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192. La noche era lo que nosotros

Publicado el 01 diciembre 2022 por Cabronidas @CabronidasXXI

    «A veces me conmueve toda esa basura erótica de tu blog», le susurré al oído mientras el frío nocturno de diciembre, al otro lado de la ventana empañada, congelaba los cuerpos inertes de varios indigentes. «Pues tu blog parece el de un puto amargado», dijo ella con sus piernas anudadas en mi cintura, al tiempo que las capas de hielo, asesinas silenciosas, cubrían las carreteras provocando accidentes mortales.

    Era nuestra particular forma de sincerarnos cuando follábamos.     

    «Que sepas que te dejé porque no me comías el coño con la frecuencia debida, cabrón de mierda», me dijo entre jadeos y contorsiones. Salí de ella acatando aquel desafío que disfrazó de reproche, y en pocos minutos, abandonada al capricho de mi lengua sedienta, el diluvio universal cobró dimensiones obscenas en su zona radiactiva. Tan entregada, tan receptiva, tan ella.

    Afuera, unos disparos distantes rompieron la quietud de la ciudad, seguidos de gritos que auguraban desgracias irreparables.

    «Dejé que te fueras, jodida zorra, porque las más de las veces fingías no saber qué hacer cuando te plantaba la polla delante de las narices», le repliqué con su sabor a mil tormentas veraniegas excitando aún mi paladar. Y ella, que nunca era menos, me tuvo a su merced entre el celo abrasivo de sus dedos, y el infierno húmedo de su boca, hasta licuarme por entero en ella, sobre ella. Tan lleno, tan solícito, tan vacío.

     Unas sirenas lastimeras aullaron como respuesta, al tiempo que una luz azul barrió la habitación, bañando la serena tibieza de nuestros cuerpos desnudos.

    Era nuestro singular modo de precipitarnos al abismo de nuestras posibilidades, mientras la noche no paraba de hablarnos en su idioma salvaje.




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