Se celebra desde siempre, creo que desde que se creó la misma Humanidad. Es la fiesta del sol, del fuego… Hoy es un día mágico, como el que más! La luz se hace evidente y vence a la oscuridad, convirtiendo a este día en el más largo del año. Y, como no podría ser de otra manera, es la noche más corta! Hoy en el Hemisferio Norte empieza el verano, esa estación que trae sol y calor, color y aroma en miles de frutas variadas y en el ya cálido mar…
¿Quién no recuerda la ilusión de un niño cuando llega esta época del año, en que acaban las clases y empiezan las vacaciones? ¿Quién no volvería a revivir la infancia en esas vacaciones de 3 meses, llenas de tiempo libre y de miles de aventuras y tesoros por descubrir? Mar o montaña, qué más da! Las carreras en bici y excursiones, el encuentro con los abuelos y demás familia, los cuadernos de deberes de vacaciones, el descanso en la sombra bajo aquel frutal, las charlas interminables con los colegas de aventuras, el día sin horarios en que lo único que costaba era ir a dormir, los prados amarillos recién segados, la hora calurosa de la siesta, el paseo vespertino tomándose un helado, los castillos en la arena o las cabañas de madera en aquel viejo árbol, ese primer beso a escondidas, las sillas apostadas frente a la fachada recalentada tras largas horas de sol…
Ese es el sueño de cualquier verano, que renace cuando vuelve, cada año igual! Solo que hoy, ahora, hemos crecido y a veces no somos capaces de verlo y de vivirlo igual, con ilusión infantil! Aunque el verano, hoy y siempre, es un tiempo para tí, quizás por eso es un tiempo para el amor! Amor a tí mismo, a los seres queridos o a lo que te rodea, esa Naturaleza que explota en luminosidad! Tiempo para reencontrarte y compartirte con los demás! Tiempo de confidencias, amantes y complicidad. Tiempo para descansar, siendo tu mismo y dejando atrás ese personaje infeliz y estresado que eres durante el resto del año, cuando vas a trabajar. Tiempo para recordar, para vibrar, para disfrutar de la calidez humana, de la canícula, de todo aquello que te haga feliz y te ayude a descansar!
Pero, como en la propia vida, al lado de su luminosidad también está la oscuridad. Por eso en una noche como hoy se celebraban los akelarres con brujas y ciertos ritos iniciáticos, las hogueras que quemaban lo viejo y los recuerdos que no hace ya falta guardar, porque ocupan demasiado espacio en nuestra casa… y en nuestro corazón! Esta noche es corta, pero sin duda mágica y, como tal, fugaz! La piel ensalibada por el calor y brillante en la oscuridad también enciende pasiones, caricias y susurros con complicidad, frente a ese mar plomizo y sereno, en la oscura playa o en ese rincón oculto de ese bosque frondoso y fresco, junto al lago plateado allá donde nace el arcoiris…
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