Era un día, tan común y tan corriente…tan común y tan claro… extraviada lejaníaque vino a parar al lado de mis pies.La constitución de aquel díasobre la superficie de una sofocación de antaño,en él, la violencia anterior abortaba por sí sola…testigos estelas inertes de la paz.
Aquel día lo recuerdo bientabla de ajedrez de la megalópolis…con las piezas, extravagancia de un epigrama…con peones insignificantes que caminabanpara acrecentar…
edades en los laberintos de la fábrica.
Me gustaría conjugar el figurativomemoria metal de la forma…un motor de la dependencia, en donde todosestaban…. aunque ya,en la correspondencia mutua no había nadie.
No existía metamorfosis en el ser… ya no obróla improvisación de la nostalgia, ni tampocotenía un puesto de honor el instinto…era alusión la belleza, engranada al pistónlos cables, la válvula…. caracterizandoun resultar infiltrado de cuadriculados.
La individualidad, no más queun pasado que ahora decían los maestros,insidias de los que desean soñar en lo primitivo…que ahora decían los maestrosla individualidad, no más que una calumnia,un absurdo de los rebeldes que contaban sobre esperanzas de sus historietas.
!Y qué nadie se coma de estos cuentos!
Lo que existía en las médulas manipuladas de los vecinosno era raíz autentica de lío, no era intriga
ni tampoco habladurías.Era el futuro motor a cuatrotiempos del diletantismoy una sugerencia fundamentalista del consumo.
El yo perfecto fue una persecución de valores…ecológicos de la mentira belleza ficticia.Polímeros monumentos de las décadas, óptima intriga de la eficienciade una edad anterior al principio de la querella.
Obsequiada por el gran hermano
fue la impermeable moral de los participantes,que lloran juntos, como en la antigüedad
lo hacían otros personajes... que trataban de
reír en los clubes de la carcajada.
Cada quién para cada cuál... ! y qué se jodan!,
los mediocres que trataron de erradicar el hambre
Un filtro moral diseñado por la parálisis mental,la felicidad de aquel entonces... que ahora después... ahora en este mismo día
insinúan los maestros a sus amaestrados... virtual derroche sin albedrío
es el derecho ahora... ahora, de los que parece se defienden
con lágrimas rebuscadas,
muy clara la cosa... porque no las tienen...
ni siquiera tocando al cinismo, de los clubes antiguos
de la carcajada de las multinacionales.