el festejo.
Como era de esperar, el aviso no sentó nada bien al vecindario, que fue concentrándose frente a la fachada del Ayuntamiento, voceando y criticando a la autoridad municipal por considerar que se había burlado de ellos. Los intentos de primer edil por justificar los motivos de la suspensión de nada sirvieron.
El recinto preparado para la novillada, quedó en pocos momentos deshecho, quemándose algunas maderas en un puesto de churrería.Durante muchos años, los festejos taurinos en honor del Cristo de la Sala se celebraron en una plaza de palos
ENRIQUE SÁNCHEZ LUBIÁN http://www.abc.es/noticias/abci-toros-y-tiros-capea-sangrienta-bargas-201704242122_noticia.html
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Revista Cultura y Ocio
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