En esta secuela de “1 franco, 14 pesetas”, Carlos Iglesias explica el siguiente capítulo de la vida de Martín, protagonista encarnado por el propio director de la película. Han pasado siete años desde que Martín y su familia abandonaron Suiza para regresar a Madrid. Ahora, con motivo del nacimiento de su segundo hijo, los amigos españoles de Martín volverán a tomar Uzwil, convirtiendo un enclave paradisíaco y tranquilo en una auténtica jaula de grillos.
Calificación: 6,011.
Tráiler de la Película
Ficha:
Título Original: 2 francos, 40 pesetas.
Director: Carlos Iglesias.
Guionista: Carlos Iglesias.
Intérpretes: Isabel Blanco, Nieve de Medina, Anahí Beholi, Ángela del Salto, Carlos Iglesias, Javier Gutiérrez, Adrián Expósito, Luisber Santiago, Enrique Escudero, Lolita Flores, Andrea Christina Furrer, Iñaki Guevara, Roberto Hijón, Alexandra Nicod Rickenbacher, Marta Puig, Esther Regina.
Productor: Juan Gona.
Fotografía: Paco Sánchez Polo.
Música: Mario de Benito.
Montaje: Miguel Ángel Santamaría.
Diseño de Producción: Salvador López.
Diseño de Vestuario: Ana Elisa Escobar.
Países: España, Suiza.
Lugares de Rodaje: Madrid; Asturias (España); Wildhaus (Suiza).
Fechas de Rodaje: De 20-08-2012 a 01-10-2012.
Año: 2013.
Duración: 100 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 7 años.
Género: Comedia.
Estreno: 28-03-2014.
Distribuidora: Festival Films, S. L.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España, Sitio Oficial.
Espectadores: 0.
Recaudación: 0 €.
Crítica:
01-04-2014 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Emigrantes sin boina
Tras el trastazo artístico y comercial de “Ispansi”, Carlos Iglesias regresa con “2 francos, 40 pesetas”, secuela de “Un franco, 14 pesetas”, realizada en 2006 por el propio actor y director. Ahora el argumento tiene lugar en los años 70 y los protagonistas de la primera entrega, bien asentados en una España hambrienta de libertad, regresan ya sin boina a Suiza por motivos familiares, lo cual da paso a toda una serie de castizos equívocos, sin apretar el acelerador a fondo. A falta de manga ancha y su correlación de derivados (sin efectos especiales, ni escenas de masas, ni actores famosos en el reparto, etcétera), los directores españoles deben ingeniárselas potenciando las más humildes armas del cine.
O sea: un guión apañado, intérpretes entregados a sus respectivos papeles y ningún delirio de grandeza por parte de su máximo responsable. El resultado final está en consonancia con la modestia de sus propósitos, en un conjunto discreto cuando mejor, sin que en ningún momento recupere la frescura, sinceridad y espontaneidad del título original. Como si se tratase de un calcetín, los tantas veces esgrimidos tópicos sobre la emigración se remachan aquí para mostrar los agravios sufridos por un grupo de españolitos de a pie, que se sienten incomprendidos en un país europeo.
Corroborado por las pinceladas nostálgicas que aporta la resolución final de esta irregular comedia, el lenguaje visual utilizado por Carlos Iglesias se halla mucho más cerca del modelo narrativo empleado por Pedro Lazaga en “Vente a Alemania, Pepe” (1971), que del exhibido por Roberto Bodegas con “Españolas en París” (1970). Así pues, agridulce enredo en tono menor, que incluye alguna que otra concesión al sentimentalismo, escorándose con frecuencia hacia los detalles más aparentemente intrascendentes, en su deseo por realizar una película de apuntes, contornos ligeros y aromas suaves.