TASTE EN EL MARQUEE (martes 21 de julio de 1970).
No sólo se produjeron escenas increíbles dentro del Marquee el martes, cuando los Taste destrozaron por completo el récord de taquilla de todos los tiempos que ostentaba Jimi Hendrix, sino también fuera, en la acera.
Tal era el tráfico peatonal en Wardour Street, que los Taste organizaron rápidamente una segunda actuación inmediatamente después de que se vaciara el Marquee y se volviera a llenar rápidamente con sus entregados seguidores.
Dentro el ambiente era subtropical, la gente prácticamente se agarraba a las paredes, se sentaba en el escenario e incluso se tumbaba debajo del piano para conseguir una posición ventajosa. Yo contemplé el espectáculo desde mi tribuna, encima del piano de cola.
Hace poco escribí que Alvin Lee era el último de las grandes estrellas británicas de la guitarra.
Esto no pretendía en absoluto reflejarse en Rory Gallagher, porque es irlandés. Pues junto con el batería John Wilson y la imponente figura de Richard McCraken al bajo, son sin duda alguna la banda de blues más completa y estimulante que existe.
Ante su agradecido público demostraron que no hay nada pretencioso, efectista o de cebo para el público en su actuación. Es simplemente música honesta y buena, con la banda disfrutando tanto como los espectadores.
Todos y cada uno de los números fueron recibidos con rugidos de reconocimiento, ya que dieron al público un subidón de adrenalina con versiones rockeras de «What's Goin' On» y «Highway 21», entre otra docena de sabrosos bocados.
Fue una velada en la que ni Rory, ni John. Richard ni los habituales del Marquee olvidarán en un abrir y cerrar de ojos.
«Nunca he visto una banda mejor en directo que Taste. Rory había aprendido al principio de su carrera que el secreto de un gran concierto no es tocar para el público, sino tocar con él. Cuando Rory se agachaba sobre el escenario, tenías la sensación de que, si hubiera querido, podría haber levitado y haber continuado con su magia de las seis cuerdas a unos 15 centímetros por encima de las cabezas del público. Era un maestro artesano. Pero también era un chamán musical, un artista de la cuerda floja, un hechicero. Si alguien me dijera que por fin se han descubierto pruebas fotográficas que confirman que Rory levitó en pleno solo aquella noche incomparable en el Marquee en la que batió todos los récords, me lo creería. Esa combinación de tiempo, lugar y artista fue perfecta. Taste 'live at The Marquee' está ahí arriba como aspirante al mejor concierto de rock 'n' roll de la historia». -- Paul Charles, de su reciente libro «Adventures in Wonderland» Paul acabaría convirtiéndose en el agente de Rory en 1986.