El 13 del pasado noviembre se cumplieron 20 años de la fatídica noche de 1992, donde 3 niñas de 14 y 15 años que se dirigían a la discoteca Coolor para asistir a una fiesta de instituto, fueron secuestradas, violadas, torturadas y finalmente asesinadas.
20 años después del asesinato de Miriam, Toñi y Desireé, las tres niñas de la localidad valenciana de Alcàsser, sigue sin conocerse el paradero de Antonio Anglés, considerado el autor material de los crímenes.
Un día después del hallazgo de los cuerpos, fueron detenidos varios sospechosos, entre ellos Miguel Ricart, que en su primera declaración ante la Guardia Civil admitió su participación en los crímenes, y Enrique Anglés, puesto en libertad el 30 de enero, mientras Miguel Ricart, el único que quedó detenido por los hechos, fue condenado el 5 de septiembre de 1997 a un total de 170 años de prisión como autor de tres delitos de asesinato y cuatro delitos continuados de violación en concurso con tres delitos de rapto.
El acusado fue juzgado y condenado por el Código Penal de 1973, que recoge, entre otras medidas, un día de descuento de condena para el preso por cada dos de trabajo.
Según este sistema de cómputo, Ricart habría cumplido su pena el 22 de mayo de 2011, pero la asociación Clara Campoamor, que ejerció en esta causa la acusación popular, interpuso un recurso para que se aplicara la doctrina Parot, lo que fue respaldado por el fiscal y lo que conlleva a que no salga de prisión hasta el 19 de enero de 2024.
Un tercer sospechoso, Antonio Anglés conocido también con los apodos de Asukiki o Sugar -hermano de Enrique-, que se encontraba fugado de Picassent tras aprovechar un permiso penitenciario, se dio a la fuga, aunque su participación en los crímenes fue confirmada al descubrirse unos papeles rotos junto al lugar donde estaban enterrados los cuerpos.Lo cierto es que la orden de busca y captura contra Anglés no se cursaría hasta 6 meses después de su salida de prisión. Por lo tanto cuando presuntamente participó en los hechos estaba en situación de busca y captura por no regresar de un permiso penitenciario.
A partir de entonces Anglés ya pasa a ser un prófugo de la justicia y su idea es refugiarse lo más lejos posible. Desde entonces se desconoce su paradero y aunque se especuló con que podía haber muerto ahogado en aguas de la costa de Irlanda, su búsqueda ha continuado, sin éxito, por distintos países de Latinoamérica y Europa.
El delito podría prescribir en breve, a partir de entonces podrá ser considerado un ciudadano más. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia valenciano han informado de que el fiscal y el juez del caso aún no han decidido la fecha a partir de la cual se contabilizará la prescripción del delito.
Miguel Ricart Tàrrega y Antonio Anglés Martíns
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