También en 1921 uno de los personajes de la serie se marcha a Francia a un congreso de esperanto. Dado que el esperanto se inventó hacia 1880 juzgamos que sí, que bien podía ir a ese congreso, ya que en 1921 el idioma estaba en su apogeo al crearse la Asociación Anacional Mundial con base en París (aunque el congreso de esperanto de ese año fue en Praga).Puente Viejo también recibió en 1921 la visita de unos personajes más que ilustres: el Cid y doña Jimena. Al alcalde se le pide que cobije sus restos en su peregrinar hacia la Catedral de Burgos. Tras varios capítulos de idas y venidas, incluyendo caída y mezcla de los restos, descubrimos que las reliquias son falsas, solo un señuelo para atraer a posibles ladrones, mientras las verdaderas siguen otra ruta hasta su destino.Respecto a los inventos, son los personajes secundarios los que, de nuevo, están más al día. La posadera recibe como regalo de su marido un secador. Este presente llevaba dobles intenciones ya que al ser un aparato eléctrico y no tener ellos luz en el hotel, eso la animaría a modernizar el establecimiento. Nada más lejos de las intenciones de la esposa. El regalo le hizo tan poca ilusión que acabó dándoselo a la mujer del alcalde no sin antes burlarse de ella haciéndole creer que se utilizaba como un abanico. En realidad el secador se inventó en 1890, pero no fue hasta 1920 cuando se comercializó el secador de mano. En España es precisamente a partir de este año cuando se distribuyó la energía eléctrica a escala masiva, pero aún así, había muchos hogares donde no llegaba, así que el secador y otros inventos eléctricos, tuvieron que esperar.En nuestra ficción televisiva es una muchacha de Puente Viejo la que tiene las mejores ideas, a la que se le ocurren grandes innovaciones que nadie en el pueblo escucha. La joven, lejos de entristecerse al ver que lo que ella ha ideado en su imaginación es inventado por otro, lo toma como una forma de darse la razón, una prueba de que ella no estaba equivocada. Las dos ideas principales de esta chica son el reloj de pulsera y la licuadora. El reloj de pulsera fue inventado por Abraham Louis Breguet en 1812, pero se quedó en mera joya femenina que los hombres se negaron a usar. Fueron los pilotos de aviación los que se dieron cuenta de su potencial. Ellos mismos se ataban sus relojes de bolsillo en la pierna o en el brazo para poder hacer sus cálculos en el aire de forma más cómoda. Durante la Primera Guerra Mundial se impuso el uso del reloj de pulsera. Respecto a la ficción, podemos aceptar que nuestro personaje no tenía noticia de ello y se le ocurrió espontáneamente. Su alegría fue mayúscula cuando un piloto italiano pasó por su pequeño colmado con el reloj en la muñeca.A nuestra muchacha se le ocurre la genial idea de la licuadora en 1921, cuando Stephen J. Poplawski, su inventor, llevaba seis años de experimentación y no la tuvo lista y patentada hasta 1922. Se adelantó un año, pero nadie le prestó oídos…
