Revista Educación

2020

Por Siempreenmedio @Siempreblog
2020

Te perdono, año 2020.

Nos cebamos contigo porque se han perdido decenas de miles de vidas por el camino, porque otros que se han quedado han visto deteriorada su salud, y otros muchos vivimos con el miedo a ser los próximos en caer. Es injusto que volquemos nuestra rabia en responsabilizar a un año de los males de un sistema sanitario en el que se invierte mucho dinero y que tiene unos profesionales de primera, pero que se ha colapsado en todo el planeta. Recordemos siempre el efecto placebo que nos aplicamos los primeros días, cuando decíamos que solo era un catarro, que solo estaba en China, que no va a llegar. Se convirtió en pandemia y llegó.

Claro que llegó. De hecho, le abrimos puertas y ventanas, nos encerramos un tiempito hasta tenerlo más o menos controlado, nos pusimos -algunos- la mascarilla y aquí seguimos, conviviendo con él. También es injusto que culpemos a 2020 por ser víctimas de una oleada y otra, de estar confinados hoy y mañana no, pero el pueblo de al lado sí y el otro también. Quizás sea responsable el que no se protegió y no nos protegió, saltándose unas normas que nos obligan a todos por igual.

Creo que no es tu culpa, 2020, que haya coincidido tanta desgracia junta. Hoy te maldecimos porque no podemos abrazar y besuquear con libertad, porque nuestras fiestas y reuniones desde hace mucho se reducen a cuatro convivientes y una videollamada, y no vamos a brindar y beber hasta caernos de culo. No habrá carnaval, no habrá Semana Santa, no habrá fallas, no habrá Eurovisión, no habrá fiestas de pueblo, no habrá, no habrá...

Tampoco creo que sea por ti, año viejo, que miles de personas teman por su futuro laboral o por su empresa, o por si van a poder comer esta noche. Antes de que 2020 empezara a asomar, ya andábamos inmersos en un sistema improductivo, volcado en el volátil sector servicios que se debería traducir en sector consumo, en el que hemos devorado territorio y recursos sin pararnos a pensar en el porvenir.

En 2019, en 2018, en 2017... Son muchas décadas y generaciones de inseguridad y desprotección para el trabajador y para el pequeños empresario, de salarios indignos, con desigualdad, sin formación para el empleo, a merced de la crisis económica que otros se inventan, víctimas de un sistema que favorece la corrupción de unos pocos que se llenan las manos incluso a costa de nuestra salud o de nuestro territorio, aceptando sumisamente que nos dividan como sociedad, mientras no se nos garantiza más que una cosa: Consumir para ser felices.

¿Es responsabilidad de 2020 que nos hayamos puesto a comer como cerdos? ¿El que no hayamos aprovechado estos meses posteriores de controlada libertad para hacer algo de ejercicio? ¿Es su culpa que no tengamos un mínimo respeto por nuestra alimentación?

Cambiaremos de año, pero el que tengo que cambiar soy yo. Tenemos que cambiar nosotros. O como se puede leer en los discursos conectados de Buda, "Cien mil elefantes, cien mil caballos, cien mil carruajes tirados por mulas, no valen ni una dieciseisava parte de un paso adelante".

Este año me han enseñado la importancia del perdón y creo que poco a poco voy comprendiendo su verdadero significado. Ese mismo perdón que pido para 2020 lo pido para humildemente para mí. Si en algo fallé en estos doce meses que ahora terminan, si no fui aquel que debía ser, y si cometí algún error, créeme que no fui consciente de ello. Intento ser la mejor persona posible, pero muy pocas veces lo consigo. Confía en mi buena voluntad y en lo mucho que nos queremos, pensemos en todas esas vidas y esos proyectos que quedaron atrás. Empecemos este nuevo año sin resentimiento.

Gracias a quienes han estado, a quienes son parte de la solución, a quienes me aman. Gracias eternamente a la vida. Solo por este reencuentro con mi pasión por la escritura mereció la pena 2020. Feliz año 2021.


Volver a la Portada de Logo Paperblog