Revista Comunicación

2014 y los hijos de Wikileaks | 1ª parte

Publicado el 14 diciembre 2010 por Mandomando

Los hijos del efecto Wikileaks

El futuro ya no es lo que era

Para los “de mi quinta”, el futuro se medía en décadas o siglos. Para nosotros, cuatro años no eran el futuro sino el tiempo para comparar campañas, madurar un equipo de trabajo o esperar el cambio de gobierno (siempre se espera el cambio de gobierno, no importa donde viva uno. Eso por lo menos no ha cambiado)

Antes, cuatro años no significaban un tiempo para encontrarte en un mundo diferente. Puede que pienses que poco va a cambiar radicalmente en los próximos cuatro años, pero mira cuatro años atrás, digamos, hacia diciembre de 2006. Empezando con algo cotidiano, ¿recuerdas como era tu móvil? Con el mío ni siquiera lograba que mi agenda de contactos tuviera la misma información que en mi PC. Hoy un móvil contiene casi la misma información que el portátil. El mío hasta me permite leer uno o dos PDFs antes de colgarse (tecnología es igual a cuelgues, aunque tu futura nevera venga conectada al iPad)

Siguiendo con el 2006 y ampliando el foco, ¿te imaginabas posible la crisis financiera ya pronosticada por Jacques Attali?. Dejo fuera las predicciones de Niño Becerra, vale. Pero recuerdo que en general teníamos un clima exitista –por lo menos en España – que no quería oír hablar de declives, cambios u oscilaciones. Todo lo que se esperaba era más, más y más.

Preguntar si tenías Facebook en 2006 o GPS en el móvil casi suena a provocación. Socialmente habrás cambiado si ahora trabajas casi sin despacho y vas a dos o tres eventos de networking por semana.

Seguramente en lo económico hubo y hay cambios evidentes. Puede incluso que estés mucho mejor que en 2006 si leíste señales adecuadas y las aplicaste. Pocos actúan cautamente en un clima masivo de optimismo pero algunos hay, los hubo con la resaca de las olimpíadas del 92, en los idus previos al efecto Tequila, jugando antes del crack de las “punto com” o cuando llegaba la crisis del Corralito.

También en la esfera de las marcas -con el caso Marlboro del 93 o el aún reciente caso Nestlé/ Facebook- hubo quienes supieron leer las señales. Bien leídas en un caso y mal en el otro.

En todo caso, en estos cuatro años, los cambios fueron más allá de la tecnología o de lo económico. Han sido culturales, hemos variado nuestro foco y nuestro comportamiento social.

¿Acaso percibimos igual que hace cuatro años la necesidad de la tecnología móvil? ¿Acaso vemos la política de difusión municipal o la sociabilidad de las marcas de igual manera?

Pues en los próximos cuatro años, la “transparencia obligada” y los hijos de Wikileaks van a cambiar nuestra visión en general y nuestra percepción de las marcas, en particular.

Pongo por teoría que en un escenario futuro donde las manchas surjan rápida y públicamente a la superficie, una marca probadamente limpia, saldrá ganando. Pero así como en la web social no hay marca 2.0 sin empresa 2.0, no habría marca limpia sin una empresa transparente que la sostenga.

Para los amantes de los placebos, seguro hay tiempo de sobra para prepararse ya que hablo del futuro. Aunque ese futuro sea en 2014


Comentario al pié: cuando un post te desborda, puedes sintetizarlo o cortarlo por partes. Esta vez en un exceso de ego, me he decantado por la segunda opción. Mañana vengo con la segunda parte.

 


 


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