Revista Opinión

1979

Publicado el 02 noviembre 2019 por Carlosgu82
Las fiestas movilizan. Muchos enfocan sus pensamientos hacia el pasado. Se ubican mentalmente en celebraciones con gente que ya no está en este mundo. Otros, por el contrario, tratan de disfrutar la compañía de los que están hoy. Esa es la gente que espera ansiosa la llegada del 8 de diciembre y sufre el 7 de enero, cuando todo vuelve a sus cajas y éstas, al altillo. Ese glorioso 1979, Marisol decide vivir las fiestas de otra manera. No cabe duda que nadie debería morirse sin haber terminado Noche Vieja en Puerta del Sol, con esa sensación rara de estar en el Viejo Mundo por un rato, un año más adelante que la tierra que dejaste. Pensar que uno ya va por las uvas y del otro lado del charco apenas están tendiendo la mesa. Eso sí, las Navidades son de Roma y lejos estaba ella de imaginarse lo que sucedería ese temprano domingo de diciembre en el Vaticano. Una multitud comenzó a llenar Piazza San Pietro con sus Niños. ¡Cómo explicar lo que allí estaba ocurriendo! Nada hacía más evidente las diferencias sociales que esas antiquísimas piezas de finas y costosas porcelanas codo a codo con humildes piezas de arcilla barata,no por eso, Niños menos hermosos y llamativos – Ese día, mientras Juan Pablo II bendecía los Niños, la Piazza se convirtió en un pedazo de cielo. Eso es lo que aprendió Marisol esas navidades: estuvo en el cielo por un rato.

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