Revista Opinión

194.- Elogio revolucionario del neoliberalismo pepero

Publicado el 26 julio 2012 por Javiersoriaj

Hasta ahora había oído a gente como Cospedal declarar que el PP es el verdadero partido de los trabajadores. Supongo que el Popular que les nombra supone que actúan en beneficio del pueblo. Y la verdad es que no me lo había creído, pero ahora, reflexionando mucho (es un decir) he llegado a la conclusión de que Rajoy, de Guindos, Montoro, Aznar, Cospedal, Botella y el resto del elenco de estrellas peperas son verdaderos revolucionarios socialistas, ya que, en vista de que las clases populares no han sabido ver sus verdaderos intereses, nos han obligado a disfrutar de lo que verdaderamente importa y a desalienarnos.
En realidad, su lectura y posterior aplicación política es al estilo del socialismo utópico de Paul Lafargue, quien, allá por 1880 escribía una serie de artículos que luego se recopilarían en el libro/folleto El derecho a la pereza.

Escribía allí el yerno de Marx: “Una extraña locura se ha apoderado de las clases obreras de las naciones donde domina la civilización capitalista. Esta locura trae como resultado las miserias individuales y sociales que, desde hace siglos, torturan a la triste humanidad. Esta locura es el amor al trabajo, la pasión moribunda por el trabajo, llevada hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de sus hijos. En vez de reaccionar contra esta aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas han sacralizado el trabajo. Hombres ciegos y de escaso talento, quisieron ser más sabios que su dios; hombres débiles y despreciables, quisieron rehabilitar lo que su dios había maldecido. Yo, que no me declaro cristiano, economista ni moralista, planteo frente a su juicio, el de su Dios; frente a las predicaciones de su moral religiosa, económica y libre pensadora, las espantosas consecuencias del trabajo en la sociedad capitalista.
En la sociedad capitalista, el trabajo es la causa de toda degeneración intelectual, de toda deformación orgánica”.

Y claro, en vista de que el pueblo no ha entendido que el verdadero derecho NO ES el derecho al trabajo, sino el derecho a la pereza, el gobierno pepero nos ha impuesto lo que es verdaderamente bueno para nosotros. Agradezcamos pues al gobierno el librarnos de las alienaciones de la sociedad capitalista, de intentar quitarnos la degeneración intelectual, más potenciada aún si cabe por la escuela pública, que por tanto debe ser también eliminada.


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