No quería hablaros de uniformes y libros de texto si no, de ese momento que nunca sabes como apaciguar: ¡el madrugón!
Hay madres que comienzan una semana antes a despertar a los niños a las siete de la mañana para que vayan adaptándose pero yo siempre pienso, "pero ¿para qué adelantarles una semana el sufrimiento?" ¡Odio tanto madrugar!
El caso que, al final, lo que hago es no despertarles a las siete pero sí a las nueve de la mañana que, teniendo en cuenta que ahora se despiertan a las once, ya es suficiente madrugón.
Pero, al final, no os voy a disertar sobre ésto (aunque acepto recomendaciones y sugerencias), hoy os voy a hablar de la imaginación y la mente de los niños. Voy al grano.
En el jardín de nuestra casa de verano tenemos una horrible gallina con su horrible marido el señor gallo que mi no horrible marido (en su mal gusto) compró para adornar el jardín. Y también tenemos un hada madrina que viene tres días en semana a cuidar de nosotros y que nos trae huevos de sus gallinas "verdaderas"
La gallina mágica con su marido el señor gallo posando para la foto
Y siempre que viene, deja un huevo en la gallina que, el niño de seis años, recoge todo ilusionando y convencido de que la gallina pone huevos "sólo los días que hace sol" y no, los lunes, miércoles y viernes que es cuando viene el hada madrina.
Estaréis conmigo que es sorprendente. ¿Cómo puede ser que esa cabecita tan bien amueblada, que utiliza la tecnología más adelantada con los ojos cerrados, crea que la gallina es mágica? Pero además es que está tan convencido que se lo cuenta a todo el mundo como algo tan normal: la gallina es mágica y pone huevos sólo los días de sol.
Está claro que, por mucho que sean mentes abiertas y mucho más adelantadas que nosotros a su misma edad, la inocencia de un niño de seis años es la inocencia de un niño de seis años. Y doy gracias porque, en su mente, siga existiendo la magia y la fantasía y pido porque le dure muchos años más.
Que ya tendrá tiempo para realidades duras y sufrimientos.
¿No os parece increíble? ¿Tienen vuestros hijos tanta imaginación?