Me paso poco por este blog pero me ha recordao Elena que se cumplen 20 años que nos dejó Camarón.
Era un día de mucho calor. Yo estaba sesteando con las cabras a 17 Km. del pueblo, cerca de la finca que tiene Diego Puerta en Sanlúcar la Mayor. Vino Elena a darme la mala noticia y, menos mal que no se le ocurrió esperar a la noche pa decírmelo, porque me encontró dormido, entre las cabras, a pleno sol. Me había tendido a la sombra de un eucalipto contando dar una cabezá pero había estado cantando la noche antes y me venció el sueño. La sombra siguió su curso natural y me estaba achicharrando allí pero podía más el cansancio que la calor.
Ya estábamos enterados de lo malito que estaba Camarón pero siempre había esperanzas porque era joven y fue un mazazo.
Él y yo nos movíamos en ambientes diferentes en nuestra vida diaria pero fue con el cantaor que coincidí más veces y hasta nos organizaron algún 'mano a mano'. En los años ochenta hasta en los pueblos más pequeños se podía disfrutar de las figuras del cante, del baile y de la guitarra. Recuerdo una noche con La Paquera, El Sordera, Lebrijano, Aurora Vargas, Camarón y yo y, al baile, Manuela Carrasco. Y carteles de ese tipo había muchos por esos pueblos hasta que la Agencia del Flamenco se metió a agente artístico y se cargó los festivales de los pueblos de Andalucía para llevar el flamenco a Nueva York, a París y a esas grandes ciudades donde el flamenco no es más que un espectáculo porque no forma parte de su cultura.
Camarón fue un cantaor viejo desde niño. Yo lo apreciaba y lo admiraba. Me gustaba cantar con él y siempre que podía escuchaba su recital. Era diferente a tos, tenía un grave muy hermoso y arriesgaba siempre. Transmitía, tenía carisma y conocimiento de los cantes y creó un estilo inconfundible que tiene muchos seguidores, todos a años luz de él.
En camerinos andaba muy a su aire pero siempre nos saludábamos y, si había tiempo y buen ambiente, charlábamos un momento. Más de una vez, cuando me decía que estaba 'regulá', le dije: Vente conmigo al campo. Allí tengo una casa vacía pa ti y pa tu gente. Tú y yo salimos con las cabras, al paso de ellas, yo llevaré el agua y la comida pa que tú no tengas que aguantar peso. Vamos despacio y cuando te canses paramos. Si haces eso, al mes, estás fuerte como un roble. Él y Carapalo se reían y él siempre me decía 'José, yo sé que tú me lo dices de corazón' Y estoy convencido de que le hubiera sentado muy bien cambiar a una vida natural un tiempo por su salud y porque encontraría otros alicientes.
Pero Camarón vivió como quiso sabiendo lo que arriesgaba y yo no sé lo intensa que fue su vida pero sé lo mucho que sembró su voz y lo profunda que es su huella. Puede que nazcan figuras de tanta personalidad y garra como él pero creo que yo no las voy a conocer.
José El Cabrero