El fin de año es -- probablemente -- el momento ideal para detenerse unos minutos y hacer un resumen de lo que hemos visto durante la última vuelta al sol. Es que según muchos analistas, el año que acaba fue el año del smartphone, el año del tablet, el año del smartwatch, el año del 4G y el año de cuanta cosa quieran ver. Un ejercicio miope a todas luces.
Para mi el 2013 fue el año del estancamiento... de la decepción si se quiere.
El mercado de los smartphones de gama alta -- ese lleno de equipos icónicos y caros -- fue predecible y hasta aburrido. Hoy en día todos saben perfectamente qué esperar de cada uno de los grandes actores de la industria, logrando algo impensado hace algunos años: Estancar la expectación por un segmento que siempre fue la vedette de la telefonía móvil, pero que durante los últimos 12 meses se concentró en mejorar los números y no la experiencia.
Quizás en 2014 las pantallas flexibles -- y nuevos formatos -- así como la presión que los fabricantes chinos comienzan a poner cambien esa tendencia.
De todas formas, los grandes beneficiados de la evolución durante este año fueron los usuarios de equipos de gama media, otrora ignorados y condenados a quedarse con tecnología añeja o equipos hechos con sobrantes del año pasado, y que durante este año lograron disfrutar de una creciente variedad de dispositivos que, manteniendo su precio, se acercan en prestaciones a equipos de categorías más altas.
La clave acá es la optimización de recursos, algo que la industria pareció olvidar durante un tiempo, y que hoy vuelve a ser clave para atraer al comprador. Vimos los primeros albores de esta tendencia en Mobile World Congress 2013, pero posteriormente empresas como Huawei, Nokia y Motorola lograron capitalizarla y empujar productos de rendimiento más que aceptable por poco dinero.
Pero así como nos vimos sorprendidos para bien, hubo otros segmentos donde la decepción abundó… Hablo de los relojes inteligentes, los que finalmente hicieron su aparición algo más masiva durante este año, aunque siguen sin convencer del todo. Hacen mucho, o hacen muy poco, pero todavía no existe un equilibrio en cuanto a funciones y precio, y ninguno de ellos logra cumplir con todas las expectativas que los usuarios se han hecho con este formato que todavía es inmaduro y poco definido.
Eso nos lleva al mercado de la computación vestible… Probablemente la eterna promesa que tampoco vimos cumplirse durante 2013, y que en 2014 quizás dará algunos pasos más decididos hacia un primer acercamiento que defina lo que veremos desarrollarse en años venideros. Desearía que esta tecnología estuviera más cerca, pero lo más probable es que no será una realidad masiva por algún tiempo.
La llegada de la computación vestible supondrá un desafío muy interesante que llevará a los fabricantes a desagregar el smartphone como lo conocemos y dividirlo en diferentes periféricos que usaremos, dejando de lado los grandes bloques que hoy usamos para integrarse en nuestra vida de forma más natural. Relojes, lentes, pulseras, pantallas más flexibles, bio-sensores, mejores baterías, telas generadoras de electricidad y mucho más harán que en el futuro cada uno sea un gran smartphone con piernas... Pero por ahora -- y en un buen puñado de años -- eso no será así.
Y si seguimos como en este año, es probable que sepamos todo lo que viene antes que llegue. 2013 fue un año marcado además por -- quizás -- la mayor cantidad de filtraciones de material sensible de fabricantes móviles en la historia. Prácticamente todo lo que iba a salir en un par de meses era anticipado con soltura por diversas fuentes, poniendo en jaque incluso a empresas que suelen caracterizarse por su secretismo a la hora del desarrollo de dispositivos nuevos. Sí, eso le quitó la gracia a muchos anuncios, pero también permitió que estuviéramos al tanto de lo que veríamos en vitrinas en el futuro cercano.
Fue un año de continuidad y de poca innovación aplicada tanto a smartphones, tablets y accesorios, donde la innovación real nació y murió en Kickstarter, y el cambio en esta tendencia podría no llegar pronto según se ve.
Quisiera confiar en que durante el año que se va las empresas prepararon sus innovadoras armas para tomar por asalto el mercado durante 2014 con tecnología realmente llamativa e importante para el usuario, pero por algún motivo pienso que no debo estar tan optimista al respecto.
Nunca tuve tantas ganas de equivocarme respecto a algo como mientras escribo estas palabras, pero incluso en el acelerado mundo de los smartphones algunas cosas no cambiarán mucho: Apple seguirá evolucionando sus productos, Samsung lanzará teléfonos casi todas las semanas, LG buscará ganarle terreno a su competencia surcoreana, BlackBerry continuará peleando por su futuro, Nokia innovará en campos alternativos, Motorola seguirá intentando entrar a fuerza con productos de precio disruptivo, los fabricantes chinos seguirán mejorando a niveles insospechados, todos los actores de la industria pondrán el foco en productos de 64-bit con soporte LTE y -- en el fondo -- todo seguirá aburridamente igual.
Y como siempre -- al final -- será el año de todo y de todos. Todo dependerá de quién lo vea.