Durante la primera quincena de diciembre de 2014, ciento noventa y cinco países de las Naciones Unidas se reúnen en Lima, Perú, para establecer una agenda de pre-acuerdos que sirva de base para el nuevo pacto de "Control de Cambio Climático", que firmarán dichas naciones durante un encuentro que se celebrará en París en el año 2015 ( COP21) , y que sustituirá al tratado de Kyoto que se encuentra en vigencia desde 1997.
Uno de los puntos álgidos de la discusión se refiere a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono que se generan como consecuencia del crecimiento y desarrollo en cada uno de los países.
Posición ante el cambio climático:
Buena parte de la comunidad científica tiene como hipótesis que las emisiones de dióxido de carbono son las responsables directas del calentamiento global que se cree está ocurriendo actualmente en el planeta. La mayoría de los países en desarrollo proponen que el nuevo tratado debe ser legalmente vinculante, es decir, que las naciones estarían obligadas a cumplir con dichas cuotas de emisión o reducción de dióxido de carbono, so pena de sanciones por parte de la comunidad internacional. Sin embargo, las grandes naciones desarrolladas como EEUU, o en desarrollo pero con grades tasas de crecimiento como los países del BRIC; se oponen a que los tratados sean legalmente vinculantes. Las razones para oponerse a una reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono por parte de estos países, es que dicho compromiso podría afectar seriamente sus tasas de crecimiento y desarrollo en el mediano plazo, afectando seriamente su competitividad a nivel mundial. Que el nuevo tratado de París no sea legalmente vinculante es considerado por muchos que es como comenzar con un ala rota, y que dicho tratado carece de credibilidad para afrontar los problemas asociados con el cambio climático. A pesar de que algunos países estarán inhabilitados para firmar o ratificar dicho tratado, porque comprometerían su crecimiento o desarrollo, la mayoría de los países si lo ratificarán y se establecerán metas más o menos claras y objetivas de cuotas de emisión para el dióxido de carbono. Esto, en principio podría considerarse como un gran logro. Además, los presidentes de EEUU y China anunciaron en noviembre de 2014, que sus economías llegarán a picos de emisión de dióxido de carbono para el año 2030; a partir del cual sus emisiones deberán estabilizarse. Aunque esto representa una década y media más de aumento de emisiones de CO2 por parte de los mayores emisores del planeta, sigue siendo una noticia alentadora que estas dos grandes naciones ya estén comprometiéndose sino en la reducción de la emisiones, al menos en el no aumento de las mismas a partir del 2030.
Posición de los países en desarrollo:
Los países en desarrollo deben ser objetivos al realizar propuestas que comprometan el desarrollo social y económico de nuestras naciones. Precisamente los países en desarrollo son los que requerirán aumentar dramáticamente su consumo energético para garantizar su crecimiento ; consumo de energía que probablemente disparará los niveles de emisión de dióxido de carbono. Cada país debe evaluar y balancear objetivamente el sacrificio que está dispuesto a asumir en términos de crecimiento y desarrollo, y el impacto real que sus acciones tendrá sobre el cambio climático.