Revista Cultura y Ocio

21.- De amigos y enemigos: reflexiones sobre las revoluciones en los países islámicos

Publicado el 26 febrero 2011 por Javiersoriaj

Asisto asombrado estos días al “olvido” de tantos discursos hasta hace nada intocables, sobre los países “árabes” que copan la actualidad mundial. ¿Dónde están los fundamentalistas islámicos a los que las tiranías que ahora se tambalean suponían el freno necesario? ¿Cuántos años de retóricas vacías y mensajes generadores de miedos a fin de conservar los beneficios geoeconómicos del área? Ayer, los tiranos del norte de África eran los amigos de Estados Unidos, la Unión Europea y España. Hoy, algunos de ellos se han convertido en los enemigos, ya que nos hemos dado cuenta de repente de lo que hacían con sus pueblos. Eso sí, les vendíamos armas y firmábamos tratados económicos indecentes porque “eran buenos para España” (Pepín Blanco), para la UE o para Estados Unidos… De la noche a la mañana, sin embargo, nos hemos dado cuenta de que casi todos ellos eran horribles dictadores corruptos que malgastaban las ayudas a mayor beneficio personal, mientras sus pueblos oprimidos perecían en la pobreza y en la represión continuada.

Claro que también puede ser que yo sea muy mal pensado, y en realidad, los grandes intereses del “mundo libre civilizado” sean los de mirar por la población, y el hecho de que mientras se cuestiona la política llevada a cabo en Egipto, Túnez, Libia… no se diga nada sobre Marruecos, Arabia Saudí o Qatar simplemente se debe a que en estos países no hay tiranías que atentan contra los derechos humanos… al menos hasta que estallen revueltas y hagan que tenga que cambiar mi posición para no significarme contra lo que supuestamente predico.

Al final, supongo que hay que volver a Carl Schmitt para darle la razón en su concepción de “lo político”. Carl Schmitt decía que la política y lo político simplemente se basaba en saber quién era mi amigo y quién mi enemigo. Terminó muy cerca del III Reich, pero eso no quita (ni se la da, por otra parte) validez a su pensamiento. Y amigos y enemigos cambian. Quien ayer fue mi amigo, ya que era enemigo de mi enemigo, hoy es mi enemigo, pues mi anterior enemigo ya cayó y yo tuve que buscar otro para justificar mis gastos militares.
A mi amigo, ayer le di todo: dólares, armamento y entrenamiento militar. Desagradecido, hoy, convertido en enemigo, vuelve todo eso contra mí.
Saddam Hussein fue el aliado de Estados Unidos durante la guerra entre Iraq e Irán en los 80, cuando el régimen de Jomeini era el gran enemigo. Estados Unidos le proporcionó, además de dinero y armas, las infraestructuras para las armas de destrucción masiva, que nunca se hicieron. En 1991, con Bush Sr., el amigo pasó a ser el enemigo, y en 2003, con Bush Jr., Saddam ya no sólo era el enemigo sino que había pasado a ser Satán. La excusa de las Armas de Destrucción Masiva [recordad que el ADM más potente jamás inventada es el capitalismo neoliberal] dio justificación a la invasión: “debía haberlas, porque le dimos los medios al amigo para que las desarrollara”, si bien la ONU negó rotundamente que las hubiera antes de que Estados Unidos y demás solícitamente “liberaran” Iraq.
Blair y Aznar (los amigos, o quizá amigotes, de Bush) rechazaron la soberanía popular y las demandas de sus pueblos, a los que teóricamente representan,  para apoyar sonrientes y felices (ver fotos de las Azores, muy divertidos los tres, con Durao Barroso dando la bendición europea) la cruzada por “la democracia y la libertad”. Luego, Aznar y Bush siguen mintiendo sobre el tema, diciendo que “no sabían en aquél momento que no había ADM”, mientras Tory Blair, al menos, se dignaba a reconocer lo contrario. La fecha del inicio de la guerra es fácil de recordar: 20/03/2003, y la repulsa mundial, fácil de ver, en la multitud de manifestaciones en tantas ciudades del mundo. El otro supuesto amigo, el pueblo iraquí aplastado por la tiranía de Saddam, eso sí, no salió a recibir a los paladines de la democracia y la libertad con banderitas, como debía.

Osama bin Laden fue adiestrado y financiado generosamente por Estados Unidos cuando los mujahidin eran los “guerrilleros por la libertad” frente a la invasión soviética de Afganistán. Hoy es el enemigo número uno (¿o ya ha dejado de serlo, dado que parece que la amenaza del terrorismo fundamentalista se ha esfumado, al hilo de las revueltas pro-democracia de tantos lugares?), si es que sigue vivo, y los guerrilleros por la libertad son los fundamentalistas talibanes. Por cierto, los que no han cambiado han sido éstos, los fanáticos barbudos.
Y además Estados Unidos lo mostró con orgullo. Si no lo creéis, ved la “fantástica” película Rambo II, donde se muestra con absoluta claridad. ¡¡Y Hollywood no suele equivocar el mensaje propagandístico propio de cada momento, ni lo que debe hacer en bien del país (y por tanto del mundo, dada su tarea mesiánica), como demostró en la “caza de brujas” de McCarthy!!

En estos días, nos tocan otros tiranos. Mubarak fue generosamente financiado por Estados Unidos, con cifras cercanas a los 1.500 millones de dólares anuales, quizá porque era más importante como pieza del juego estratégico en relación a Israel que como garante de las prédicas de supuestas defensas democráticas y de libertades. Gadafi pasó de ser el tipo más perverso (al que incluso se bombardeó a fin de eliminarle) a un aliado útil, con el que se podían negociar jugosos contratos económicos. Aznar en 2003 recibía regalos y se fotografiaba sonriente con su amigo, teniendo el glorioso orgullo de ser el primer líder “occidental” que visitó oficialmente Libia. Y en 2007, en la visita de Gadafi a España, incluso tenía con él una cena privada. Luego le recibieron el presidente Zapatero, el rey, y el alcalde de Madrid, Gallardón, que no quería perderse “la fiesta” y también se apuntó al homenaje. Zapatero, además, devolvió la cortesía el año pasado, viajando a Libia, donde fue recibido “con honores militares” y firmó contratos de comercio e inversiones muy favorables para España. Y Trinidad Jiménez justifica las acciones de Mohamed VI (el hijo del “hermano” del rey) contra los saharauis, y Bono visita a Obiang

¿Quién son ahora los amigos? Por cierto, la OTAN comienza a prepararse en Libia, a fin de defender los intereses petrolíferos de “occidente” (huy, perdón, para defender al pueblo libio). Todavía me sigo preguntando por qué existe una organización cuyo tratado fundacional (¡¡¡de 1949!!!) decía que se constituía como una organización defensiva frente a la expansión del comunismo. Obviamente, tras la caída del muro y del telón de acero y… hubo que reconvertirla a algo que permitiera seguir justificando los gastos armamentísticos y derivados que repercuten en el desvío de dinero público a los grandes intereses corporativos.

Todavía no sé si estas revueltas/revoluciones tendrán el alcance de lo que supuso el “fin del comunismo”, pero sí tengo claro que lo único que defendemos es el interés económico, y todo lo demás está supeditado a él. Si Huntington lanzó el choque de civilizaciones que tanto ayudó a generar situaciones indecentes, la apuesta por la alianza de civilizaciones parece hoy olvidada… quizá en el momento en que más habría que apostar por ella, cuando los mensajes que se nos lanzan es que “no somos el otro, somos vosotros”. Obviamente, queda claro que eso, en el fondo, nos da igual. Pero no el petróleo.

Amigos y enemigos, pues, los que procedan en cada momento, y grandes ropajes para grandes discursos que quedan enterrados bajo las verdaderas motivaciones: los intereses geopolíticos y geoeconómicos.  ¿Quién es mi amigo? el petróleo. Todo lo demás está de más.


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